LOS TOTEMS DE REIVAJ

El otro lado.

Ketsia se levantó la primera. Le gustó la sensación de tocar el frío suelo de piedra con los pies. No sabía si era porque ella solía tener una temperatura más elevada de lo normal o porque sabía que no sentiría lo mismo en mucho tiempo. Había preparado su hatillo la noche anterior con provisiones, ropa de cambio, herramientas, una cuerda y su espada. No sintió pena por tener pocas cosas sino alivio al saber que no dejaba nada atrás. En silencio, bajó hasta la sale del portal. A lo mejor podía adelantar algo para cuando llegaran. Tocó la superficie del portal con la yema de los dedos. Estaba caliente. Empezó a sentirse mareada y de repente, ya no estaba allí. Se sentía flotando en alguna especie de limbo. No se sentía com si estuviera en su cuerpo pero tampoco estaba dentro de su mente. Era otro lugar. Y ella no estaba sola. A lo lejos veía...no, no le veía, le sentía. Era una especie de vórtice de oscuridad pura. Al parecer se había dado cuenta de que ella estaba allí,porque la habló. Le escuchó como si le hablase al oído.

- Te estaba esperando. ¿Dónde están los otros cinco?

-¿Quién eres? ¿Qué quieres? No te tengo miedo.

-Me conoces desde el principio del mundo, fuego.

-No,eso es mentira.¿¡Quién eres!?

-Soy la oscuridad antes de la luz. Soy el miedo en los corazones de los hombres. Soy la sombra del más bueno y honorable. Soy la noche sin luna ni estrellas. Soy el que destruye lo creado. Soy el prófugo de los totems.

-Karim.-   Y sintió miedo. Ni aún siendo tres veces más poderosa lograría huir siquiera. 

-Así es. Ni aunque tus amigos te ayudasen podrías huir. Pero no temas no te haré nada hoy. Al fin y al cabo somos semejantes.

-No me hables ni manches mi mente con tus sucias mentiras. Y no me leas el pensamiento.

-Te equivocas. Lo primero, no te leo la mente. Aquí no tienes mente ni cuerpo. Y si nos parecemos. El fuego consume la vida. Arrasa bosques y ciudades. Su humo tapa la luz. Eres como yo,fuego.

- No nunca seré como tú.-  Ketsia sintió un tirón de otro lado y de repente volvió al espacio físico. No pudo escuchar la advertencia que aquel viejo demonio le dijo.

-Y sin embargo siempre vuelvo gracias a tí.

-¡Ketsia! ¿Qué haces?. Estabas como ida.- Liriana estaba susurrando y recordó que estaban huyendo. Arsen y Miny estaban detrás iniciando el portal.

-Liriana, creo que he hablado con Karim.

-¡¿Qué?!

- Si, pero era en otra parte. No el mundo de los espíritus. Era como un espacio al que entré desde mi interior. Había destellos y una enorme oscuridad,que era Karim. Hablamos y me dijo...-Ketsia no estaba segura de contarle lo de su supuesta parte oscura.-Y me dijo que acabaría con todos nosotros porque no tenemos poder suficiente para herirle.

-Chicas, ya he abierto el portal con Miny. ¿Estáis listas?- Liriana miró a Ketsia con cara de asombro.

-Ahora vamos Arsen. Y en cuanto a ti, luego hablamos.- En otras circunstancias Ketsia habría respondido a ese tono,pero había empezado a comprenderse y no se llevaban tan mal. Ahora Liriana era como la hermana mayor del grupo. 

Cogieron sus hatillos y se prepararon. El último paso era abrir la puerta a el otro lado. En cuanto lo abrieron una luz iluminó la sala. Y al fin cruzaron. Hacía frío, pero con una chaqueta se estaba bien. El paisaje era hermoso pero extraño.

Arsen tropezó con una enorme roca. Pero en vez de hacerse daño, la roca salió disparada como si le hubiese dado a un balón. Y no era por sus poderes, sino que la roca pesaba menos. Iba a estamparse contra un árbol pero el árbol se la comió. Cuando vieron la luna vieron que cambiaba de color. En un lago, vieron cisnes que iban marcha atrás. Y vieron a un perro nacer del aire y volverse viejo hasta la muerte en un minuto. Todo allí era extraño. Nunca entenderían como funcionaba el mundo de los espíritus, así que comenzaron la marcha.

-¿Hacia dónde vamos, señoritas? Porque, no creo que haya mapas de este lugar así que alguna dirección habrá que tomar.

-Hacia adelante. Pasemos al lado del lago para que me pueda llevar un poco de agua del mundo de los espíritus. A lo mejor tiene propiedades curativas.

Caminaron durante horas y el paisaje no cambiaba. Parecía que estaban andando hacia atrás ya que la sensación que tenían no era la de estar avanzando sino la de estar retrocediendo.

Pararon a descansar. Sacaron las provisiones y se sentaron allí mismo. Si se sentaban en la arena, notaban que estaba fría y cuando se sentaban el la hierba parecía estar caliente.                    Estaba claro que aquel no era su mundo. No tenían miedo pero se sentían incómodos constantemente. Ya no sabían si era de día o de noche. Ni siquiera sabían cuantas lunas había ya que aparecían y desaparecían constantemente.

Al fin Arsen dijo algo desde que empezaron aquella travesía.

-¿Podemos quedarnos un momento quietos? Quiero comprobar una cosa.- Las caras de sus compañeras lo decían todo. Estaban hartas de andar sin encontrar nada ni a nadie. Se sentaron en unos frente a otros a esperar. No sabían cuanto tiempo llevaban así cuando la vieron. Era una ciudad. Se habían quedado quietos y por fin habían avanzado. Era algo irónico.

Avanzaron hacia sus puertas deseando encontrar algo en su travesía. Sin embargo no pudieron avanzar hacia sus puertas porque no había. Ni siquiera un pequeño muro que señalase el principio y el fin de aquel asentamiento. Había torres de doscientos pies de altura y pequeñas casas de una planta. Había solidas y lujosas chabolas y enormes y desvencijadas mansiones. Definitivamente aquello no era una ciudad. Por un camino se les acercó un muchacho de unos 16 años. Tenía el pelo naranja como el cielo de un atardecer y los ojos verdes como esmeraldas. Era alto y esbelto y muy sonriente al parecer. Cuando estuvieron a un par de metros les dijo-Bienvenidos a la llanura de la luz. Os estaba esperando.