CAPÍTULO 10: ¡LA DEFENSA DEL SANTUARIO!: EL PODER SAGRADO DEL DIOS INCA

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==Santuario de Atenea. Entrada a la Casa de Aries==

-«No me agrada nada este lugar. Todo se ve tan desértico y desprovisto de vida» -meditó el supremo andino, inspeccionando los alrededores del recinto sagrado-. «No sé cómo Atenea puede soportar vivir aquí todos los días».

Algo a lo lejos llamó su atención.

-¡Están a punto de ascender! ¡Puedo ver y sentir el enorme cosmos de Atenea en la base de esa estatua decapitada! -declaró alarmado-. Tendré que teletransportarme a ese lugar inmediatamente.

-Eso será imposible, extraño -intervino una voz masculina, haciendo eco en el vacío oscuro del Primer Templo del Zodiaco-. Incluso los Caballeros que dominan la telequinesia no pueden lograr tal hazaña. La única forma de llegar con Atenea es atravesando las Doce Casas a pie -explicó el desconocido.

El dios corroboró esas palabras cuando quiso usar su poder divino para llegar a su objetivo, mas la protección divina del cosmos de Atenea que protegía el Santuario, le impidió lograrlo.

-¡Entonces correré hasta alcanzarlos! No tengo tiempo para conversar contigo, seas quien seas -reaccionó con premura el hombretón de larga cabellera verde-. ¡Debo impedir el ascenso de Atenea y sus Caballeros!

Desde el interior de la Casa de Aries, arremetió veloz contra la deidad una pesada esfera metálica poblada de púas, la cual estaba atada a una gruesa cadena. Viracocha extendió el brazo y detuvo el objeto sin problemas con su enorme mano desnuda.

-No me vas a detener con un ataque tan débil -declaró, dejando caer la maza puntiaguda pesadamente al piso-. Te hará falta mucho más que esto para detener a Viracocha, el supremo dios inca.

-Conque un dios... Pues veremos si te puedes enfrentar a seis de nosotros -amenazó burlona otra voz desde el interior del Primer Templo.

Seis guerreros dejaron la oscuridad de Aries para mostrarse ante la deidad precolombina. Sus armaduras platinadas resplandecían majestuosamente, siendo bañadas por los residuos de luz que emanaba la Maravilla Suprema. Aunque les costara la vida, ninguno de ellos retrocedería un solo paso.

-Así que Morrigan dejó vivos a más Caballeros de Atenea... -se dijo a sí mismo Viracocha, contemplando cautelosamente a sus rivales. ¡Los Santos de Plata Jabú de Perseo, Ban de Centauro, Nachi de Cerbero, Ichi de Cuervo, Geki de Hércules y June de Lira!

==Santuario de Atenea. Monumento a Atenea==

Aquel joven de bronce estaba mareado y confundido. Agitaba las manos desesperadamente, intentando palpar el extraño lugar en el que se encontraba, ya que había sido cegado temporalmente por la luz que resplandeció del cetro de su diosa.

-¡Saori! ¡No nos dejes aquí, por favor! -fueron las desesperadas palabras que pudo exclamar Kenji, al verse aprisionado en esa férrea burbuja de energía divina.

Apenas recuperó la visión, pudo ver con frustración como Atenea y los nueve Caballeros Dorados ascendían lentamente gracias al cosmos de la diosa protectora de la Tierra. Al joven Pegaso le pareció que Saori miró por un fugaz instante sus tristes ojos castaños mientras se alejaba.

-¡Maldición! ¡No nos podemos quedar aquí encerrados mientras ellos pelean! ¡Amigos, despierten! -les gritó a sus compañeros de bronce, quienes permanecían inconscientes en sus prisiones de energía.

Poco a poco Senshi, Evan, Natassia y Anna recobraron el conocimiento y también se desesperaron al verse encerrados por Atenea. Ninguno se rindió y con gran decisión se encomendaron en la tarea de golpear la barrera de luz que los aprisionaba. Por desgracia, no le hicieron el más mínimo daño a las esferas de cosmos. No les sería nada fácil romper la coraza erigida por una diosa.

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⏰ Última actualización: Jan 14, 2019 ⏰

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