Ariadna se despertó con un fuerte dolor de cabeza, lo cual le hizo olvidar por un rato la aflicción de la espalda, pero al tratar de incorporarse sintió una tremenda punzada en su dolencia. Era tan fuerte que soltó un gemido en voz alta, daba la sensación de que aquel dolor de espalda no iba a ser pasajero y cada vez era más fuerte o, al menos, esa era la impresión que ella tenía. Miró a su alrededor con el corazón latiéndole a mil por hora, parecía que en cualquier momento se le iba a salir por la boca. Ella estaba echada sobre una fina capa de hojas, su saco no estaba a su lado y compartía un pequeño habitáculo con Ciro, Jacky, Helena, Dafne y Dante. No había salida alguna pues estaban rodeados de gruesos barrotes, aunque al menos pudo ver a través de ellos que estaban en el interior de una pequeña cabaña.
Ariadna trató de hacer memoria, pero lo único que recordaba era cuando el centauro robusto les interceptó en el lago junto con un grupo, después los ataron, pero luego no tenía recuerdo alguno, estaba todo en blanco. Entonces reparó en que sus amigos aún no habían recobrado el conocimiento e intentó reanimarlos de inmediato, al comprobar que todos estaban bien, se sintió más aliviada. Ariadna pudo prenderles fuego a los barrotes con un hechizo, pero no quiso hacerlo porque aparte de alertar a todos los centauros del bosque, no quería enemistarse con ellos. En tan sólo unos minutos apareció el mismo centauro del lago con dos camaradas más, los cuales sacaron con brusquedad a Dante y lo arrastraron hasta la puerta de la choza.
– ¿A dónde se lo llevan? – preguntó Ariadna alzando la voz. A pesar de que la oyeron los centauros no le contestaron y le dieron la espalda. Ella esperó con amargura una hora que le pareció eterna, mientras su hermano le apretaba la mano con fuerza y dejaba asomar unas lágrimas. Los centauros volvieron con Dante agarrado de los dos brazos, el muchacho casi no se mantenía en pie, tenía nuevas heridas y algunas cicatrices se le volvieron a abrir.
– ¿Que le habéis hecho? ¡Sois unos bárbaros! – Gritó Ariadna con lágrimas y apretando el puño con fuerza, estuvo a punto de lanzar un hechizo para romper los barrotes y propinar un puñetazo al centauro del lago, incluso visualizó la escena por unos segundos, pero Dafne le tapó la boca con la mano y la retuvo. Después le llegó el turno a Ariadna y los centauros se la llevaron, aunque no sin llevarse un mordisco del salvaje Dientes de sable. Uno de los centauros chilló horrorizado por el reguero de sangre que se derramó en el suelo. Otros centauros irrumpieron inmediatamente en la habitación y neutralizaron a Jacky.
– No le hagáis daño, por favor – suplicó ella mientras los centauros la llevaban al exterior de la choza, ella vio como golpeaban a Jacky, como su hermano lloraba y oyó como repetía su nombre una y otra vez. La llevaron lo suficientemente lejos como para dejar de oír los lamentos de Ciro. Entonces ella vio un círculo de centauros, los cuales le abrían paso de tal forma que la condujeron hasta el centro. Todos estaban alrededor observándola, algunas con la boca entreabierta y otros la miraban de reojo y señalaban con el dedo. Ciertamente, se trataba de una tribu poco numerosa pues no eran más de veinte adultos. De repente, uno de los centauros que le agarraban, le sentó en un viejo tocón repleto de musgo.
Los centauros no guardaron silencio hasta que el centauro robusto del lago se introdujo en el interior del círculo y entonces fue cuando tomó la palabra, poniendo orden entre los espectadores: – Esta humana y su grupo afirman que han huido de las tropas de Baltor y que necesitan cobijo de la reina. Yo opino que son espías ¿Y vosotros? – Todos afirmaron y abuchearon a la muchacha. – No obstante, según las leyes del bosque estamos obligados a juzgarlos.
Algunos centauros exclamaron – ¡Matémoslos! ¿A qué estamos esperando?
– No, porque ella tenía esto. – el centauro mostró la insignia de las tres serpientes enroscadas, al instante todos los presentes miraron a la chica boquiabiertos y uno de ellos le acusó: – ¿A quién se lo has robado? ¡Ladrona!
ESTÁS LEYENDO
La reliquia encantada
FantasíaEn Irëdia, un reino mágico y sombrío, estalla una cruenta batalla entre humanos y demonios. El conflicto da lugar al gobierno del tirano rey Baltor, cuyas ansias de poder y control amenazan con resquebrajar los cimientos de las alianzas y la paz de...