24 horas

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—Mi nombre es Billie E. tercera en mando de las oficinas del La Capital, encargada de asegurar la salud de los habitantes y protectora de la paz. Fui secuestrada por los Terroristas, los responsables de la explosión del muro número 6 y creadores de la noticia del falso NewLight. Soy torturada todo el día, no recibo medios para hidratarme o alimentarme, lo único que ellos quieren es que el Presidente tome la iniciativa de sacrificarse por su gente, que prenda en llamas las oficinas centrales del Gobierno y que paguen por lo que hicieron con sus vidas. Tener su libertad dejando a un lado la religión es el pecado más grande hecho por la humanidad y por eso, sólo tienen 24 horas para hacerlo, sino, pagaré con mi vida y con la de miles de los habitantes de La Capital.

 Tener su libertad dejando a un lado la religión es el pecado más grande hecho por la humanidad y por eso, sólo tienen 24 horas para hacerlo, sino, pagaré con mi vida y con la de miles de los habitantes de La Capital

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El sol está a su máximo resplandor, desgraciadamente las oscuras paredes de la habitación no deja que éste me de la bienvenida, no como lo merezco, no como solía disfrutarlo. Para ser sincera, desconozco el tiempo de mi captura, no sé cuánto tiempo llevo aquí, no recuerdo mi última comida y los labios los partidos por la falta de agua, creo que moriré por deshidratación. Una estúpida forma de morir, estúpida cuando soy el soldado más valioso que el Gobierno pudo tener.

—Hoy estás de suerte, el jefe quiere verte.

Uno de los estúpidos hombres encapuchados dice mientras abre las rejas de la habitación de donde estaba. El choque de las llaves me hizo pensar en el sin fin número de puertas que pueden estar existiendo en el lugar, y aunque me gustaría poder investigar e idear un plan para escapar, la falta de luz me impedía ver más allá de la reja.

—Toma, cubre tu cabeza con esto. Es protocolo, no necesito obligarte para que lo hagas ¿verdad?

El chico me hablaba como si nos conociéramos, y aunque amablemente me decía de seguir las reglas, él me ponía la manta en la cabeza dando la impresión de que no era su amiga, ni su enemiga. Otro idiota que seguía las reglas, otro idiota que es capaz de ver la realidad y finge ceguera para no verla, para seguir respirando, seguir soñando e imaginando que el mundo no es como lo pintan ellos, sino el estúpido NewLight.

Soy cegada por completo por la manta negra. Siento las manos del chico que intenta ponerme de pié, pero estaba demasiado débil como para lograrlo. Y después de un "Vamos Comandante, debes ponerte de pié" supe del gran problema donde estaba metida. Ellos no eran novatos, no eran los estúpidos que pedían dinero, estos hijos de puta son los mismos agentes del Gobierno, encargados de hacerse enemigos públicos, de crear historias, forjar ideales y mantener el poder de las súper-potencias. Nadie sale vivo de sus planes, son impecables, son astutos, los más astutos de la tierra, aunque lo intente, mis esfuerzos serán en vano. Este es mi fin.

Soy levantada por otros dos chicos. Al verse incapaz de no poder levantarme, el chico llama a  sus compañeros para poder llevarme con su jefe. No pude ver nada, sólo sentía a los idiotas levantarme y cargarme, escuchaba el abrir y cerrar de puertas, los pasos con eco de las botas de los agentes y pequeños lamentos de otros que eran víctimas del estúpida secta Disney. Soy llevada a un lugar dónde al parecer era iluminada, lo supe porque al llegar, la manta negra se pinta de amarillo dejándome ciega por más de dos minutos.

NewLight: Saying GoodByeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora