Be my Valentine! ♡[KawoShin]♡

Nieve en Febrero

Por: ka_rael
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Advertencias: lenguaje y situaciones algo bizarras.

—¿Quieres café o té?

—Té, por favor...

—¿Estás bien? Llevo escuchando a tu hijo llorar desde el martes...

—¿Oh... Qworu? Está pasando por la edad de las pesadillas... Yo poco puedo hacer.

—Puedes rascar su mano con un cepillo para el pelo para despertarlo. Por cierto...¿Escuchaste lo de la señora Ikari?

—Oh... sí, un asunto terrible. La pobre resbaló por las escaleras...

—¿Qué fue de....?

—No pudieron hacer nada por su bebé.

La felicidad que tanto deseaba compartir terminó antes de siquiera ser consciente de porqué le dolía. El pequeño Qworu de apenas cuatro años, sentía que ya no tenía un propósito más grande que el de un ser humano promedio. Al menos en esa vida.

Poco a poco la escasa información que había en su cerebelo fue desapareciendo hasta convertirse en un destello que salió disparado de su nuca, para finalmente perderse fuera de la tierra.

—Lo hizo de nuevo —comentó Karl mientras observaba desde la luna cómo la luz llegaba directa a su mano, colándose bajo su piel.

Estaba molesto por la incompetencia de su sucesor. De estar en su lugar, las cosas habrían sido diferentes. "Fracasado... fracasado... fracasado" se repetía una y otra vez. Sin mucho ánimo, dio un pequeño impulso hasta quedar suspendido en el cielo, levitando hacia una silueta que también observaba desde allí arriba.

—No tuvo más suerte que tú o yo —respondió Kaworu cuando lo vió acercarse.

—Inútil...

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Le tomó una semana aceptarlo, y otra esconder todo lo relacionado con él en el ático, y por último deshacerse de esos sentimientos por su bienestar psicológico.

La pérdida de una mascota es un proceso traumático. Eso dicen, pero Shinji lo tomó a la ligera, dejando que el dolor se fuese asentando gradualmente en su interior como una maldita enfermedad.

Le asqueaba ocultar sus errores porque no quería ser como su padre, quien directamente no dejaba ni rastro cuando se equivocaba.

En palabras de Yui: "No se llevaban bien... pero tenían más de lo que aceptaban en común".

Esa mañana, Gendo Ikari desayunaba más tranquilo que de costumbre en vista de los recientes acontecimientos. Después de todo era una distracción menos para su hijo.

Nunca le cayó bien aquel perro blanco de mirada atontada.

Shinji bajó hasta la cocina para escuchar el momento exacto en que su padre cerraba la puerta de la calle para salir en dirección al trabajo. En esos momentos se alegraba pues al menos no tendría que escuchar lo inútil que era por llorar por un animal.

—...Mhn...

—Buenos días, Shinji ¿Has dormido bien? —preguntó su madre.

—Tuve un sueño extraño... muy confuso... Soñé que tú eras un humanoide gigante y papá.... Bueno, él era una especie de genio malvado.

Yui no pudo evitar sentirse un poco triste con la visión tan pesimista que tenía su hijo hacia su padre. Deseaba con todas sus fuerzas que aquel par se hablara al menos. Pero eso sería vivir en una completa utopía.