El tiempo como siempre volaba de una manera impresionante y parecía como si hubiera sido apenas ayer cuando los trámites para mi intercambio hubieran comenzado, ese momento había llegado y recuerdo muy bien lo emocionada que estaba, pues nunca había salido de Australia.
Era hora de hacer las maletas: ropa, zapatos, un par de libros.
Sentía unos nervios inmensos, mi corazón latía fuerte y mi mente se nublaba.
-¡Respira! Me dijo mi madre pues notó mi mal manejo de nervios, tomé mi maleta y fui directo al consultorio a despedirme de Rob, esperaba que él se sintiera orgulloso de mí dónde quiera que estuviera.
De ida al aeropuerto noté en el camino que un ave iba volando muy bajo a un lado de nuestro auto, cuando de pronto se desplomó de la nada y le dije a Sarah que detuviera el auto; nos detuvimos y enseguida me bajé para alcanzar al ave y la tomé con las dos manos y tomamos el camino de regreso a casa.
Inmediatamente llegando al consultorio puse al ave en la mesa y la examiné, tenía una ala rota y tenía que curarla, tomo una hora hacerlo y perdí mi vuelo.
Al dejar al ave en perfectas condiciones nos fuimos otra vez directo al aeropuerto y me enteré de que el vuelo que perdí tuvo complicaciones.
Son de esas cosas que no tienen explicación alguna, pero yo sabía que con eso Rob me había demostrado que él me estaría cuidando.
Me sentía protegida y sin miedo, ni nervios.
La despedida llego y mamá estaba tratando de evitar derramar lágrimas pero no pudo contenerse y me abrazó fuertemente, me dio un beso en la mejilla y me dijo: ¡No es un adiós hija, es una hasta pronto, Dios te bendiga!
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"Almas perdidas"
RomanceVenimos a este mundo a ser felices, pero antes de encontrar esa felicidad puedes perderte muchas veces. Todos los derechos reservados.©