CAPÍTULO 9: ¡DETERMINACIÓN HUMANA!: EL ASCENSO DE ATENEA Y SUS CABALLEROS

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==Santuario de Atenea. Monumento a Atenea==

Habían pasado unas cuantas horas desde el nacimiento de la Maravilla Suprema sobre el Santuario de Atenea.

En el espacio entre ambos recintos, el Calendario Maya encendido en diez colores era claramente visible para los aliados y antagonistas de la humanidad.

—No tenemos más opción que invadir esa fortaleza —declaró preocupada Saori, sin quitarle la vista a la roca circular. Su Kamui era bañado por los destellos divinos que se desprendían de aquel santuario invertido—. Sin duda esta es una demostración del gran poder del enemigo. Incluso un objeto inanimado como ese es capaz de emanar un cosmos propio...

Atenea y sus Caballeros Dorados se encontraban listos y dispuestos para ascender a la Maravilla e invadir los diez templos de los dioses. Sin embargo, no todos los compañeros de oro estaban presentes.

—¿Cómo te fue, Eleison? ¿Encontraste a tu hermana en la Casa de Escorpión? —le preguntó Kiki con expectativa al recién llegado Santo de Capricornio.

Con evidente desasosiego, el rubio ojiazul negó con la cabeza.

—La busqué en las Doce Casas y en el Monumento a los Caballeros de Oro Legendarios recién destruido, pero no hay rastro de ella. Justamente fue en ese lugar donde dejé de sentir su cosmos cuando estaba enfrentándose con un enemigo igual de fuerte que ella.

Las facciones normalmente suaves y tranquilas del Caballero Dorado se vieron ligeramente deformadas por la ira, mientras se reprendía a sí mismo:

—¡Demonios! ¡Debí dejar a un lado el orgullo y acudir enseguida para ayudarla!

—Tranquilízate, Eleison. No eres el único que está preocupado —le comunicó el pequeño Aldebarán—. Tampoco podemos encontrar a la Amazona Dorada de Géminis.

La esquiva mujer había desaparecido junto con su armadura, justo después de que la Maravilla Suprema fue creada.

—Sé que talvez están pensado que una Guerrera misteriosa como la de Géminis nos traicionaría, pero les puedo asegurar que no es así —afirmó Atenea con un tono convincente—. Sin duda se nos adelantó y ascendió primero al santuario en el cielo.

—¡Entonces qué esperamos, amigos! —exclamó emocionado el impulsivo Seiya, extendiendo las alas de su armadura dorada de Sagitario—. ¡Vamos a apoyar a nuestra compañera de armas!

—Espera amigo —lo atajó Shun con premura—. Primero tenemos que planear bien las cosas antes de intentar llegar hasta la morada de los dioses.

—Hay algo raro en todo esto —intervino el Caballero de Cáncer con su habitual agudeza. El Santo había notado algo importante—: Nos sería relativamente fácil ascender a ese lugar con la ayuda de nuestro cosmos, pero no creo que un dios sean tan descuidado como para dejar su santuario así de desprotegido. Debe existir una trampa invisible a nuestros ojos.

Todos se quedaron en silencio por un momento tras la intervención de Sombra Mortal. Sabían que subir a ese lugar constituía un gran riesgo y ninguno se aventuraba a dar una solución viable.

Mientras Atenea seguía sumida en sus reflexiones, una sensación familiar la distrajo. De reojo consiguió ver varios hilos de cabello rubio pasando junto a ella. Al voltearse para ver de quien se trataba, solo pudo percibir los residuos del cosmos de alguien que conocía muy bien.

—¿Shaka? —murmuró sorprendida la diosa.

Saori enmudeció al ver cuatro pétalos de cerezo posándose en las palmas abiertas de sus manos. Letras de sangre estaban escritas en ellos. Al leerlas, la diosa enseguida supo lo que necesitaban para ascender a la Maravilla Suprema.

CATACLISMO 2012Donde viven las historias. Descúbrelo ahora