Cuenta la historia de 6 chicos que tendran que enfrentarse al poder de la vida, la muerte y el de los 4 elementos(tierra,aire ,agua y fuego) que contienen los 6 totems mas poderosos del mundo de Lahid y solo cuando consigan dominar su poder podran...
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Liriana se sentía extraña. Normalmente las hadas sienten mucho más los acontecimientos que están por venir, el entorno y los sentimientos de los demás. Y aquel día era más inusual. Sentía como si toda su vida fueran pedazos y fuera a recuperar otro pronto. Pero fuera lo que sea no podía parase a pensar en ello. No durante el entrenamiento. Esquivo la flecha por los pelos.
- Hija, estate atenta. En una situación real el enemigo no fallará. Por lo tanto tu tampoco.-Le dijo su padre. Hacía años desde la muerte de su madre, a manos de un comerciante del desierto. Desde entonces ella les había cogido un odio general a todos. Por ese motivo su padre la entrenaba. Era un alto cargo militar de Laridae que se empeñaba en que su hija supiera defenderse. Pero aunque Liriana ya se sentía segura su padre seguía instruyéndola. Decía que a lo mejor las técnicas fuertes no se la darían tan bien porque ella era mas hábil y ligera. - Haces honor al nombre que te puso tu madre-. Le decía a menudo. Su nombre era parecido al de la ciudad. Pero el suyo significaba "hija del aire", no "hija de las nubes". -Me toca a mi lanzarte un par de flechas "dedii"- desde pequeña había llamado así a su padre y a él no le molestaba. Se preparó para lanzar una flecha a su padre justo por encima del hombro. En lo que a flechas y arcos se refería ella nunca fallaba. Por su 14 cumpleaños su padre mando que la hicieran el arco más bonito del mundo, pero con un hueco para lo que parecía ser una gema. Su padre le dijo que con el tiempo averiguaría para que era.
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Al parecer su padre se había vuelto más devoto de la hermandad de los 6.(alaban a los elegidos por encima de todo). Solía ir al oráculo de la ciudad muy a menudo y desde el terremoto de hace 2 días parecía estar esperando algo. Absorta en sus pensamientos se dio cuenta de que el entrenamiento había acabado. Salió a pasear por la ciudad como solía hacer pero por una zona distinta. Estaba peor iluminada y en bastante mal estado. Y notó que la estaban siguiendo. Aligero el paso. Lo aceleró y acabó corriendo. Eran ocho contra una. Aunque esa una sea capaz de torturar y matan a un hombre con una cuchara de cocina no podía ganar. Sintió una presión en el pecho. Estaba agotada de la caminata y del entrenamiento. Llegó a un callejón sin salida. Y la rodearon. Intentaría abrirse paso entre algunos luchando y escapar pero ellos eran muchos mas, más altos y más fuertes. Sintió miedo y algo en su rostro se iluminó. en el momento preciso de que uno de ellos de abalanzó ella le empujó hacia atrás. Pero se dio cuenta de que ni siquiera le había tocado y de que tenia una piedra roja en la mano parecida a un rubí pero no igual bastante grande en la mano. No tuvo tiempo de admirarla un poco más. Todos fueron a por ella. Y de la palma de su mano salió un torbellino de la altura de dos de esos hombres que los arrastró a todos hasta la pared del edificio paralelo. Ella se sentía poderosa y más completa que nunca pero aun le faltaba algo y no sabía muy bien que era. Fue hacía su casa y su padre le esperaba en la puerta. -Te han atacado.-pero lo dijo en tono de afirmación y no de pregunta.
-Pues si. Como lo sabes?-Su padre la miró como si se lo dijera todo.-Lo has organizado tu.-
-Si hija. Pero entiéndeme tenías que despertar.Los oráculos predijeron que tu serias una de los seis.Por eso el arco tiene ese hueco. ese arco esta echo de nademis. Un material conductor de energía mágica. Y por eso te he preparado lo mejor que he podido estos años para que salvaras nuestro mundo y nuestra amada ciudad Laridae. ¿No pensarías que he estado preparándote estos últimos 30 años solo para que te defendieras?. -
-¿Papa que estás diciendo?Yo no soy ni una elegida ni una salvadora y no tengo ningún pod...-Calló de repente. Si tenía uno. Aquel del callejón. El de el aire . Lo que eso significaba que ese era uno de los seis totems de Reivaj. Y ella una elegida súper poderosa destinada a matar otra vez a un demonio milenario o morir en el intento. Todo le daba vueltas y finalmente se desmayó.
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-Señorita Liriana.- Efie la criada del hogar la llamaba para ver si estaba despierta. Ella se apartó de un salto. Bajó corriendo hasta el despacho de su padre y con sus nuevos poderes reventó la puerta , aún sin saber como controlarlos muy bien.- COMO HAS PODIDO HACERME ESTO! Soy tu hija y me dices que has enviado a unos matones a que me dieran una paliza para que se despertara mi poder del aire, que más tarde tendré que utilizar para vencer a un demonio inmortal, que tu ya sabías que tenía porque visitaste un oráculo místico y lo ves normal?- su padre la miró con toda la normalidad del mundo- Pues sí. tu habrías hecho lo mismo y no solo eso. te va a tocar buscar a los otros elegidos y entregarles un arma ancestral que si colocan sus totems en ellas se volverán diez veces más poderosos.
- A vale, si solo es eso.-su padre , El capitán Demos, el soldado más fuerte y duro de Laridae, la miró con la más infinita ternura y le dijo- Ya está todo preparado para tu partida. Lo siento hija pero no queda tiempo. Lo bueno es que la primera elegida en despertar vino hasta aquí para buscarte y está en algún lugar de la ciudad. No hay tiempo para despedidas y para que te quedes a pensar. Lo siento hija adiós. Estos dos escoltas te ayudarán a llevar casi todas la armas ,pues faltan las del agua y la tierra ,provisiones y dinero que hacen falta.-En ese momento dos altísimos soldados entraron en la habitación. El más ancho les dijo- Estamos listos para el viaje y la búsqueda de los seis.-
Sin perder tiempo, marcharon. A Liriana le sorprendió que su padre gastase tan pocas palabras con ella al despedirse. Parecía que le importaba más aquella dichosa búsqueda que ella. A los pocos días se dio cuenta de cuenta de cual sería su rutina los próximos días o incluso meses. Preguntaban a la gente acerca de la chica del fuego,se pegaban largos paseos por los barrios de la ciudad y dormían en los hostales más cercanos a la zona de la búsqueda. Al principio le pareció excesiva la cantidad de dinero que llevaban encima pero luego se dio cuenta de que tendrían que alojar y alimentar a cinco personas más. Así estuvieron una semana hasta que la vio y supo que no iría nada bien.