Al día siguiente, después de una noche larga y aburrida, me desperté. Con un short y una blusa, me acomode el cabello en un moño y me decidí por bajar a la cocina. Mi estomago empezó a gruñir con el olor de los panqueques recién hechos. Al parecer mi madre se despertó de muy buen humor hoy día. Baje las escaleras rápidamente y me detuve en el marco de la puerta de la cocina. En efecto, en la mesa habían unos hermosos panqueques calientes y sabrosos. Mi madre mientras sacaba el jugo de naranja de la heladera, noto mi presencia.
- hija voy a salir iré a comprar algunas cosas para que tu y Justin puedan alimentarse por lo menos un mes , y te dejare plata para los otros tres meses y otros gastos
Poso el jugo en la mesa y me hizo una señal para que me sentara y empezara a desayunar. Embrujada por el manjar que se hallaba ante mis ojos, me senté.
- ¿acaso eso no puedes hacerlo mañana? - pregunte pinchando el tenedor en el desayuno y colocandolo en un plato individual-
- no, mañana saldremos yo y tu padre junto con los padres de Justin al medio día y no habrá tiempo
- cierto olvide que se van mañana - comente algo pensativa -
- ya verás que pasa volando - toma su cartera colgada en la silla y dandome un beso en la frente se encamino a la puerta - hija lo olvidé, Justin viene en una hora a dejar sus cosas
- esta bien - dices sin prestar atención y concentrándome en mi desayuno-
Sirviéndome un poco de jugo de naranja y terminando de comer la delicia que mi madre preparo, me tome la libertad de alzarme un panqueque mas. Tenia mucha hambre y este tipos de desayunos no los tengo todos los días. Sonriendo empece con la segunda ronda. El timbre sonó en ese momento. Mis cejas se fruncieron. Mire el reloj y estaba segura que solo pasaron 10 minutos desde que mis padres se fueron y mi madre dijo que Justin llegaria en una hora. Era imposible que sea él.
Abrí la puerta encontrándome con mi vecina. La señora Martha es muy buena y amigable. No esta casada por lo que tiene tres raros y engreídos gatos. Normalmente viene a tocar a mi puerta para verificar que este bien cuando mis padres salen. En este caso venia a preguntar por un gato blanco. Al parecer se fue de la casa ayer y no apareció a la hora de la comida. Preocupada se veía pero no podía hacer nada. No lo vi en ningún momento. Cerré la puerta y volví a la cocina a terminar mi desayuno. Lo hice en poco tiempo y lo lleve al lava vajilla. Lave lo que utilice y guarde lo que sobro en la heladera.
Mi teléfono vibro en la mesa. Al parecer era un mensaje de texto. Lo tome y mire la pantalla. Al parecer Andres me mando el mensaje. Sonriendo de lado me dirigí a la sala. Andres es un chico de la escuela, apuesto y se podría decir que es popular. Lo conozco gracias a que Mariana se hizo amiga de su amigo. Algo complicado, lo se pero así sucedió. Ahora, después de años de conocernos y tener confianza entre nosotros, somos algo mas que amigos pero menos que novios. Algo parecido a amigos con beneficio.
Me senté en el sillon de la sala, acomodándome y leí el mensaje.
Mensaje de textos
* hola preciosa*
Sonreí dispuesta a responderle.
* hola chinchoso*
*¿que haces?*
* aburrida, hablando contigo*
*¿quieres que vaya para distraerte?*
Deseaba que viniera, hace mucho que no tenemos nada mas halla que una simple conversación entre nosotros por lo que su oferta me daba a entender otra cosa. Teniendo en cuenta que Justin vendría en menos de media hora, tuve que negarme a su tentadora oferta.