6. Como en la primaria

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Horas después de esa misma noche, estaba acostado en casa de mi primo y Julieta, mirando el techo con sentimientos extraños rondando por mi mente.

Había sido un día mucho más intenso de lo que esperaba. Contarle a mi familia que Temo era mi novio fue un desastre mucho más grande del que creía que iba a ser. Que mi papá me sacara de la casa solo me hizo entender lo cerrado que estaba en realidad, y que hacer que cambiara de opinión iba a ser muy difícil, pero no iba a darme por vencido.

Luego, ver a mi mamá tan triste y contrariada me había hecho sentir horrible, pero no había vuelta atrás, Temo y yo íbamos a enfrentarnos a todos a como diera lugar, incluso si eso significaba que mi madre estuviera mal por unos días.

Intenté conciliar el sueño, pero mis emociones eran un desastre, así que después de alrededor de una hora de dar vueltas entre las cobijas, tomé mi celular y le mandé un mensaje a mi amigo; porque no soportaba la culpa de haber hecho que mi padre lo insultara otra vez.

Perdón por lo que dijo mi papá

Era tarde, así que en realidad no esperaba una respuesta, pero para mi sorpresa en unos segundos aparecieron los tres puntitos en la pantalla que indicaban que Temo estaba escribiendo su respuesta.

No es tu culpa

Suspiré, acariciando el celular sin darme cuenta. Supuse que tenía razón, en realidad el único culpable ahí era mi papá, pero yo seguía sintiéndome muy avergonzado al recordar sus palabras.

Además, yo soy el que te tendría que pedir perdón

Por?

De nuevo aparecieron los tres puntitos, pero de pronto se desconectó. Me salí de la aplicación para checar que el internet estuviera funcionando, cuando mi celular comenzó a sonar y la foto de mi amigo apareció en la pantalla.

Dudé un segundo; no sabía si era buena idea contestar siendo tan tarde, pero no podía dejar que la llamada se fuera a buzón.

-¿Temo?-susurré, pegando el aparato a mi rostro.-¿Qué pasó?

-Nada.-contestó él después de unos segundos.-Solo... no quería hablar por mensaje.

-¿Ah sí?-dije, frunciendo el ceño.

-Sí.-siguió él, con un tono dubitativo.-Además...

Mi amigo se quedó callado, pero podía escuchar su respiración al otro lado de la línea.

-¿Qué?

-Quería escuchar tu voz.-susurró.

-Ah.-dije con sorpresa, sentándome en la cama, ¿Qué se suponía que significaba eso?-Yo...

-Te decía que yo tendría que pedirte perdón a ti.-me interrumpió Temo con un tono de voz diferente, como nervioso.-Por haber hecho que te sacarán de tu casa.

-No, Temo.-respondí de inmediato.-A ver, escúchame bien, no hiciste nada, ¿okey?

-Pero...

-Pero nada. Aquí los únicos que tienen que disculparse son mi papá y mi abuela.-dije con un tono serio.

-Bueno.-contestó él suspirando.-¿Y qué puedo hacer entonces?

-¿Ahorita?

-Pues sí, menso.-dijo Temo con una risita que despertó esa calidez que a veces se asentaba en mi pecho cuando hablaba con él.

-Irte a dormir.-le sugerí sonriendo, esperando que lo pudiera notar en mi voz. Se sentía bien sonreír después de un día como ese.-Porque mañana es tu primer día conmigo como tu novio falso, y vas a necesitar tu descanso.

El Plan de la Azotea | AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora