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Randal comía un sándwich que mi madre le había hecho mientras yo bebía un batido de chocolate.
Ambos mirábamos la televisión. Randal estaba algo nervioso y no me extraña. Pues mi hermano pequeño estaba sentado a su lado con la mirada fija en él. Casi no pestañeaba. Daba miedo. Y seguro que en cuento Randal acabara su sándwich, Jackson se lo llevaría a enseñarle el jardín. Y jugar con él. Jackson necesitaba la atención de la gente. A todo rato. Y como Randal mostró interés en él al conocerse, Jackson daba por entendido que ya eran amigos de toda la vida.

Me las ingenie para que Jackson desapareciera un rato y entonces huí de allí con Randal. Subimos a mi habitación.

Estuvimos hablando un rato. Él me contó que se mudó aquí por el trabajo de su padre. Casualmente justo por lo que se fueron los antiguos propietarios de aquella casa.
Quise preguntar por su madre, pero no lo hice. ¿Y si no tenía madre? Hubiera creado un momento incómodo.

Me sentía realmente confiada con la compañía de Randal. Me lo estaba pasando bien, simplemente conversando. Él era una persona amable todo el rato. Siempre tenía contestaciones graciosas y que si o si te sacaban una pequeña sonrisa.

Tras estar un buen rato escuchando música. Hablando de nosotros. Empece a interesarme en algo en especial. Y tenía nombre, Raymond.

-¿Te llevas bien con tu hermano?- dije con delicadeza mirándolo de reojo.

-Algo así- bufó él.

-¿Algo así?- reí.

-Ray siempre ha sido... distante. Incluso mucho antes que pasará lo de mi madre. Él siempre ha sido sombrío- encogió sus hombros y se dejó caer en mi cama.

Pero no pude dejar pasar aquello de su madre. Ya me había llamado la atención aquello antes.Y creo que era el momento justo para decirlo.

-¿Que paso con tu madre?- murmuré sin mirarlo directamente. Normalmente cuando preguntó algo "intimo" no puedo mirarle a los ojos a alguien.

-Rehizo su vida. Y ahora tiene una nueva familia- escuché su voz. Pero mi mirada seguía fija en el suelo. Sentí pena. Pues no valoraba lo que yo tenía. Una madre un padre y los doble J.

-Lo siento...

-Amber. No hay nada que sentir- su voz sonaba tan cariñosa como antes -¡Hey mírame!- vi sus manos agitarse y obedecí. -Ya hace muchos años de eso y a mí sinceramente ya no me duele. Mi madre se fue de mi vida cuando tenía seis años. Desde entonces vivo solo con mi padre y hermano. No echo en falta a mí madre. No recuerdo como era vivir con ella- sonrió. Mi cuerpo estaba helado. Me sorprendía el frío de su voz pero la calidez que su sonrisa emanaba.

-¿Y Raymond?- me acerqué un poco a él.

-Él es diferente. De pequeño siempre fue un solitario. Nunca quería la cercanía de nadie, ni de mi padre ni de mí. En cambio la de mi madre era importantísima para él. Supongo que cuando mi madre se largó. Fue la gota que colmo el baso- su voz seguía con el tono helado. Y su mirada estaba perdida por la habitación.

-Nada ni nadie es perfecto- dije sin más.

-Tienes toda la razón. Nada es perfecto. Pero hay cosas mejores y peores- rectificó él. Y tube que darle la razón asistiendo.

-¿No habéis probado a hablar con vuestra madre?- dije intrigada.

-Sí, yo sí. Unas tres veces en lo que llevamos de verano. Pero cuando me decido a ir a visitarla, me echo para atrás. Pienso en el dolor que le puede provocar a mi hermano y padre. Siempre acabo diciendo que no a mí madre- la naturalidad y belleza de sus palabras me cautivaban cada vez más.

-¿A ti te haría bien verla?- sonreí preguntando aquello.

-No lo sé. Supongo que me daría igual. Solo voy por curiosidad. Sabemos que se volvió a casar y tiene hijos- murmuró. Entonces noté cierto matiz de celos en su voz.

-¿Te molesta eso?- pregunté. Y puede que esté pensando en que soy una entrometida. Pero así es. Además, como mi madre, peco de sinceridad.

