la teoría de lo improbable
fuimos sujetos experimentales de la teoría de lo improbable, porque, realmente, nadie imaginó que ni el uno ni el otro conseguiría a alguien que cortase la mala racha amorosa de los intentos fallidos por entregar el corazón. ni mucho menos, que terminariamos juntos.
sí, éramos tan improbables como un 30 de febrero, o como un anochecer a las tres de la tarde, pero nosotros creamos nuestro propio calendario y acomodamos al tiempo a nuestro gusto, e hicimos que la tierra girase al revés, o que no lo hiciera, para que sea de día siempre y estar juntos un ratito más; dimos vuelta el universo y pusimos a todos de cabeza cuando nos vieron en el cielo, hicimos que llueva hacia arriba y que los planetas girasen a nuestro alrededor, aunque en realidad nos convertimos en el centro del universo personal del otro, y no necesitábamos más que eso, porque podíamos sobrevivir con lo que teníamos: mariposas que llenaban el estómago, el calor solar de la piel, los besos en forma de amor eterno y el hogar de unos buenos [a]brazos.
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Relámpagos
No FicciónRelámpagos de una masa grisácea, tormento de una mente catastrófica.