Darkness [Chrollo Fanfic]

Trato Hecho

Habían pasado tres días desde que se habían encontrado, y en su mente solo se había formado un pequeño rencor hacia ella y su aparente indiferencia hacia su encuentro. La misma noche del encuentro había tomado una decisión respecto de su propuesta, pero no quería apresurar las cosas, ni menos parecer desesperado por verla, puesto que al parecer ella seguía igual de herida con él que cuando se marchó.

"- Puedes ser mejor que esto- Decía Hana con algunos años menos mientras le aventaba un par de aretes que el chico le había dado...

- ¿Qué hay de malo en robar a los que les sobra? ¡Míranos! vivimos en la mierda mientras ellos buscan en qué gastar el dinero que les sobra... ¿Qué hay de malo en tomar un poco de eso?- Le gritó Kuroro intentando hacerle entender a la chica que sus acciones no eran malas

- Dijimos que dejaríamos cuidad Meteoro para tener una vida mejor... Pero siempre pensé que sería de manera honrada... ¿Por qué haces esto?¿Cuánto te cuesta conseguir un empleo...?¿Qué importa cuanto nos cueste obtener lujos si estamos juntos?-

- ¿Qué hay de malo en robar un poco de los que tienen por montón? Ni siquiera lo sienten...-

- Puedes ser mejor que un simple ladrón, Danna-

- Pero esto es lo que soy...-

- Mentira-

- Estas rechazando lo que soy...-

- ¡No! Yo te amo -Decía la chica entre lágrimas mientras intentaba retenerlas y quitarlas con las mangas de su atuendo- Quiero lo mejor para ti, para ambos, pero esta no es la forma de abandonar esta ciudad de mierda...-

- Entonces deja de escandalizarte por...-

- ¡Estas mal! Si tengo que alejarme de ti para que elijas entre robar y yo, lo haré... Tu no eres así, no tomes este camino... Cuando planeamos huir de aquí, era para alejarnos de toda esta mierda ¿Por qué insistes en seguir con esto?-

- Es probable que te hayas enamorado de una persona distinta a la que realmente soy...-

- ¿Cómo puedes decir eso...-

- Si no soy lo que tu esperas, jamás te obligaría a quedarte a mi lado si ya no me amas...-

- Kuroro...-

- Este soy yo, no puedo negar lo que soy, tú decides si te quedas o no...- En cuanto mencionó aquello, un nudo se hizo en su garganta. Desde el fondo de su alma esperaba que ella se quedara, y aceptara lo que era. Lágrimas comenzaron a surcar el rostro de ambos. Ya sabía la respuesta. Sentía un ardor en el pecho e infinitas ganas de dar marcha atrás a todo. Apretó los ojos en busca de una forma de contener la enorme tristeza que estaba sintiendo, pero los suaves labios de la chica lo detuvieron. Fue tan simple como un roce. Sin embargo, solo eso bastó para dejar grabado en su mente el olor de su cabello, la suavidad de su tacto y el indescriptible sabor de sus besos por última vez. Para cuando abrió los ojos, ella ya se había alejado lo suficiente, dándole la espalda y sin volver la mirada en ningún momento. Kuroro solo se le quedó viendo mientras ella se alejaba más y más"

Kuroro Pov

Es probable que aún se sienta herida debido a que no retrocedí en mi postura, pero eso jamás significó que no quisiera cumplir lo que nos prometimos hace tantos años. Aun quería huir de aquella podrida ciudad e iniciar una nueva vida junto a ella. Después de todo fue ella la que huyó de la ciudad sin mi, ella se alejó. Ella decidió dejarme. Ella se marchó.

Esa mañana decidí usar un abrigo largo de color negro, casual, nada llamativo. Pantalones negros, zapatos de vestir. Para ocultar la cruz en mi frente decidí usar un gorro, ya que, de todas maneras, el clima se veía frío. Salí del hotel. Comencé a caminar por las calles de aquella ciudad, pequeña, pero encantadora. En cada esquina había mas de un detalle arquitectónico que lograba sacar hasta al mas distraído de sus pensamientos. Tras unos minutos de marcha comencé a salir de aquellas hermosas calles para dar lugar a un paisaje algo mas lújubre. Es más, la pobreza y suciedad de aquel lugar me hacían recordar a ciudad Meteoro... Eran aproximadamente las nueve de la mañana. Había poco movimiento en las calles. Paseé por varias cafeterías, esperando encontrarla. Esta vez no era la locura lo que me estaba impulsando a actuar, pues ella estaba viva.