Darkness [Chrollo Fanfic]

Estafa

El día había llegado. Chrollo manejaba un auto, no muy llamativo, ni mucho menos último modelo. Atrás, sus acompañantes miraban por las ventanas. Ya habían hecho cosas más excitantes que un simple robo, aquello no los emocionaba ni un poco. Uvogin y Phinks apenas se tomaban en cuenta, mucho menos a Chrollo. Lo único que quizás podría interesarles, era el hecho de que Chrollo mencionó que alguien, externo a la araña, había hecho aquel trato con él, y que esa persona se presentaría en cuanto debiesen llevar a cabo la misión.

Estaban a las afueras del gran complejo de edificios que componían la asociación a donde se habían llevado las obras de Louvre. Chrollo se extrañó, pues estaban a las afueras y aún no había ni un rastro de la otra parte del trato. Hasta que notó su presencia Nen. A la misma velocidad se acercó a la puerta del lugar.

Hana, quién había llegado justo a tiempo, ocultándose de todas aquellas cámaras viales y también de personas con presencia Nen y policías. Sabía que Kuroro probablemente estrellaría el auto contra las barreras de seguridad del lugar, lo cual, alertaría tempranamente al personal de seguridad y a su objetivo. Por ese motivo, se infiltró rápidamente en la cabina del guardia de seguridad de la entrada y lo redujo. Para cuando levantó la barra, de la entrada para autos, Kuroro ya había llegado, por lo que, entró sin problemas. Ella aprovechó la ventana abierta del copiloto, para colarse ágilmente por ahí.

- Maneja hacia el edificio de descarga...- Dijo Hana

- ¿Qué? ¿Por qué? Las obras están en el edificio de Seguridad...- Dijo Phinks

- Es una fachada, están en el edificio de descargas, en el último piso- Respondió ella.

- ¿Quién eres? Me suenas familiar- La chica miró por el retrovisor a quien le hablaba, quien no pudo reconocerla ni ver bien sus facciones, ya que, ella llevaba puesta la capucha de su poleron.

- Por ahí no, allí hay mas seguridad- La chica desvió bruscamente el volante en dirección a la zona por donde entran los camiones.

- Por aquí habrá más seguridad...- Dijo Chrollo mirándola atónito.

- Si, pero es mas factible que, con este auto, derribes esta entrada a que derribes la otra...- Todos entendieron lo que la chica tenía en mente. El chico de cabellos negros apretó el acelerador y en cuanto estuvieron cerca del gran portón para camiones, se lanzaron al camino. El auto se estrelló estrepitosamente contra aquel obstáculo, atravesándolo casi por completo. Este quedó atascado en el gran agujero que había provocado en la infraestructura metálica.

Hana fue la primera en entrar. El humo cubría casi todo y difícilmente se lograba ver algo. Sin embargo, ella ya había reducido a varios y ya estaba camino a las escaleras. Los demás también se las arreglaron para seguirle el paso, ya que, de todas maneras, no podrían subir por otro medio. La chica no había matado a nadie, ni siquiera había usado su Nen para atacar, solo estaba reduciendo al que se le cruzara. Los chicos del Genei Ryodan estaban comenzando a extrañarse por el comportamiento de la chica, puesto que sería mucho más fácil matarlos, que preocuparse por noquearlos, pero no matarlos. Una vez en el octavo piso, la chica se detuvo.

- Deben seguir subiendo hasta el último piso...- Decía mientras abría una de las puertas.

- ¿Dónde iras tu? - Preguntó Phinks.

-Tiene que hacer su parte del trato... Te veo arriba- Dijo Chrollo tomando la delantera.

La chica atravesó el umbral de la puerta que había abierto, para comenzar a avanzar por la pequeña pasarela que unía la torre de descarga con la torre de seguridad, pues, en esta última, se encontraba su objetivo. Comenzó a correr a toda velocidad, activando su Nen, dado que, ahora se trataba de "los malos". Tres cuchillas se materializaron en los nudillos de cada mano. Estas eran tan afiladas que generaban un pequeño silbido al romper el aire. Esta vez, su avance fue extremadamente rápido. En menos de un minuto ya estaba en el mismo piso que su objetivo. Sin embargo, aquella persona a la que había estado rastreando desde hacía mas de 4 meses, no era un cualquiera, por eso mismo, la seguridad en aquel piso era particularmente mayor.