Parte 1 Carta del niño mono

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―¡Lucas despiertas, despierta por favor!

El rubio apenas se movía y sobaba sus ojos que difícilmente pudo conseguir abrir para ver la hora en su despertador. ―Qué quieres Claus, déjame dormir un rato más son las diez de la noche, por favor... no seas ridículo, estoy muy agotado.

Pero Claus tomó una de las almohadas para pegarle a su inerte hermano y así poder hacerlo despertar del todo. ―¡¡DESPIERTAAAA LUCAAAS!!

―¡MAMÁ CLAUS ME ESTÁ MOLESTANDO!

―Shutt... ―Siseó Claus poniendo su dedo índice sobre sus labio.

―¡¿Qué quieres y por qué me molestas?! Ahora no te vengas a hacer el silencioso porque ya grité a mamá.

―Lucas, llegó...

―¿Qué es lo que pasa contigo, que es lo que llegó? ¿Por qué me despiertas así idiota no ves que me puedes matar de un infarto?

―No exageres llorón, mira esto por favor que es muy importante para mí―. Dijo Claus enseñándole a su hermano un sobre de carta―. Léela... por favor.

―«Para Clausy del niño chocolate»... ―Lucas miró a su hermano con una sonrisa picara a la vez que aplicaba un par de movimientos con sus cejas.

Claus se encontraba rojo casi como un tomate, tan nervioso que ni siquiera podía ya decir algo a su favor.

―¿Así que es muy importante para ti ver a chocolate?

―¡Lee esa cosa de una vez quieres! ―Exclamó nervioso el bermejo―. A ti también te importa, es tu amigo, ¿no?

―Por supuesto que sí, pero bueno aquí voy. «Claus no sé que decir, me da un poco de vergüenza la verdad escribirte. Quería agradecerte a ti y a Lucas por haberme invitado a la fiesta de cumpleaños de ambos, yo quisiera volver a verlos, pero no creo poder estar mucho tiempo con ustedes, sin embargo les aseguro que si asistiré junto con mi amigo Lloyd para felicitarlos y llevarle muchos regalos a los dos. Sin más que mencionar...
Claus y Lucas los adoro amigos.»

―Así que Claus por eso estás tan feliz. ¡Si eres una ternurita como se nota que lo amas aún!

―¡Cállate cómo crees que lo voy a amar idiota si es solo mi amigo! ―Claus se defendió.

―¿Los amigos se besan en la boca acaso?

―¡Por favor él me besó y fue hace más de un año! No necesitabas recordármelo.

Lucas rió un poco. ―Al menos «el regalo» que pediste te llegará.

―Lucas... ―dijo Claus con algo de pena...

El rubio volvió a cubrirse con el edredón. ―No empieces por favor.

―Lucas, vamos, no quiero hacerte sentir mal, pero... ―añadió nervioso Claus al no querer incomodar a su hermano―, ¿quieres hablar?

Lucas no dijo nada al respecto y se dio la vuelta para intentar conciliar el sueño una vez más.

―¡Olvida lo que quise decir, disculpa! ¿Quieres ir a ver como hacen lo preparativos de nuestra fiesta de cumpleaños? Todo se ve muy bonito e increíble, seguro te hará muy bien.

―No, gracias hermano.

―Hum... ¿por qué no me hablas un poco de Ness, era buen novio?

El menor de los gemelos resignado se acomodó para sentarse frente a su hermano con las mejillas infladas como si estuviera molesto.

―¿Dije algo malo acaso?

―Tonto, Ness no era mi novio.

―¿Y por qué no puedes sacártelo de la cabeza si apenas lo conociste? Deberías superarlo, de verdad te lo digo porque no me gusta verte así siempre triste porque lo recuerdas y no creas que no me afecta verte así.

Lucas necesitaba romper en lágrimas reconociendo que ya estaba a horas de su cumpleaños y lo único que deseaba era estar en paz. Pero se contuvo mordiendo sus labios para evitarlo.

