Me desperté con mi usual despertador que se hallaba en mi velador. Aturdida por el sonido trate de apagarlo con un simple golpe. Molesta me levante. Viernes, solo este día mas y todo sera vacaciones. Eso me ponía de mejor humor. Nada de colegio por cuatro hermosos meses y luego todo volvería a la normalidad con mi ultimo año en la escuela. Bostece y sin que se me haga mas tarde me levante con los pies pesados caminando directo al baño.
Salí después de haberme bañado y secado el cabello con secadora. Envuelta en la toalla abrí mi armario y saque lo primero que pille para vestirme. Lista y en plan de hacerme una coleta salí de mi habitación, bajando las escaleras en dirección a la cocina donde estaba segura que mi madre me esperaba con el desayuno listo.
Lo comprobé cuando cruce el lumbral de la puerta. Mi madre como siempre se hallaba picando un poco de fruta mientras en la mesa se hallaba un plato con tostadas y un baso de jugo fresco. Sonreí para mi misma y salude llamando la atención.
- Bueno días - susurre tomando asiento en la mesa -
- buenos días mi vida ¿como dormiste?
Se dio la vuelta mirándome a lo que me sonrió como cada mañana. Le di un sorbo al jugo para después responder.
- Bien - pause - animada de que sea el ultimo día de clases
- claro
Soltó una leve risa mientras seguía con su trabajo de picar fruta. Mi padre no tardaría en bajar y a el le encantaba la fruta por la mañana. Terminando el jugo y dando otro par de mordidas a mi tostada , comprobé la hora. Se me hacia tarde.
- Me tengo que ir - anuncie mientras me levantaba de la mesa - voy a volver una media hora más tarde de lo inusual, iré con unas amigas a tomar helados después del entrenamiento
hable rápidamente, tomando mi mochila y colgandomela en los hombros. Arrincone la silla a la mesa esperando su respuesta.
- espera - limpio sus manos con un paño y volteo a mirarme- me olvide decirte. No iras hoy al entrenamiento. Te necesito aquí a la hora del almuerzo
- ¿que? - sorprendida pregunte - ¿por que?
- por que hoy vendrá una amiga a almorzar, hace harto no veo y la aprecio mucho - dijo tomando asiento ahora en la silla de la mesa -
- ¿ y eso que tiene que ver conmigo ?- dice furiosa y con un tono más alto -
No me gustaba faltarme a mis clases de baloncesto después de la escuela. Entrenar era algo que me encantaba. Cambien me molesto el hecho de no poder ir a la heladería con mi amigas. Justamente era hoy el cumpleaños de Mariana, una de mis mejores amigas. No podía faltar.
- ¿conoces a Justin? - me pregunto un poco estresada por la pequeña disecciona que llevábamos-
¿Justin? ¿pero de que rayos hablaba? Fruncí mis cejas sin comprender nada.
-¿ el famoso ese tal Justin Bieber? - dice cruzando los brazos mientras espetaba con molestia-
- Si - ablando la expresión - Su madre es amiga mía desde hace años y bueno ahora que se encuentra en la ciudad...
- entonces con más razón no voy a llegar - la interrumpí enojada-
- si vas a venir jovencita - dijo gritando del enojo - No entiendo tu comportamiento
- Ese chico es un asco - le dije sin rodeos -
- ¿Justin? Vamos hija ¿acaso te hizo algo malo para que lo juzgues de esa manera?
- Es un engreído, odioso - seguí hablando molesta -
- ¿pero que es lo que ocurre aquí? - entro mi padre en la cocina mirándonos a mi madre y a mi con confusión
- tu hija no quiere venir a comer con los invitados
- ¿ eso es verdad ?
Sorprendido me miraba, aun seguía ceñuda y con los brazos cruzados. Al parecer estaba decepcionando a mi madre. Después de todo no era la niñata buena y tierna con la que me confunde todo el tiempo. Eso era lo que menos me importaba, yo solo quería ir al entrenamiento y a la heladería con mi amigas. De todas formas asentí a su pregunta.
- Nada de eso, señorita. Vienes a comer como lo dice tu madre y nada de peros.
