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Mamá me ha dicho que la terapia son dos días a la semana.
Yo le he dicho que iré. Todos los días.
Puede que solo sea por saber que le pasa a Raymond. Pero iré.

Además podré ver a el tal Peter y la chica que me salvó de las garras de Raymond. Cosa que aún no he hablado con él. Ya que después de eso actuó como si nada.
Papá no estaba muy contento con que fuera. Después de lo que pasó en casa de los Morrison. Pero yo tenía claro que quería e iba ir.

Y aceptó. Con una condición. Que los encargados de la terapia estuvieran informados de lo que me pasaba. Yo también acepté mientras no lo supieran los chicos y chicas de allí me daba bastante igual.

•••

-Por cierto he traído algo- rebuscó en su bolsillo trasero.

-¿El qué?- miré atenta.

-Ya que yo vi esa foto tuya de pequeña- la señaló- Tu tines que verme a mí de pequeño- sonrió.

-Oh me parece muy justo- me levanté y caminé hacía él.

Me tendió la foto. Mis ojos expectantes revisaron un par de veces la imagen. De izquierda a derecha. De derecha a izquierda. De arriba abajo...
En ella había dos niños pequeños, ambos sonriendo. En un parque. Pude reconocer a Randal por el cabello tan pelirrojo que poseía uno de los niños y ojos realmente oscuros pero sin perder ese azul intenso. El otro niño supuse que era Raymond. Por el gris de sus ojos. Y el rubio de su cabello casi caramelo. Ambos muy pálidos. Parecían modelos de pañales. Los típicos niños tan adorables que salen en los anuncios para cosas de bebés.

-¿Que te parece?- me interrumpió su voz.

-Eras tan tan tan adorable- suspiré. Era cierto daban ganas de abrazarlos.

-Lo sigo siendo- murmuró.

-Más te gustaría- reí devolviéndole la foto. Me senté en la cama.

-Y no vas a decir nada de Ray... raro...- tosió forzadamente y rió.

-¿Que insinúas?- lo miré fijamente.

-Nada nada, solo que ultimate nuestras conversaciones se basan en mi hermano mayor- dijo sentándose a mi lado.

-Mentira- me crucé de brazos.

-Amber- rió y me miró con descaro.

-Es adorable también- acabé admitiendo.

-¿Es? Es decir en presente. Wow... ¿De verdad te mola?- se exaltó y se levantó de la cama agitadamente.

-¿Qué? ¡No, quiero decir en la foto! Me he equivocado de tiempo verbal. ¡Pasado! Es pasado. No me gusta tu hermano- me exalté igual o más que él.

-Aja...

-Además no es adorable, ahora da... mala espina...- admití mirándolo graciosa.

-Tienes razón. Supondré que te equivocaste de verdad- se sentó de nuevo.

Ambos nos miramos y comenzamos a reír. Por lo dramáticos que éramos.
Después cambiamos el tema de conversación e intenté alejarla lo más posible del de ojos grises.

•••

Hacía calor. Mucha. Y por ello no podía conciliar el sueño. Estaba incluso sudando.
Me puse en pie. Y decidí salir al jardín a despejarme un poco.
Era tarde. Pasadas las tres de la madrugada. Pero el no poder dormir por calor es un verdadero asco.

-Auuhh- me quejo al golpearme contra una banca de la cocina.

A pesar de vivir toda mi vida en esta casa, cuando la luz esta apagada, me doy cada golpe como si nunca hubiera estado en ella.

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⏰ Última actualización: May 26, 2019 ⏰

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