De poetas y soñadores

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Jonghyun se despertó muy temprano al otro día, ansiaba ir al encuentro de Kibum. Se había quedado dormido con la ropa que traía puesta y que definitivamente no usaría para verlo. Se dio un baño pensando en todo lo que podría decirle:

—¿Qué puedo decirle?

Que, evidentemente, no era mucho.

—Desde que te vi... tus ojos... No, eso es cursi.

Mantuvo un monólogo consigo mismo que esperaba que se convirtiera en diálogo. Quería encontrarlo ahora, pero eran las seis de la mañana y dudaba mucho que la tienda de discos abriera tan temprano.

Mató su tiempo revisando su blog, donde subía sus escritos. Tan populares eran que un día, un editor se contactó con él para que hiciera un libro. Jonghyun estaba muy emocionado, pero el plazo de entrega del manuscrito se vencía y desde hacía meses, cinco para ser exactos, que no podía escribir nada.

Leyó nuevamente los mensajes que dejaban en sus escritos, todos se preguntaban dónde andaba y por qué no estaba escribiendo, que extrañaban sus publicaciones. Él también se extrañaba, no se hallaba a sí mismo sin escribir, deseaba hacerlo, pero no podía. Algo se lo impedía. Algo o alguien.

Se durmió sentado en la silla y cuando se despertó de un sobresalto miró la hora: diez de la mañana. Corrió hacia abajo, no tomó el ascensor, debía desperdiciar energía en algo. Bajó las escaleras, saludó a los inquilinos del lugar con un rápido "hola" y no contestó los "¿a dónde vas tan rápido?" que sintió al pasar.

Buscó en su celular la ubicación de la tienda de discos, estaba a unas veinte cuadras de allí. ¿Cómo nunca se le había ocurrido parar allí a ver algo? "Quizás el lugar no es muy llamativo", pensó. Pero al llegar se dio cuenta de que había pasado muchas veces por allí, y que el lugar sí que llamaba la atención con sus frescos colores y hermoso diseño. Correr no había servido de nada, la adrenalina estaba en su cuerpo y no podía regularla. Se paró frente a la puerta de vidrio y pensó en que quizás todo había sido parte de un sueño, que Taemin no existía y que otra vez, se había dejado llevar por una ilusión.

Pero en ese momento lo vio. Estaba acomodando unos cd's y reía con su compañero que estaba en la caja. Creyó que alguien pasó por detrás cuando un viento fugaz le acomodó el cabello. Temblando, empujó la puerta y entró.

La música sonaba lo suficientemente alta para escucharla pero no tanto para aturdir. Para no ir directamente a su encuentro, fingió que buscaba algún disco dentro de la categoría "rock". Pasó sus dedos y comenzó a mirar uno por uno. Miró por encima de su hombro y vio que el muchacho no se acercaba, no lo había visto.

—Tenemos gente —escuchó decir a alguien.

—Oh, no me había dado cuenta, disculpa.

Y Jonghyun se puso más nervioso.

—Buenos días, ¿puedo ayudarte en algo?

El corazón de Jonghyun se detuvo por un segundo.

—Sí, ¿sabes de un disco que se llama "Te vi en la estación del metro"?

Jonghyun dejó de mirar los cd's y se encontró con la mirada del rubio, quien dejó caer el disco que tenía en sus manos. Los dos se agacharon a levantarlo, pero Kibum lo levantó más rápido.

—¿Me recuerdas? —se animó a decir Jonghyun.

—Sí, yo te recuerdo —apretó el disco entre sus manos—. Qué coincidencia vernos aquí.

—No es una coincidencia, te he estado buscando desde que te vi.

—¿Puedo preguntar por qué?

—Porque creo que, sin intentarlo, te quedaste en mi cabeza.

Kibum y Jonghyun se miraron cuando nadie miraba. En la estación de metro todo el mundo estaba altamente ocupado en sus cosas: aquella mujer de allá estaba nerviosa por su entrevista de trabajo, aquel hombre iba a cuidar de su mamá que estaba enferma, aquel niño iba a ver a su hermanito por parte de madre que acababa de nacer. Todos, absolutamente todos, estaban pedientes de sus vidas, lo normal. Solo miraban ocasionalmente hacia delante cuando veían un metro aproximarse.

Pero ellos habían levantado la vista. Uno de un libro y el otro de un folleto. Ambos estaban apoyados en la misma columna, pero algo los hizo voltear y verse. Se sonrieron, se gustaron.

—¿Qué lees? —preguntó Kibum

El principito, mi favorito —dijo cerrando la tapa para mostrárselo—. ¿Y tú?

—Algo sobre una vacuna, no es muy interesante pero es lo que tengo para leer.

—¿Te gusta leer?

—Mucho, pero, no me mates, no he leído El principito.

—Habrá que cambiar eso —extendió su libro hacia Kibum.

—No me dará el tiempo para leerlo ahora.

—Te lo estoy regalando.

—No, ¿cómo podría aceptarlo? No nos conocemos y...

—Lo he leído un montón de veces. Es mi buen acto del día, por favor acéptalo.

—De acuerdo, pero déjame darte algo.

Buscó en su mochila pero no encontró nada interesante. Miró el folleto y se lo extendió.

—Lo siento, es lo que tengo.

Jonghyun tomó su mochila y buscó algo también, sacó una hermosa pluma azul y se la extendió a Kibum.

—¿Por qué no le escribes algo? Así lo hará más especial.

Kibum la tomó y escribió algo y luego Jonghyun le pidió prestado el libro y escribió algo también. En eso un metro llegó.

—Debo irme —dijo Kibum— y corrió.

Jonghyun lo vio alejarse, sabiendo que ni siquiera le había pedido el número al chico, pero cuando lo buscó entre el mar de gente, pudo observar que el otro también lo buscó con la mirada. Se miraron hasta que el metro arrancó. Jonghyun abrió el folleto y con letras grandes decía: "eres muy lindo".

El recolector de momentos [Jongkey]Where stories live. Discover now