Harold Jordan, Hal para todo el mundo quien lo conozca, un chico carismático y picaron, un hombre que casi no llegaba a tener miedo a nada, el sueño ideal de toda mujer. Uno de los estudiantes más populares del colegio, pese a que él llegara ese mismo año para terminar sus estudios.
Provenía de Coast City, pero al ser echado de la mayoría de colegios de su manzana decidió optar estudiar fuera de la ciudad, era bueno en los deportes, por lo que gano una beca para estudiar en una prestigiosa escuela de niñatos ricos en Star City, entre tantos cabellos claros y ojos coloridos se hizo un lugar con su común y corriente imagen, no destacaba en los estudios, tampoco en el dinero -Dios que siempre estaba atrasado con los pagos de renta de su pequeño departamento-, pero era su forma de ser que lo posicionó con los mejores alumnos de todos, los populares.
Hal no iba a mentir, odiaba a cada niñato hijo de papi que se cruzara en su camino, las chicas eran guapas, de hermoso cabello y cuerpo perfecto, pero a parte del físico a él le gustaba tener charlas más interesantes que saber donde fue el ultimo viaje fuera del país que hicieron. Que decir de los chicos, tan preocupados de su imagen que estaban a un paso de demorarse más ellos que las mujeres en los baños.
Odiaba con todo su ser eso, pero por solo los privilegios que conseguía seguía con ese grupo de cabezas huecas, con las mujeres era bastante fácil solucionar el problema, simplemente las utilizaba para tener un poco de diversión y luego aparentaba no conocerlas, su reputación era de mujeriego y poco le importaba, hasta le llegaba a gustar.
Ademas, un punto muy importante a tocar, Hal Jordan era un chico problema, peleaba con todo los que colmaran su paciencia, y solo porque los profesores, secretarios, cocineros y el personal de aseo lo amaban él no era aun echado del colegio, eso si, como medida para controlar su actitud, si llegaba a meterse en otro problema, su beca sería cancelada, en otras palabras se tendría que ir por no poder pagar el colegio pero tampoco sería echado.
Odioso, ¡Pues claro!
Aunque tampoco le tenía tanto miedo a ese echo, se controlaba, sí, su actitud paso a ser más sumisa y menos problematica, pero tenía un pequeño as bajo la manga.
Porque la única persona que soportaba de todos esos niñatos cabeza hueca era el aclamado príncipe de Star City -porque Hal consideraba que los millonarios eran casi de la realeza a comparación de un pobreton como él- y dueño del establecimiento, Oliver Queen. Y no negaría que su amistad había comenzado de la forma más bizarra para su vida, al ser atropellado a principio de año escolar por la limusina del Queen, y para que sus padres no despidieran al pobre chofer Oliver pago todo el hospital en secreto de estos, y entre pago y pago terminaron entablando conversación hasta llegar a una amistad sincera.
Hal y Oliver, el duo de amigos que rompía corazones y hacia malas bromas que solo a ellos les causaba gracia. Una buena descripción de su amistad.
Así pasaron los primeros dos meses de colegio, Hal haciendose conocer, Oliver pagando un hospital, y ambos inventando mentiras por las heridas en el rostro y la muñeca torcida del castaño.
Pero en un momento, Jordan se dio cuenta de algo, una pequeña acción de su millonario amigo que le llamo la atención. Oliver todos los miércoles y viernes iba al area donde practicaban las porristas, cruzaba por las salas de música los jueves, y esperaba en su casillero más tiempo que de costumbre hasta que una cabellera rubia cruzara con un montón de chicas.
Le costo una semana averiguar quien era la chica que estaba captando la atención de su mujeriego amigo.
Dinah Lance, alias la chica perfecta en todo el establecimiento, una mujer un grado menor que era líder de las porristas y participe del club de canto llegando a tener su propia banda, por sus buenas notas y desempeño académico poseía una beca. Era el estereotipo de rubia perfecta según Hal.
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Nunca es demasiado Tarde. [Halbarry]
ФанфикA veces, la vida te pone a prueba. A veces, llegas a ser lo suficiente ciego como para no darte cuenta de tus sentimientos. A veces, conversar con esa persona especial podía ser lo mejor del mundo. Pero nunca, nunca es demasiado tarde para darte cue...