Su mirada se centró en mí-Ye he dicho que no la necesito, ¿Como me iba a molestar eso?- preguntó, me sorprendía que su tono de voz aún no tuviera nada de agotamiento por el tema.

-Randal, no soy una profesional leyendo mentes ni analizando personas. Pero se cosas básicas. Por mucho daño que te haga tu madre sigue siendo tu madre. Y seguro que eso es lo que más te molesta- hablé clara y con agilidad. Él desvió la mirada de nuevo.

-Ya da igual. Estoy con mi padre que es el que nos ha criado- sentenció.

-Le debes todo a él- añadí y él asintió -Pero insisto en ello, es tu madre. Y los malos rollos nunca son buenos. Mañana puede pasar algún desastre y arrepentirte de lo que no hiciste hoy- quise dejar claro.

-No lo veo así, no voy hacer algo hoy por miedo al mañana- debatió.

-Eso es porque no temes el mañana- ataqué yo.

-Vale y si lo temiera...¿En que cambiaría?- preguntó acomodándose.

-En todo. Porque si vives con el miedo a perder algo o perderte a ti mismo. Actúas de manera distinta- finalicé.

-Hablas como si tu temieras él mañana- murmuró sonriendo.

-Le temo al mañana. Y también al hoy- admití.

-¿Me temes a mí? ¿A tu familia? ¿A mi hermano?- rió y luego se levantó de la cama.

-Temo perder- susurré.

-No vivas temiendo o malgastaras tus días Amber- su mirada se apagó y su voz detonaba algo de tristeza, cosa que me hizo cambiar de tema central al de antes.

-Bueno tu hermano si me da algo de miedo- reí. Randal sorprendido rió conmigo.

-Sabes que es lo más gracioso. Que da la aparecía de poder asesinarte a sangre fría. Pero luego es el que más sufre- su cuerpo se tenso.

-Suele pasar- añadí yo.

-Voy a irme a casa- sonrió y se acercó a mí.

-Suerte con no encontrarte a Jackson de camino- reí y lo abracé.

Él siguió mi risa y abrazo. Y después salió de mi habitación cerrando la puerta. Cosa que agradecí.

La tarde prosiguió normal. Yo me quedé en mi habitación, y no salí hasta la hora de cenar.
Estuvimos charlando, papá comentó que iba a estar ausente en casa casi todas las tardes. Porque ya que estaba de vacaciones, ayudaría a su hermano en el taller en todo lo que pueda. Pero dejo muy claro que a la mínima que algo pasará lo avisáramos.
Jackson estaba un poco melancólico, acababa de ver una película de dibujos animados que le daba según él y cito sus palabras, "mucho sentimiento sentimental de amor y tristeza" y con eso Jayden comenzó a hablar sobre que cuando iríamos a la playa. Bromeando que a Jackson y a mí nos faltaba un poco de color en la piel, porque parecíamos vampiros. Él es más moreno de piel que nosotros dos. Mamá regañó su comentario y dijo que tenía mucho sueño y que se iría antes a la cama. Con lo que papá, Jayden, Jackson y yo recogimos, lavemos los platos, cubiertos y vasos.

Pase un rato en el sofá con los chicos viendo la tele. Papá fue el primero en abandonar el sofá para trasladarse a la cama. Después Jackson y seguidamente yo. Jayden aún se quedó muchas horas más con el mando en una mano y el móvil en otra. Dijo que hoy no tenía planes y se pondría al día con una serie o algo así no le preste atención estaba muy ocupada comiendo palomitas dulces y haciendo de stalker en las redes sociales de mis: cantantes, actores etc... favoritos.

Al llegar arriba, me di una ducha rápida para dormir bien, me cepillé los dientes como de normal y me hice una trenza, sabiendo que de esa forma mañana mi cabello cogería una forma ondulada. Que me gustaba bastante. Y así no tendría que usar las tenacillas que al fin y al cabo dañan el cabello.

Me acosté en la cama boca arriba, suspiré pesadamente y cerré los ojos. Mi mente seguía dando vueltas. Vueltas a una frase en particular.
"No vivas temiendo o malgastarás tus días Amber"

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