Larry cerró la puerta, caminando directamente hacia mí, tumbándome en la cama, con un gran empujón.
-¿Qué es lo que quieres de mi hermano?- me puso su brazo en el cuello, quitándome el aire -¿Qué es lo que buscas?, el no conoce la maldad, si le haces algo, te juro que te matare, aunqué eso me lleva a la cárcel, no creí que fueras de esas mujeres-
Eso si me molesto, levante la rodilla, golpeándole fuertemente, con suerte y no tubo daño grave, tal vez si pueda tener hijos en un futuro -¿esas mujeres? Tu sí que necesitas ayuda, tienes problemas amigo, muy grandes problemas, en cuanto a lo de tu hermano- ice una pausa, eligiendo las palabras –lo quiero como mi preciado amigo, antes me corto las venas a lastimarlo, el la única persona que no me ignora o me ve con lastima, en cambio tú, ¿Por qué estabas conmigo en la tarde? ¿Qué apuesta perdiste?-
-Aposte a que te llevaba a la cama en menos de un mes, ¿Cómo la ves?-
Lo abofetee, esto era indignante – ¿A quién?-
-A mi amiga, la empleada de la tienda-
Lo volví a abofetear, ya se me hacia raro que fuera tan amable –pues lastima, perderás la apuesta, ahora largo, que pronto saldré de tu casa-
Lo saque del cuarto, entre al baño, en esta no había nada más que cepillos y jabones, necesitaba algo filoso, recordé que en mi maleta había echado las corta plumas, corrí hacia esta, abriéndola, lanzando la ropa al suelo.
-Bingo-
La saque, me metí al baño, abrí la llave, siempre odiaba que la sangre me callera en la ropa o me escurriera por los brazos, tome la cortaplumas, haciendo un corte horizontal, la sangre salía, gota por gota, aliviando el dolor que sentía, tome la pequeña navaja con la otra mano, cortando de igual manera, pero no era suficiente, la tome con mi brazo izquierdo y la pase barias beses por el mismo corte. La sangre no dejaba de salir, por más que lavaba.
-Mi madre dice que si quieres cenar-
No conteste, hice lo mismo con la otra mano, mi dolor en las muñecas era el mismo que el de mi corazón, al fin podía sentir otra clase de dolor, uno que me distraiga del que ya tengo.
-Natasha- toco la puerta.
No conteste de nuevo, comencé a lavar las heridas, pero estas no paraban de sangrar, mancharía el blanco azulejo del baño. Se escucharon unos pasos que entraron al cuarto. Trate de ponerme de pie, pero mis piernas se doblaron, si, tal vez me excedí en los cortes, la puerta del baño se abrió, Larry se quedo de piedra.
-Yo lo limpio, tranquilo- trate de pararme de nuevo.
Caí al suelo, sentí como unos brazos me tomaron, cargándome como a una princesa, si tan solo creyera en eso, pero ya era tarde.
-Te llevare a un hospital- pateo algo –mama, necesito ayuda-grito.
-¿Qué ocurre?- me observo –dios santo, ¿Qué paso?-
-Se corto las venas-
¿Venas? ¿Había llegado tan profundo? Tal vez sí, pero no medí las cortadas, 10, 20, no recordaba con exactitud, solo podía pensar en calmar el dolor o distraerme de este.
-Natasha, vas a estar bien- lauro me toco la cabeza.
-Larry, ¿Por qué apagas la luz?-
-No la estoy apagando- bajaba las escaleras.
-Entonces me estoy desmayando, no quiero que le cuentes a nadie de esto o te castrare y echare tus restos al salchicha-
Después de mis palabras ya no escuche nada, todo se volvió oscuro.
Podía escuchar conversaciones, una mujer llorando, pasos, me tocaban el cuerpo, me inyectaban.
-Va a estar bien, tiene suerte de que la hayan traído a tiempo, si hubiese pasado más tiempo, tal vez no abría sobrevivido. Este tipo de pacientes solo quieren dejar de vivir, o como ellos dicen, dejar de sentir dolor, si quieren que ella siga entre nosotros, les recomendaría que la lleven a un psicólogo, el la ayudara a sobrellevar todo, lo digo por las marcas de cortes pasados, junto con golpes que ella no pudo realizarse sola, ¿saben si sufre maltrato en su casa?-
-No lo sabemos, solo sabemos que la corrieron de casa, es todo lo que ella nos conto, al menos a mi-se escucho la voz de lauro.
-Ella tuvo una pelea con su mejor amigo, también su mejor amiga resulto no ser su amiga, su familia la ignora, a lo que alcance a escuchar, ella estaba harta de mendigar compasión y compañerismo, digamos que nadie la toma en serio-dijo Larry.
-Pobre chica, así hasta yo trataría de llamar la atención, ¿sus padres están enterados?-
-No, ella me dijo que no quería que se enteraran, antes de desmayarse-
-Bueno, ella es menor así que sus padres deben estar al tanto-
-No necesitan- dije abriendo los ojos –mejor dicho, no les interesa- trate de sentarme.
En mis muñecas estaban grandes vendajes, no podía sentir las manos, o si, quería dolor, esto iba a doler cuando las sintiera.
-Eres menor, tus padres deben estar al tanto-me dijo la enfermera.
-Ellos son la razón de que yo esté aquí, si vinieran dudo mucho vivir otro día-
-Me amenazas con suicidarte-
-No sería del todo un suicidio, aparentaría serlo- reí era mala haciendo chistes –Es broma, yo les aviso, solo necesito mi celular, esperen, ¿Dónde está?-
-En casa-dijo lauro.
-Si bueno, al verte desangrada, casi al borde de la muerte, en lo último que pienso es si tienes el celular a la mano o no, o si llevas el celular, ensangrentado junto a tu ropa- dijo Larry.
-Está bien, está bien, no te enojes, solo llamare a mis padres volviendo a casa, como sea, creo que perdí el día de clases- al mirarlos fijamente note que estos tenían la ropa de ayer –Y al parecer les hice perder el día a ustedes también-
-Han pasado dos días- dijo Larry.
-¿Dos días?- dije sin creerlo.
Perfecto, por una tontería mía deje pasar dos días, también quitándoselos a ellos.
-Está bien niña- dijo la madre de Larry –Solo descansa, que en unos días más te darán el alta-
-Si, necesitas ir a un psicólogo, a que te haga un examen-
-No estoy loca-
-No es para locos- dijo la enfermera reprendiéndome.
-Ni traumada, solo fue un ataque de ira, a todos nos da-
-Si, pero no tomamos un cuchillo y nos cortamos las venas en cada ataque- dijo Larry fastidiado –Falte a dos juntas del equipo, a dos clases de auto defensa y a dos días clases-
-No te lo pedí, puedes irte, no escondí la puerta, ahí está muy grande-
Este salió molesto, ¿Cuál era su problema? Yo no le había pedido que velara por mí, ni que faltara a clases por mí.
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El cambio de la chica
Ficção AdolescenteNatasha está conforme con su vida, su amiga Laura, la cual no resulta serlo tanto, su mejor amigo Iván, el cual solo es gentil estando solos, su familia, pero ella comienza a descubrir ciertas cosas que la harán dar un giro de 180 grados a su vida...