Capítulo 13 La piedra filosofal

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Todo me daba vueltas. Cuando pude enfocar mejor mi visión me di cuenta que estaba amarrada, intenté zafarme pero sólo logré lastimarme más

-Hasta que despiertas-Era Quirrel

-Usted ¿Cómo pudo hacerlo? ¡Suélteme!

-¡NO! Él tiene cuentas pendientes contigo-empezó a quitarse el turbante y lo que vi me dejó aterrada

-Vol..Voldemort!

-Así es querida, debí de usarte contra Potter aquella noche y hablando de Potter-En ese momento llegó Harry y el se puso el turbante

-¡Sarah!

-¡Harry!

-No te acerque o tu amiga muere-dijo poniendo su varita en mi cuello

-Usted...pero Snape

-¿Severus? —Quirrell rió- Sí, Severus parecía ser el indicado, ¿no? Fue muy útil tenerlo dando vueltas como un murciélago enorme. Al lado de él ¿Quién iba a sospechar del po-pobre tar-tamudo p -profesor Quirrell?

-¡Pero Snape trató de matarme!

-No, no, no. Yo traté de matarte. Si ese fuego no me hubiera hecho perder el contacto lo habría logrado. Aunque Snape me dificultó las cosas con su contramaleficio

-¿Snape trataba de salvarme?

-Por supuesto -dijo fríamente Quirrell-¿Por qué crees que quiso ser árbitro en el siguiente partido? Estaba tratando de asegurarse de que yo no pudiera hacerlo otra vez. Gracioso, en realidad... no necesitaba molestarse. No podía hacer nada con Dumbledore mirando. Todos los otros profesores creyeron que Snape trataba de impedir que Gryffindor ganase, se ha hecho muy impopular... Y qué pérdida de tiempo cuando, después de todo eso, voy a matarte esta noche.

Quirrell chasqueó los dedos. De un momento a otro me encontraba enroscada en unas sogas, me sujetaban con mucha fuerza.

-¡Sarah! Entonces...¡Usted fue el que dejó entrar al troll!

-Claro. Yo tengo un don especial con esos monstruos. ¿No viste lo que le hice al que estaba en la otra habitación? Desgraciadamente, cuando todos andaban corriendo por ahí para buscarte, Snape, que ya sospechaba de mí, fue directamente al tercer piso, ese perro de tres cabezas no mordió la pierna de Snape de la manera en que debería haberlo hecho...

-Ahora, espera tranquilo, Potter. Necesito examinar este interesante espejo. Este espejo es la llave para poder encontrar la Piedra —murmuró Quirrell, dando golpecitos alrededor del marco—. Era de esperar que Dumbledore hiciera algo así... pero él está en Londres... Cuando vuelva, yo ya estaré muy lejos.

-Pero hace unos días yo lo oí llorando... Pensé que Snape lo estaba amenazando...

-Algunas veces me resulta difícil seguir las instrucciones de mi maestro... Él es un gran mago y yo soy débil...

-¿Quiere decir que él estaba en el aula con usted?

-Él está conmigo dondequiera que vaya. Lo conocí cuando viajaba por el mundo. Yo era un joven tonto, lleno de ridículas ideas sobre el mal y el bien. Lord Voldemort me demostró lo equivocado que estaba. No hay ni mal ni bien, sólo hay poder y personas demasiado débiles para buscarlo... Desde entonces le he servido fielmente, aunque muchas veces le he fallado. Tuvo que ser muy severo conmigo. No perdona fácilmente los errores. Cuando fracasé en robar esa Piedra de Gringotts, se disgustó mucho. Me castigó... decidió que tenía que vigilarme muy de cerca...

-No comprendo... ¿La Piedra está dentro del espejo? ¿Tengo que romperlo?-¿Qué hace este espejo? ¿Cómo funciona? ¡Ayúdame, Maestro!

Para el horror de ambos, una voz resonó por todo el cuarto

-Utiliza al muchacho... Utiliza al muchacho... -Quirrell se volvió hacia Harry.

-Sí... Potter... ven aquí. Mira en el espejo y dime lo que ves.

-Me veo con Dumbledore, lo estoy saludando. Yo... estoy sosteniendo la copa de Quidditch.

-Él miente... él miente...

-¡Potter, vuelve aquí! -gritó Quirrell-. ¡Dime la verdad! ¿Qué es lo que has visto?

-Déjame hablar con él... cara a cara...

-¡Maestro, no está lo bastante fuerte todavía!

-Tengo suficiente fuerza para esto... para esto.

-Harry Potter... —susurró.

-Voldemort

-¿Ves en lo que me he convertido? La sangre de unicornio me ha dado fuerza pero no puedo continuar así. La piedra que tienes en tu bolsillo, me dará mi propio cuerpo-Harry salió corriendo pero Quirrell fue más rápido y prendió llamas alrededor.

-¡ATRÁPALO!-Quirrell lo tomó de la muñeca pero de un momento a otro terminó en el suelo doblado de dolor, viendo cómo sus dedos se quemaban.

-¡ATRÁPALO! ¡Atrápalo!

-Maestro, no puedo sujetarlo...¡Mis manos... mis manos!

-Entonces mátalo, idiota, y termina de una vez! -Quirrell levantó la mano para lanzar un maleficio pero Harry se incorporó y se agarró a la cara de Quirrell.

—¡AAAAAAH!

Quirrell se apartó, con el rostro también quemado. Entonces Harry siguió empujando a Quirrell hasta que todo su cuerpo se quemó, dejando sólo cenizas.

-¿Estás bien?-asentí con la cabeza-¿Tú?

-Sí..

-Deberías de ir por la piedra primero-dije cuando iba a empezar a desamarrarme-después de todo esto va a tardar mucho-comenté señalando con los ojos todas las cuerdas que me estaban sujetando. Él me hizo caso y fue por la piedra

-¡Harry cuidado!-de un momento a otro, la cenizas del profesor Quirrell se habían vuelto un tornado y lo atravesaron-¡Harry!-cayó al suelo. Intenté zafarme pero realmente estaban muy apretadas, empecé a toser ya que el fuego estaba dispersando mucho humo y las cuerdas me dificultaban respirar. De un momento a otro llegaron La Profesora McGonagall, el Profesor Dumbledore, el Profesor Snape, Hagrid y Hermione

-¡Sarah!-Hermione corrió hacía mí y con uno de los tantos hechizo que se sabe, me quitó todas las cuerdas de encima y desamarró las pañuelos que sujetaban mis manos y mis pies. Yo no podía dejar de toser y me costaba mucho trabajo respirar. Cuando llegamos a la enfermería Madame Pomfrey no dudó que hechizo usar

-¡ANAPNEO!-di un gran bocado de aire y pude volver a respirar. Me llevaron a una de las camas a lado de Harry y poco a poco fui sintiendo mis ojos más pesados hasta cerrarlos por completo.

La Heredera De RavenclawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora