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Hoy no era un buen día, pero tampoco era el peor. Hoy era uno de agosto. Mi cumpleaños número diecisiete. ¿Es una gran coincidencia que sea el día mundial de la alegría? O es un chiste.

La verdad es que hoy es un año más.
Como todos ellos. Pero dentro de dos días se cumplirá un año que estoy en tratamiento contra el Fabry. Y un año que me lo diagnosticaron y aprendí a saber como se dice.

La verdad es que mi vida a seguido prácticamente igual ya que eso que se llama <<crisis de Fabry>> las he vivido toda mi vida y es algo con lo que sé lidiar. A pesar de que los dolores van en aumento.
Pero lo que me ha costado de lidiar es de las constantes visitas al hospital. Visitar algún que otro psicólogo. El que papá y mamá estén diariamente hurgando en mí procacidad. Y más preocupados que nunca. Cosa que me llega a estresar. Y el que Jayden no sea tan capullo conmigo por el hecho de que estoy "enferma".

Yo no quería contarlo. Quería que fuera un secreto de familia. Que no saliera de mamá, papá y doble J. Pero mamá y papá me comieron tanto la cabeza de que es mejor que la gente sepa lo que padezco para que si me pasa algo poder remediarlo; saber cómo actuar. Que al final todos mis familiares se enteraron. Y mis amigos cercanos, amigos de Jayden etc... en el instituto, había mucha gente que no lo sabía. Y eso estaba bien. Muy bien. Por que me miraban como Amber Crusoe. Una adolescente más. Y no como la chica que tiene una enfermedad rara y en nada puede morir.

Y es cruel decirlo sí. Y me ha costado mucho aceptar que no soy como los demás. Que soy algo distinta y especial. Que mis órganos vitales no están como los de un adolescente normal.

Aceptar que la muerte me pisa los talones y puede hacerme desaparecer, ha sido lo más difícil. E incluso a mi familia y amigos les cuesta aceptarlo. Y es normal.

Ayer avisé de sobra que no quería nada de tartas, regalos, y mucho menos esa tonta canción que se canta.

Mis pies descalzos se ponen en contacto con los escalones de las escaleras que llevan a la primera planta, y una vez abajo, localizo a Jayden tirado en el sofá, mientras cambia constantemente de canales.

Abre la boca pero antes de que ni siquiera pueda parpadear lo mando a callar con un gesto de amenaza de muerte.
Pero un correteo y gritos hacen que mi esperanza decaiga.

-¡Feliz cumpleaños Amber!- grita Jackson con las manos en el aire corriendo hacía mí.

Los brazos de Jackson se envuelven un poco más abajo de mi cintura. Jayden intenta disimular su risa tapándose con un almohadón. Yo lo fulmino lentamente con mi mirada.

-Gracias pequeño- le susurró y besó su cabeza.

-¿Cómo te sientes?- me pregunta, con un brillo en sus ojos.

-Bien- sonrio tiernamente.

-Buenos días- la voz suave de mamá hace presencia en la sala.

-Buenos días- recibo el abrazo de mi madre.

-¿Quién cumple diecisiete años?- dice papa abrazándome después de mamá.

-Papá...

-¡Los cumple Amber!- contesta Jackson emocionado.

-¡Yuju!- grita esta vez Jayden, que me hace reír por su tono tan desanimado.

-Eres la alegría de la casa- se queja mamá mientras se acerca a él para darle con un almohadón.

-De eso se encarga Amber- ríe esquivando.

Le saco la lengua y él pone los ojos en blanco.

-¿Que hay de desayuno?- pregunto mientras camino hacia la cocina que queda abierta con la sala de estar.

-Lo que quieras- sonríe papá.

-¡Oye sabéis que...

-Es un día cualquiera- repiten todos incluido el pequeño Jackson, a la vez.

Yo río y niego con la cabeza ante la situación.

-Pero es tu cumple Amber, tienes que estar más alegre- me dice Jackson muy convencido.

-¡Claro! Un año más, y puedes ir a la cárcel y todo- escuchó como se mofa Jayden hasta que lo cambia por una  queja, por lo que creo que esta vez mamá ha acertado con el almohadón.

-Quitando los comentarios tontos de Jayden, Jackson tiene razón, Amber- habló papá mientras abría la nevera.

-Lo sé, lo sé- asentí con la cabeza dandole la razón aún sabiendas que no.

-Vamos a hacer el desayuno- dice papá, sabiendo que no me hará pensar como él quiere.

Mamá y Jayden entran a la cocina y ayudan junto a papá y yo a hacer el desayuno mientras Jackson saca: platos, vasos, cubiertos...

•••

-¿Hacemos algo especial está tarde?- pregunta mamá mientras todos disfrutamos del desayuno.

Intento contestar pero se adelantan a mí.

-Y no digas que no tiene porque ser tu cumpleaños para hacerlo- se queja papá.

-Pero es verdad- se la devuelvo yo.

-Yo he quedado con unos amigos- dice Jayden en tono despreocupado.

-Jayden es el cumple de tu hermana- gruñe papá.

-Que más da. Si es ella misma la que no quiere hacer nada- se encoge de hombros.

-Ya hablamos de esto ayer- quiso zanjar mi madre.

-Me parece una estupidez. Y a ella también- negó con la cabeza Jayden.

-¡Jayden!- se alteró mi padre.

-Parar- susurró Jackson. Su rostro detonaba tristeza.

-¿Vamos al jardín?- le pregunté sonriendo.

El asintió y salió corriendo hacia ese lugar.

-Sé que estáis empeñados en que desde que conocemos que estoy enferma, disfrutemos y celebremos bien mi cumpleaños. Pero no lo arreglamos discutiendo- deje caer ahora que Jackson no estaba en la mesa. Los tres me miraron atentamente antes de yo ir en busca del pequeño.

•••

-¡Te encontré!- chillé apareciendo al lado del árbol donde Jackson se escondía.

-Me aburre jugar a esto- se quejó él.

-Te molesta que te gane- reí.

-Eres más mayor- se quejó y echó a correr dentro de casa. Yo lo seguí para pillarlo.

En el camino tropezamos con mamá y papá. Y me di contra la mesa. Papá me riñó.

Detuve mi recorrido cuando el timbre sonó y abrí la puerta.

Los rostros de Molly y Aina me recibieron. Sonreí al verlas. Y me abrazaron en modo de saludo.

-No te vamos a felicitar, tranquila- habló Aina.

-Solo venimos a decirte que te queremos- sonrió Molly.

-Gracias por quererme- reí yo y ellas me acompañaron.

-Sabemos que no quiere estar con gente estos días por que son difíciles para ti Amber... pero si necesitas con quien hablar...- Aina agarró mi mano amablemente.

-Sé que puedo contar con vosotras- le sonreí.

-Amber eres fuerte- sonrió de nuevo Molly.

Y volvimos a abrazarnos.

•••

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