Capítulo I: "Mis todo".

31 10 11
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hora de despertar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hora de despertar. De abrir los ojos y ver mis demonios. De enfrentar nuevamente la mierda de vida que tengo. De volver a respirar conscientemente de que no quiero.

Cuanto pagaría por tener que dormir cada momento de la vida que me sobra. Ser Aurora sin tener una salvación, ser un ser vivo no vivo.

Estar en el único lugar donde no existe el mundo, donde soy solo yo y mi consciente tratándose de mis demonios, la soledad y yo.

Cuanto pagaría...

Levanté poco a poco cada parte de mi cuerpo, sintiendo lentamente la pesadez de mis huesos yendo en contra de la gravedad. Cuanto cansancio...

Puse mi pie izquierdo y luego mi derecho. Me quejé. Qué buena forma de empezar el día.

Impulse mi cuerpo para arriba, me tambalee un poco. Me volví a quejar.

Hice unos pasos hasta que levante mi mirada y vi un inmenso espejo de cuerpo entero. Gruñí. Maldigo el momento que mi madre hizo colocar un espejo en mi habitación.

"-Necesitas verte un poco más, nunca te hemos visto viéndote por un espejo; arreglándote. Tu psicólogo lo considera algo muy bueno para comenzar-". Mi mamá y sus explicaciones sin sentido.

No necesito ningún espejo porque no necesito verme nunca a la cara. ¿Acaso quieren que vea una muerta con vida? ¿O que me odie más de lo que hago? Creo que ellos no les gustaría, aunque puede volverse una tentación. 

Me pregunto si puedo llegar a un odio nunca visto antes, puesto que, el odio que tengo ahora es más fuerte de lo que una persona puede soportar. Y, ¿Quién ha dicho eso? Mi psicólogo.

"-Te odias más de lo que una persona mayor pudo haber hecho en toda su vida."

Diría que me destrozó el alma. Pero mi alma esta tan llena de odio que ni siquiera se inmutó a llorar.

Me acerqué con paso firme a mi espejo, lo tomé entre mis debiluchas manos y con más fuerza de la que esperaba, lo giré en dirección a la pared, dándome la espalda.

-Mucho mejor- Me dije a mi misma.

Caminé pesadamente hasta mi armario, abrí su puerta y tomé la única vestimenta que resalta entre las oscuras. Mi uniforme azul, según yo, -creo que es pollera y corbata bordo con camisa blanca-.

Mi vida pintada en azul. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora