Tras el agotamiento de los recursos naturales, la sobre-población y el calentamiento global el hombre es obligado a buscar una nueva vía de supervivencia.
Una asociación privada lanza el proyecto C.G. (Capitanes Galácticos) con el objetivo de mandar...
El presidente habló después de dictar los derechos del hombre contemporáneo, los soldados alzaron las armas y dispararon 12 veces cubriendo el cielo con pintura en polvo de todos los colores, la emoción de todo hombre, mujer y niño se reveló ante la oración:
"¡Ayudemos para ser ayudados!"
Así terminó la guerra, así comenzó la era del Newlight.
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¿Has cuestionado la existencia del paraíso? aquél día, todos los habitantes del Pueblo Minero #6 se levantaron ante la palabra de Dios, dejaron de creer en el Newlight para volver a creer en un Paraíso. La paz se derramó reflejada en las lágrimas del niño que rompía en llanto entre los brazos de su madre; del hombre que sangraba de la cabeza mientras se despedía de su esposa fallecida; de la mujer que trataba de detener la hemorragia de su esposo mientras gritaba con fuerza exigiendo ayuda de alguno de nosotros y de aquellos que morían sin previo aviso tratando de escapar de la brizna de balas amarillas, ese día presencie el fenómeno natural más deprimente de mi dolorosa y sucia vida: el eclipse de dos corazones, la paz fue eclipsada por la tristeza.
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Después de la guerra se lanzó una bomba cargada de un químico capaz de enfermar a la mitad de la humanidad, nosotros los inmunes teníamos el deber de ayudar, salvar y morir por ellos. Para lograr salvar a nuestra gente, se inventó un combustible gaseoso capaz de generar grandes cantidades de energía, gracias a éste nuevo elemento de la tabla periódica se pudieron crear materiales y máquinas con el poder de curar, prevenir y ayudar. Gracias al trabajo diario de los mineros que sacaban millones de piedras amarillas de las minas artificiales se creaban galones de Gas Zeus, el combustible que nos daba la oportunidad de morir sabiendo que salvábamos millones de vidas.
Vivir de ese modo nos daban las razones suficientes para morir por causas mayores, creíamos que trabajando de esa forma nos volveríamos parte del milagro que el mundo deseaba tener, porque vivir en paz era un deseo estúpido si al final morías sin propósito. El orden existía en nuestras vidas, ya no se ponía esperanza en un Dios que se preocupaba más por "morir en paz", sino, creía en un lugar donde la vida dejaría de ser tóxica o ardiente, un lugar lleno de agua, frutas y cielos azules.
