(en la mente
no hay puntos seguidos
ni apartes)parece tonto, pero la verdad pensaba en esto: el hecho de que mi poca habilidad lingüística sea patética no es nada actual sino que ya venía de antes porque obvio que la inseguridad en vez de agarrarme la mano se aferró de mi codo desde primer grado de la primaria y no pensó soltarme, entonces hablar como acción tan natural y simple se había convertido en una tortura social en múltiples contextos al punto de a veces olvidarme de las palabras, aunque con el tiempo mi mente se volvió más macabra y me reconfortaba en el pensamiento de que podría estar desarrollando alguna enfermedad degenerativa que me esté comiendo el cerebro de a poco pero matándome rápidamente; capaz de chica se me había metido en la cabeza un cienpiés y ahora vive en mi lóbulo frontal o donde sea que sea y se hizo una cuevita para dormir donde reside (o residía) mi capacidad de habla, y capaz ese bicho también era inseguro y se incubó ese sentimiento ajeno en alguna neurona que fue pasando a otra y a otra y a otra hasta que me tapó una de las venas del corazón y se me acumuló la sangre como efecto secundario, y parece que no tiene unión coherente pero ni idea, yo no entiendo de biología, entonces me dejo estar porque la verdad no espero mejorar a lo largo del tiempo sino empezar a sacar hongos por algunas de las grietas de mi cuerpo y hacerme abono para algún pequeño ecosistema de cienpiés que probablemente se va a morir en algún momento de esta línea del tiempo interminable, pero qué paja esperar morir y por fin ser algo que nadie va a acordarse, encima voy a tener que vivir para matar el tiempo hasta que a la parca le pinte cruzarse por medio de mi camino y me lleve con ella o la atropelle yo con mi moto, bue, es una gila como todas las personas que conozco
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Relámpagos
Non-FictionRelámpagos de una masa grisácea, tormento de una mente catastrófica.