Domingo, Febrero 26.
— Yo no nací para esto— le digo a mamá agarrando la fibrosa pata de un pavo.
Arrugo la nariz y dejo ir de entre mis dedos la pálida piel del ave; cae recobrando su forma con el resto de su cuerpo muerto. Froto las yemas del índice y pulgar donde queda pegada lo jugoso de la piel del pavo.
— Algún día tendrás que aprender a hacer las compras por ti misma— apunta mamá revisando cuál de los treinta pavos que yacen frente a ella llevar. Mamá agarra uno y lo acerca a mi cara; doy un paso atrás despavorida con una mueca de horror— ¡Está muerto! No puede hacerte nada.
Se burla de mí jugando con el cuello roto del animal.
Qué mujer sin sentimientos.
Sueno la garganta y recobro la compostura alejando los ojos curiosos de mí.
— Mamita querida, ¡Soy vegana!— ondeo los brazos al aire— Además, para eso están las compras a domicilio. Sé que en tu siglo se acostumbraba hacer de otra forma, pero las cosas cambiaron.
Sus claros ojos azules se vuelven una rendija amenazante.
— Sé que son las compras a domicilio...— detiene nuestra conversación para indicarle con el dedo al empleado cuál va a llevar— pero prefiero hacer las cosas por mí y no quedarme comiendo dulces en un sofá. No tengo nada en contra de la tecnología, pero un día de estos vamos a quedar como en Wall-E.
No, no tiene nada en contra de la tecnología; le encantan las redes sociales, antes de recibir a la pobre criatura que mataron para su consumo de manos del empleado le pide que sonría y le toma una fotografía a su compra y lo postea. Es toda una Influencer. Dedica los días de su jubilación haciendo vídeos de «Cómo hacer comidas cinco estrellas en casa». El pobre pavo es su próximo invitado a la mesa.
Caminamos hacia en puesto de especias y se detiene a comprar.
Cuando me invitó de compras pensé que se refería a ir a desvalijar boutiques, no a comprar comida. Hasta planeé comprarme algo para usar esta noche cuando vaya con las chicas. Pero ahora estoy aquí perdiendo tiempo que podría haber ocupado en tiendas de ropa buscando ingredientes para un «Pavo marroquí, receta secreta de patatas con aceitunas»: el nombre de su siguiente entrada a YouTube.Mientras que mamá continúa comprando por todo el mercado, mi fantasmal presencia la acompaña al tanto que me encargo de revisar en mis tiendas preferidas por Internet qué puedo comprar. Para cuando nos subimos al auto sigo igual que al principio. Hice uso de mi tarjeta de crédito, pero no compré más que unos collares; comprar por Internet tiene sus pros y sus contras, por ejemplo, que no puedes medirte las prendas: una cosa es como se vean en un maniquí y otra cómo te queden a ti -por no decir que el único vestido que me enamoró costaba más allá de mi presupuesto actual-.
Conduzco a casa concentradísima en qué puedo encontrar en mi armario para ponerme.
Al llegar a casa ya son las 18:15pm y apenas me queda tiempo para estar lista antes de las ocho.
— Eve, mi linda, ayúdame a recoger unos recipientes— la larga y deslumbrante melena rubia de mamá se interna en la cocina.
La postura de mi cuerpo al pie de la escalera es una queja tácita. Cinco minutos menos; ahora solo me queda una hora y cuarenta y cinco minutos. Ni yo, con todo y mi super don para la moda, podré hacer algo en tan poco tiempo.
— ¿Vas a cocinar al aire libre?— finalmente, la sigo. Por lo general usa la cocina como su estudio de televisión— Pero si está lloviendo.
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Enamorándome de tu voz
Teen FictionENAMORÁNDOME DE TU VOZ es la historia relatada por Evelei, una chica que a simple vista sólo es una persona superficial. Y sí, puede ser muy imprudente y la mayoría del tiempo pasa por alto el poder que tienen sus palabras para los demás. Sin embarg...