Rodee los ojos y deje salir todo el aire que contenía. El mundo era tan injusto conmigo.
- esta bien sales
Me di media vuelta y sin despedirme de ninguno de los dos, salí de mi casa. De seguro ya iba muy tarde, eso era culpa de mis padres. No me importaba en absoluto. Con el coraje aun en mi sangre camine a paso fuerte por el sendero que iba hacia la escuela. Odiaba el hecho de que mi madre sea una persona llena de contactos. Yo jamas me había enterado de que ella y la madre de Justin eran amigas ¿como era posible? ¿por que yo? ¿acaso la mas suerte me había encontrado y se las había arreglado para joderme la existencia? Tantas chicas en el planeta y justo yo, yo tenia que lidiar con ese estúpido.
Cerré mis ojos tratando de calmarme. Solo sera un simple almuerzo, una comida en la cual participare poco y me arrancare los ojos tanto como las orejas para no mirarlo ni escucharlo. Eso bastara para que no pierda la calma. Muy cansada ya me tienen la radio y las noticias con su nombre, sus canciones y sus constante chismes sobre su vida personal.
Ahora pensaba en como le diría a Mariana que no iría a la heladería con ellas. De seguro me odiarían, yo era la mas emocionada en ir. Deje salir una maldición y patee el polvo del suelo. A pocos metros de llegar al territorio escolar debía calmarme. Ahora lo único que quería, era que as horas del clases sean eternas.
***
Como me lo imagine Mariana se molesto cuando le dije que no iría con ellas y que le cancelaría el plan. No era mi culpa y trate de explicárselo, logro comprenderme. Propuso otra salida de aquí a unos días por lo que para recompensarla acepte sin pensarlo. Teníamos que festejar sus dulce 17, como ellas lo hicieron conmigo el día en que mi cumpleaños cayo.
Las horas de clases se pasaron volando. Santo cielos ¿enserio? La vida era tan PENDEJA que así pasa cundo no quieres que pase el tiempo. Lo hace más rápido de lo usual y lo mismo pero al revés. Mierda y mil veces mierda. Ya estábamos en la ultima hora, fue igual que un abrir y cerrar de ojos. Hace menos de media hora, desde mi perspectiva, estaba entrando en la escuela y ahora...ahora estaba acabando el ultimo periodo de clases.
Como si no hubiera pasado ni una hora, ahora me encontraba regresando a mi casa. Con la mirada en el suelo y la expresión sería. Mi humor estaba más que apunto de explotar, era hora de convivir con el tarado y no había nada que pudiera impedirlo. Igualmente, el camino hasta mi casa fue veloz aun que trataba de caminar como tortuga. Cuando menos de mi cuenta ya estaba al frente de mi casa. El auto Ferrari negro de ultimo modelo estaba estacionado justo en la vereda. Eso me daba a sobre entender que el nene millonario ya estaba adentro con sus padres. Debia admitirlo, era un hermoso auto. Robarlo entro entre mis planes. Una sonrisa apareció en mi rostro. Aparte la vista y camine hasta la puerta.
Tome las llaves de mi casa y las introduje en el cerrojo. Destrabe el seguro y tome el pomo para poder entrar. Gire la perilla y volví a guardar mis llaves mientras entraba a mi casa.
Me encontré a los invitados de golpe. Todos en la sala en una conversación amigable estaban esperándome. En ese momento me puse nerviosa. Entre despacio, sin que hacer nada brusco. Sus ojos estaban puestos en mi. Los ojos de cada uno de ellas a excepciona de los de Justin. El solo miraba su teléfono, quitando importancia a todo a su alrededor. Engreído, desee gritarle. Su padre fue el que me quito esa idea de la mente. Con una sonrisa me miro. Si no me equivoco es el señor Jeremy y la que esta a su lado es la mama de Justin. Pattie, como le dicen mis amigas fanáticas de Justin. Mis ojos ahora miraban a mi madre. Que estaba cómoda en el sofá. Cerré la puerta tras mio con torpeza y mis ojos viajaron nuevamente hasta el chico engreído que se hallaba encerrado en su teléfono. Al parecer no pensaba elevar la vista y mirarme. Vaya estúpido y mal educado.