parte tres.

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Sunwoo sonrió ladino y terminó por acortar la escasa distancia que había entre ellos. Lentamente pasó sus manos por la estrecha cintura de Haknyeon, sintiendo la suavidad de su cremosa piel blanca bajo su tacto delicado. El mayor tampoco perdió tiempo enredando sus brazos en el cuello del más alto, tirando suavemente de los cabellos ajenos.

Sus lenguas danzaban tímidamente explorando la boca ajena, sus toques eran lentos y suaves, como si temieran romper al contrario. Se trataban como si estuviesen hechos de fino cristal y justamente así veía Sunwoo el cuerpo de Haknyeon, como una pieza única de cristalería fina que no merecía para nada lo que había pasado. Había sido tocado por muchas manos pero ningunas con buenas intensiones.

En algún momento la temperatura comenzó a subir aún mientras estaban dentro del agua, el beso subió de tono y los roces dejaron de serlo para volver toques sensuales y delicados. Una de las manos del moreno bajó un poco hasta llegar al pequeño y redondo trasero del mayor, tocó con un poco de duda pero al sentir que su caricia fue bien recibida decidió dejar ahí las dos manos, tal vez apretando un poco... solo tal vez.

Un gemido quedito salió de los labios de Haknyeon y rápidamente fue atrapado entre los de Sunwoo. Las cosas comenzaban a ponerse un poco intensas entre ellos, de pronto se habían desconectado de todo lo que no tuviera que ver con ellos y lo que ambos sentían. De haber estado más atentos quizás habrían advertido que alguien se acercaba y estaba a punto de encontrarlos en una penosa situación.

- ¡Mariposa hyung, Mariposa hyu...! -un par de gritos añinados se dejaron oír cada vez más cerca.

Haknyeon reaccionó con la rapidez suficiente para alejar al menor y hacerlo esconderse bajo el agua, casi ahogándolo.

- ¿Sí, Nini? ¿Qué necesitas? -preguntó como si nada estuviese pasando mientras movía su cabello hacia el frente para tratar de tapar su sonrojo.

Por suerte la mente llena de inocencia del pequeño JeongIn no le permitía caer en cuenta de la vergonzosa situación en la que estaba colocando a su hyung.

- Akari noona necesita ayuda para encontrar y arreglar a Felix porque no se deja peinar. -puchereó mientras se cruzaba de brazos para hacer un berrinche.

A Haknyeon se le cayó el alma a los pies, Akari y él eran los mayores de todos los chicos y por ende ambos se habían dado a la tarea de proteger a los más pequeños tanto como estuviera a su alcance. Solían esconder a los niños entre las rocas a la hora que llegaban los clientes y ellos dos se encargaban de satisfacer a la bola de cerdos que llegaban allí cada día. El punto era que si Akari estaba buscando y arreglando a Felix y JeongIn... clientes nuevos habían llegado, unos malditos pedófilos de seguro.

Con todo el esfuerzo que pudo recolectar le dio una temblorosa sonrisa al más pequeño.

- Ve con noona, iré en un segundos Nini, dile... dile a Felix que lo siento...

El pequeño inocente tan solo ladeó la cabeza hacia un lado sin entender pero sin atreverse a contradecir o preguntar algo. Solo se dio media vuelta y se fue por donde llegó.

Haknyeon sentía que había envejecido veinte años con una sola noticia. Se sentía molesto, frustrado e inútil. Aún si Sunwoo lo ayudaba a salir él no se sentía capaz de poder dejar a Akari sola con los pequeños niños que consideraba sus hermanitos.

- ¿Sunwoo? -llamó dándose la vuelta, notando la ausencia del menor.

- Arriba, Mariposa hyung. -repitió riendo suavemente.

Con solo ver su linda sonrisa Haknyeon sentía que su vida pesaba menos, solo un poco menos. Alzó la vista un poco para verlo sobre la roca en la que habían estado sentados hablando, se estaba vistiendo de nuevo y parecía que iba a irse. Él suspiró y subió también para comenzar a vestirse de forma apresurada, debían encontrar a Felix quien de seguro sería la atracción de hoy por ser el más nuevo, lo habían traído directamente de Australia.

entre dos mundos ↭ sunhak.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora