Capítulo IV: "La Propuesta".

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Me he preguntado a lo largo de mi corta/larga vida que se siente ser una persona normal

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Me he preguntado a lo largo de mi corta/larga vida que se siente ser una persona normal.

Ya saben, una persona a la que nunca atacan llamándola rara, que no tenga un nombre ridículo al cual nombre a una parte tan azulada de nuestro mundo, que no tenga un peculiar y extraño daltonismo de la cual nunca antes las personas tuvieron... Y claramente una depresión fervecente que da altos niveles de amargura y ganas de morir.

He estado pendiente de ello varias veces. Es decir, no quiero sonar acosadora, pero, en el colegio siempre suelo ver a Liam en varias situaciones. Con amigos; con amigas; en su equipo de lacrosse y en esgrima. Veo como es su día a día y la mayoría de veces se la pasa con una sonrisa amistosa. Es por eso que fue reconocido como el mejor compañero del colegio.

Y es que la verdad se lo merece.

Mi mejor amigo es la mejor persona de toda esta gente falsa, estúpida y enferma de poder que camina por los pasillos del colegio. Él puede cambiarte el ánimo en menos de dos minutos y a pesar de que no me guste que jueguen con mi inestabilidad emocional, él puede hacer que ese cambio sea agradable.

Es por eso que me gusta observar su vida y de a pocos momentos, anhelarla.

Quisiera saber que se siente el que tu vida no pelee contra tí y que de alguna forma, ambos se sientan amor mutuo.

Pero, siendo sincera, no entiendo como Liam puede ser mi amigo; tal vez porque desde pequeños nos conocemos y desde entonces nos convertimos en mejores amigos. Aún sabiendo que yo nunca más volveré a ser esa niña de hace años, él me sigue queriendo de la misma forma que siempre lo hizo.

Es lo más valioso que tengo...

Pero, volviendo al tema, desde hace años he admirado y visto desde las sombras a todas aquellas personas que de alguna manera tienen una vida normal y se consideran medianamente normales.

Tal vez para intentar comprender más allá de los límites corporales la diferencia de vida que conllevamos los depresivos con los normales.

Pero, hoy... No es el caso.

-Rara coincidencia que nos encontremos en un mismo día, Cielo- Me ofreció la mano con una sonrisa burlona -Y del mismo modo.

¿El por qué? Porque Theo Arthur es infinitamente más raro que yo...

-Es la peor pesadilla que me puede ocurrir- Me levanté nuevamente del suelo sin utilizar su ayuda, comencé a caminar a toda prisa.

Sin embargo y como era de esperarse la garrapata comenzó a seguirme. Dios, ¡Qué molesto!

-¿Por qué lo dices? Yo considero que es destino- Dijo caminando a mi misma velocidad, la cuál era bastante rápida, pero al parecer a él no le importaba. Gruñí.

-¡Qué genial destino!- Exclamé sarcástica -¿Me sigues solamente para hablar de destino? Porque mi destino ahora mismo dice que desaparezcas de mi camino... ¡Y de mi vida!- Grité furiosa.

Mi vida pintada en azul. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora