Una delgada chica caminaba cabizbaja por aquella poco gloriosa ciudad. No lo hacía por querer cubrir su identidad, sino porque se sentía abatida. Había logrado terminar con el mafioso que siguió por varios meses, pero había pagado un alto precio por ello.
Lentamente guió sus pasos hasta el vecindario que se había transformado en su hogar durante aquellos últimos meses. A paso cansado entró en la tienda de abarrotes que frecuentaba y transitó por los pequeños pasillos del lugar en busca de lo de siempre: varios botes de ramen y pasta instantánea. Pagó por las cosas y siguió su camino, ahora acompañada de una pequeña bolsa de plástico colgando desde su muñeca derecha, puesto que llevaba ambas manos dentro de los bolsillos de su poleron.
Unas cuadras mas allá, entró en una pequeña tienda, a la que desearía no ser tan cercana. Allí pidió lo mismo de siempre: tres botellas del whisky mas barato, dos de ellas en otra bolsa plastica, que sin problemas acomodó junto a la que ya llevaba previamente y otra botella en una bolsa de papel. Entregó al dueño el dinero por ello y salió de la botillería.
Sin apuro, abrió la botella dentro de la bolsa de papel, arrojó la tapa en el camino y se llevó el corrosivo líquido a los labios. Dió largos tragos sin esfuerzo, mientras a cada paso acortaba aun mas la distancia a su apartamento y la noche amenazaba con caer.
En uno de los cuantos pasajes antes de llegar a su destino, se encontró con una de las tantas escenas que se repetían a diario en aquel sitio. Dos chicos mayores amedrentando a uno de su misma edad, pero claramente mas débil. La chica sin pensarselo dos veces entró en el oscuro callejon.
- ¡Hey! ¿Qué diablos quieres?- Gritó el chico mas alto, quién era el que sostenía desde el cuello al más débil, aprisionandolo contra un enorme bote de basura.
- ¿Quieres diversión con los chicos malos?- Respondió el otro chico al notar que se trataba de una mujer.
Ella sin perder tiempo se lanzó rápidamente contra el chico que aun sostenía a la víctima. Una certera patada en el abdomen le envió varios metros mas allá, donde Hana le siguió. Una vez frente a él, le golpeó con los puños en repetidas ocasiones. Pronto se dió cuenta de que había perdido control, probablemente por los recientes sucesos y estaba descargando su ira contra un brabucon. Practicamente un muchacho.
Soltó un sonoro grito, que mas bien pareció un gruñido, mientras estrellaba uno de sus puños contra el concreto en frente de ella. Estaba agitada y sorprendida por su repentina agresividad. Pronto notó que el chico a sus espaldas estaba por disparar un arma de fuego, a lo que se movió hacia un costado, junto con el abusador golpeado. De no hacerlo, aquellos disparos le habrían matado.
En un elegante movimiento se puso de pie nuevamente. El chico armado disparó una vez a su rostro, pero ella tomó la bala en sus manos y la descartó a un costado. El chico volvió a disparar varias veces, pero ella tuvo la misma reacción cada vez, hasta llegar en frente de él, tomar su arma y destrozarla con una sola mano.
- No en mi ciudad - El chico frente a ella estaba asombrado y no podía mas que balbucear sonidos incomprensibles.
- ¿Q-qué ere...- Logró pronunciar, pero Hana golpeó el centro de su abdomen, haciendo que el chico se doblará y pegara su rostro al de ella.
-No te escuche... si, señor...- susurró a su oído. El chico sin entender mucho, junto el aire suficiente para poder articular palabras. Obedeció la orden e hizo el ademan de correr, pero Hana le detuvo por la ropa y le giró hacía su compañero. Aquel bandido entendió que no permitiría que dejase abandonado al otro chico. Sin mas, ambos dejaron la escena a duras penas.
Para cuando se dió la vuelta, el chico atacado aun se encontraba cerca del bote de basura observando la escena. Ella hizo un movimiento con a mano en señal de que se largara tambien. En cuanto estuvo sola, notó que las porciones de comida recién compradas habían caído fuera de su bolsa, en un charco de agua. Se lamentó internamente, pues dudaba haber dejado mas alimento en casa. Se alegró en que al menos las botellas de alcohol no se hubieran partido en pedazos. Tomó sus cosas y siguió su marcha.
Frente a la puerta de su apartamento, suspiró pesadamente al recordar lo que le había dicho a Kuroro: Si hoy decido ir con alguno de mis amantes ¿Amaneceré muerta? Rió para si misma al recordar el rostro del pelinegro. Ojalá tener siquiera alguno, pensó para si misma.
