Capítulo 10: Bosque enfermo

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Capítulo 10:
Bosque enfermo

Capítulo 10:Bosque enfermo

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Gerald

La plaza de El pilar a ojos directos de la iglesia se tiño de sangre. La vida de Anthony termino en las manos de aquellas personas con las que convivió toda su vida. Un pueblo que lo vio crecer tomó la justicia por sus propias manos. Desde la ventana pudimos observar la algarabía de los humanos después de haber acabado con un hada más, con una de las criaturas que trajo desgracias a la monotonía de este lugar.

Shema insistió en salir, pero su padre no se lo permitió. Han sido tres años en que la población no ha visto su rostro, un tiempo en el que todos han pensado que las hadas lo secuestraron. Aparecerse de repente frente a la multitud, solo para ver a quien fue su amigo, ahora muerto, solo ocasionara más problemas.

—No puedo creer que este muerto —dice con los ojos rojos. La traición de Anthony no arrebato esos años en que las hadas para ellos no existían. Para él, su amigo está muerto y procesar la realidad le está costando más de lo que imaginé.

—Han pasado muchas cosas aquí desde que la hermandad fue expulsada de Encantus —le explico para que entienda que estamos encarcelados en estas cuatro paredes, y que las pocas ocasiones en que hemos salido es bajo un riesgo de muerte—. Las personas ya no son lo mismo que cuando te fuiste, vivimos el día a día con la venganza en el aire, con la justicia en sus manos; y no podemos culparlos. La hermandad ha hecho estragos en la población que ha endurecido el corazón de todas esas personas. Para nuestra mala fortuna ellos no saben distinguir a un hada de la hermandad con los que no estamos involucrados.

Sus pestañas se humedecen.

—Nunca quise este final para él —se sobre la nariz—. A pesar de todo lo que hizo, su traición, eso no borra nuestros años de amistad. Para mí ese tiempo fue real.

Aprieto su hombro.

—Nadie lo merece.

Estoy agotado de este círculo sanguinario, dónde nadie merece respeto, dónde la vida no vale nada.

—Aquí todo es un caos, por lo menos en Encantus las cosas han mejorado para bien—dice con melancolía. Desliza la mirada por la población que alcanza a ver desde la ventana, y se retira secándose las lágrimas.

—Ya es suficiente —la voz de la señora Rocío nos espanta a ambos. Para ser una mujer mayor tiene una imponente voz.

Hace ya más de una hora que llegamos. Mi hermana se encuentra descansando, y cuando pregunte sobre lo que había ocurrido en la cueva de la bruja, ella no quiso dar ninguna explicación por el momento. Lo que si no se pudo ocultar es lo que ocurrió en la plaza y mientras los demás quedaron impactados con la noticia, Shema quiso salir, pero lo único que le podía ofrecer era mirar por la ventana el caos que se ha generado.

—Cierren esa ventana —ordena.

Cabizbajo Shema hace lo que dice. Ella termina de entrar a la habitación y se acomoda a orilla de la cama y su nieto le sigue los pasos. Kevin cierra la puerta. Los demás ya deben estar descansando. Yo, en cambio, me detengo frente a ella.

Encantus. Alas de hielo (libro 5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora