Prólogo

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Batalla de Endor

A bordo de la segunda Estrella de la Muerte


Una fuerte sacudida en la estructura de la nave les había hecho caer al suelo. Vader veía junto a él a Luke, su hijo, quien trataba de arrastrar su cuerpo por la rampa de acceso a una nave; parecía una T-4a. A su alrededor nadie reparaba en su presencia, todos estaban más preocupados en ponerse a salvo antes de que la Estrella de la Muerte explotara.

Vader sentía que seguir luchando no tenía sentido; la fuerza de la descarga provocada por los rayos de Lord Sidious había sido devastadora para su cuerpo. Consciente de su cercano final, había pedido a Luke que le quitara el casco. Cada respiración era una agonía; cada latido, un martillo golpeando inmisericorde sus entrañas. Sin embargo, por primera vez veía a su hijo con sus propios ojos, sin la máscara. Sentía paz, serenidad. Redención.

–Tenías razón... hijo mío... Dile... dile a tu hermana que... tenías razón.

– ¡Padre! No voy a dejarle aquí.

Vader veía la impotencia en los llorosos ojos de Luke, no podía hacer nada por salvar a su padre. Así fue como poco a poco la visión de Vader empezó a volverse borrosa. La fuerza abandonaba su cuerpo. Parpadeó un par de veces pero su vista era cada vez más difusa.

Entonces todo fue oscuridad.


Skywalker: La senda del elegidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora