De poetas y recolectores

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En la historia de los recolectores, nunca había sucedido que el artista se viera en un momento. ¿Qué quiere decir "verse"? Para explicar un poco este punto, debemos hacer una simple analogía: el momento, para el poeta, es como la escena de una película. Lo que hace cuando el recolector se lo entrega es reproducirse, como si un pequeño botón de play se activara. Generalmente, un artista necesita un momento cuando los suyos ya no le son suficientes para inspirarlo, por lo que mira el de otro y de allí se le ocurre una idea. ¿Qué probabilidades había de que el soñador, de todos los momentos de su vida, eligiera uno en el que se viera el artista? Casi nulas. Pero como "casi" no es "total", Kim Jonghyun se había visto en el momento de Kim Kibum.

Por lo que, en un impulso, había bajado las escaleras corriendo de la habitación. Tomó un saco y sus llaves y dejó el lugar. Taemin, al escuchar que la puerta se cerraba, entró a la habitación y miró lo que Jonghyun había escrito en sus notas:

—"El chico de la estación" —leyó en voz alta.

Estiró sus alas nuevamente y salió por la ventana. La vista de los recolectores era muy buena, era una herramienta necesaria para encontrar a los soñadores a distancia. Desde la altura, Taemin siguió a Jonghyun, aún no estaba seguro de que el poeta saliera de su bloqueo. El zumbido era ahora un poco más bajo, pero aún estaba allí.

Jonghyun salió del apartamento y el aire de la noche le revolvió su cabello. Corrió hasta la esquina y miró hacia ambos lados antes de cruzar. La bocina de un auto sonó muy cerca. Llegó a la otra esquina. Siguió corriendo, ¿a dónde? Ni él lo sabía. Cuando se topó con un semáforo en rojo se detuvo a descansar. Miró la hora, eran las dos de la madrugada. Revolvió su cabello con frustración y decidió que era hora de volver a su casa, no lo encontraría a esa hora.

Taemin volaba sobre él sin entender mucho qué le sucedía, supuso que quería ir a buscar a Kibum, pero no estaba seguro de eso, por lo que decidió que esa noche se metería en la cabeza del poeta, en contra de su deber como recolector.

Jonghyun se tiró en la cama una vez que llegó a su habitación. Parecía que aquel golpe de inspiración no lo había ayudado en nada, solo pensaba que quería ver a aquel muchacho una vez más, pero no sabía ni dónde empezar a buscarlo. ¿La estación? ¿Acaso tomaría siempre un metro a la hora que lo vio? ¿Sería de la ciudad? Todas aquellas preguntas hacían que el corazón del poeta se estrujara y que su pecho doliera. Recordó que ya lo había buscado, muchas veces, sin éxito. Siempre esperaba verlo, pero en un momento, se volvió un imposible. ¿Por qué, entonces, se había visto a sí mismo en aquella especie de escena? ¿Por qué se encontraba riendo con él, viéndose a través de los ojos del otro? ¿Era una señal?

Taemin miraba desde la ventana al hombre rodando en la cama, estaba esperando el momento preciso para saltar al sueño del poeta, cuando unas manos lo tomaron.

—¿Qué crees que haces, Taemin? Te estábamos viendo desde el cuartel. Ni se te ocurra entrar—dijo Jinki.

—¡Suéltame!

—No, escúchame. No puedes ir ahí.

—¿Por qué? No hay un argumento válido para que no lo haga.

—Lo dicen las reglas, eso debería ser suficiente.

Como en todo lugar donde hay muchos seres trabajando y conviviendo, y más estos seres especiales que ayudaban a los humanos, había reglas. Las reglas habían sido escritas por los primeros recolectores y, según los más fieles devotos, había sido lo que los había mantenido a salvo de todo mal desde tiempos inmemoriales.

—¡Las reglas están obsoletas! Las hizo un viejo hace años.

—Las reglas nos mantienen seguros.

El recolector de momentos [Jongkey]Where stories live. Discover now