Claus de vez en cuando solía hacerle preguntas incomodas con respecto a Ness y Lucas ya no deseaba más, deseaba acabar con sus dudas de una vez, sin embargo sabía eso no sería fácil considerando el carácter explosivo de su hermano.

―No tienes que contenerte más Lucas, estaremos de cumpleaños los dos y no es la idea que sólo yo la pase genial. Vamos, cuéntame sobre Ness, te prometo que no me molestaré con nada, te lo prometo hermanito. ―Este dio una sonrisa afable que hizo que su hermano se animara a hablar del tema.

Lucas secó con su pijama las pocas lágrimas que estaban escapando a la fuerza e inhaló profundo antes de comenzar y Claus tomó de sus manos para que sintiera más confianza en él.

―A-a Ness yo lo conocía desde muy pequeño, no sé si lo recuerdas, era el esclavo que tú odiabas.

―No Lucas, yo no recuerdo eso, lo lamento.

―Es que Ness me siguió todo ese tiempo, desde que le di una manzana cuando lo vi por primera vez y luego cuando yo estaba más grande ya no me acordaba de nada de eso ni de él, pero él si me recordaba a mi e incluso si tú piensas que él pretendía matarme o algo así cuando me sacó de casa hace más de un año... déjame decirte que no es así. Él me salvó porque papá si me quería tirar a los leones.

―Oh dios... y yo lo detestaba tanto por soplón jeje, porque pensé que sí quería matarte y venderte a ti y a mí. ¿Por qué no me lo habías dicho? Las cosas hubieran sido muy distintas si tan solo me lo hubieses explicado antes.

―No, si te hubiese contado lo odiarías más.

―¿Por qué crees eso?

―Porque... porque yo te hubiese tenido que decir que me había enamorado de él y él de mí. ―
Lucas miró las manos de su hermano, sentía incomodidad confesar aquello a su hermano.

―¿Qué? ―Inquirió entre mascullo e mayor de los gemelos.

―Me estás apretando las manos, ¿te das cuenta que ya estás molesto por lo que te estoy contando Claus?

―L-lo lamento... ¡Estoy un poco molesto por que no me lo dijiste antes!

―¡Sí, como no! ―Añadió el rubio con sarcasmo.

―Ay Lucas, no me gusta cuando no me crees, estoy diciendo la verdad, pero anda siguele por favor. ¿Y entonces como decías que se hicieron novios?

―¡Cabeza de chorlito, qué no éramos novio te he dicho un millón de veces! Nos gustábamos y si él me propuso ser su novio, pero por tu culpa no pude aceptar... porque lo podías morder e incluso matar.

―Me quedo tranquilo pues, yo no lo maté, el destino lo hizo por mi jajaja, no me vayas a matar tú en venganza, ¿no matarías a tu querido hermano verdad? ―Dijo riendo un poco.

Lucas también no pudo evitar reír de la pesada broma de su hermano y se lanzó encima de este para hacerle cosquillas.

―Jajaja, ¿hablas del mismo destino que no quiso que te quedaras con Ninten y se casara con Ana y no contigo? ―Se burló de igual forma el menor de los príncipes.

Ambos cayeron de la cama y Lucas no paraba de hacerle cosquillas a su hermano mayor.

―¡JA, JA, L-LUCAS YA POR FAVOR! ―Exclamó Claus mientras apretaba la nariz del menor.

Lucas al no poder respirar bien se desglosó de encima de Claus, ambos comenzaron a respirar con dificultad y se tendieron una mano para ponerse de pie.

La puerta de pronto se había abierto de golpe, provocando el susto en los gemelos.

―¡¡DEJA A LUCAS EN PAZ IDIOTA!! ―Exacerbó la doncella Kumatora.

Claus se escondió rápidamente detrás de su hermano por temor a la mujer.

―Kumatora no, no me ha hecho nada esta vez.

Utopía del PríncipeWhere stories live. Discover now