Una vez dentro del departamento, quitó sus prendas, dejando únicamente su ropa interior inferior y la camiseta de tirantes que solía usar. Sin soltar la botella de licor, caminó hacía el baño. A su paso apartó varias montañas de papeles y sin reparo pasó sobre varias carpetas. En cuanto estuvo frente al espejo tomó otro largo trago de alcohol y levantó la polera en el lugar de la marca. Al parecer ya estaba cerrada y cicatrizando, no había mucho que ella pudiese hacer.
Volvió a salir del cubículo y se dirigió al sillón ubicado frente a la unica ventana del lugar. Se dejó caer pesadamente para terminar de beber el contenido de la botella. Descuidadamente dejo el recipiente de vidrio a un costado y volvió a lamentarse por la comida, no porque tuviese hambre, sino porque era consciente de su calidad de humana y, por tanto, sabía que en algún momento debía comer.
Entonces aquellos recuerdos, que venían atormentandola desde hacía casi un año, volvieron a su mente. Las lágrimas no tardaron en aparecer. Se enrolló a si misma como si de un ovillo se tratase y lloró hasta que los ojos le dolieron de tanto hacerlo. Abrió otra botella de licor y tragó todo su contenido casi de un sorbo. Pronto haría lo mismo con la última botella o hasta que sus ojos se cerraran, lo que ocurriera primero.
....
La misma pesadilla de siempre la despertó de golpe, tan agitada que su cuerpo se levantó en el acto. Para su desgracia, había ido a parar bajo la mesa de la cocina, por lo que, al levantar su cabeza, su frente chocó contra el borde de una de las sillas. Maldijo a su yo borracha por ir a dormir en tal lugar. Pronto volvió a recordar y las lágrimas volvieron a correr por su rostro. En cuanto sus ojos volvieron a doler, decidió que era momento de ir a darse un baño.
Quitó su ropa y se introdujo en la ducha. El agua comenzó a caer lentamente por su cabello, humedeciéndolo de a poco, siguiendo su recorrido a través de su pecho y finalmente enredándose en sus piernas. Lentamente lavó su cabello y cuerpo, pero en cuanto estaba por terminar, las lágrimas volvieron a asomar. No les detuvo, sino que simplemente dejó que se mezclarán con el agua de la ducha.
Una vez fuera del cuarto, buscó ropa limpia en el montón de prendas ubicado en una silla frente a la cama, comprobó que su rostro no hubiese quedado muy lastimado por el golpe matutino y sin mas, arrastró sus pasos hacia el ordenador portátil sobre la mesa de la cocina.
Entró en una página de empleo para cazadores con un ID robado y así poder conseguir algún trabajo para aquel día. No obstante, aquella página no era un portal de empleos como tal, sino mas bien un sitio para cazarecompenzas. La chica aceptaba trabajos a diario del tipo: entregar la cabeza de tal mafioso a tal grupo y cosas por el estilo. Por lo general, se trataba de organizaciones pequeñas, con bajo poder delictivo, lo que hacía que sus tareas fueran mucho mas sencillas. Sin embargo, a veces caían cabezas como las del tipo del día anterior.
Pronto una pequeña alarma le avisaría de un trabajo para ella. Leyó cuidadosamente las condiciones para luego cerrar el ordenador y guardarlo en un bolso, el cual se cruzó, como si de un morral se tratase. Tomó una petaca y la rellenó con el whisky que no se bebió antes de caer inconsciente. Cerró la pequeña botella y la guardó también en el bolso, junto con la licencia de cazador hurtada. Finalmente sacó un poco de dinero de debajo del colchón y salió del apartamento.
Antes de partir en una nueva misión, pasó a la cafetería de la esquina, donde pidió lo mismo de siempre: un rollo de canela y un moccaccino. En cuanto salió del local, disimuladamente descartó la mitad del café y la reemplazó por el contenido de la petaca.
- Aquí vamos otra vez - dijo pesadamente para sí misma, mientras daba un sorbo al su moccaccino.
ESTÁS LEYENDO
Darkness [Chrollo Fanfic]
FanficThe Darkness, un vengador, quizás un héroe, talvez un justiciero y según tu perspectiva, hasta un criminal... pero ¿Cómo juzgar a quien impone la justicia con sus propias manos?¿Realmente actúa en pos del bien? O ¿Solo actúa por venganza? En un mund...