S e i s

5.4K 904 465
                                    

No se puede decir precisamente que la idea de salir del clóset con mis padres fuera algo que me tuviera tranquilo pese a haberlo decidido con plena consciencia, pero tampoco era algo que me tenía angustiado con exageración como la primera vez que ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No se puede decir precisamente que la idea de salir del clóset con mis padres fuera algo que me tuviera tranquilo pese a haberlo decidido con plena consciencia, pero tampoco era algo que me tenía angustiado con exageración como la primera vez que decidí decirlo en voz alta a Gris. Creo que llegados a ese punto, saber con plenitud que no estaba solo en caso de que las cosas salieran mal, ayudó bastante a que me decidiera aún más a hacerlo.

Conocía a mis padres y quería tener la certeza de que pensando en sus maneras de actuar y de ser, no sería algo mal recibido; puede que una sorpresa sí y tal vez un momento de shock y de preguntas, pero no esperaba odio, llanto de tristeza o rechazo.

Habían pasado unos días desde que le había dicho a Gabriel de mi decisión y estaba entusiasmado con la idea aunque a la par tenía temor y expectativa.

—Tu papá me conoce —comentó, mientras estábamos en mi habitación una tarde de jueves luego de clases—. ¿Crees que se sentirá de alguna extraño de que yo haya venido antes? ¿Qué tal si piensa que desde que me ha visto somos novios y que lo hemos engañado vilmente? ¿Y si no le agrado por eso?

—Pues en teoría lo hemos engañado vilmente —respondí. Gabriel me lanzó una almohada, yo estaba en la silla de mi escritorio y él sobre mi cama—. La verdad, si hay alguien en mi vida que sea menos rencoroso que tú, es mi padre, así que no va a odiarte.

Guardó silencio por unos minutos y volvió a hablar:

—¿No estás nervioso? —Me encogí de hombros, casi con indiferencia, casi con miedo—. Yo ni siquiera puedo imaginar el momento en que yo deba hacerlo con mi mamá y mi hermana.

Estaba totalmente recostado en mi silla, casi a punto de caer y al escuchar eso, con lentitud me enderecé. Él nunca sacaba el tema y me interesaba saber lo que pensaba al respecto.

—¿Has pensado en...?

—No... sí... no lo sé —titubeó—. Sé que el día llegará pero no quiero teorizar sobre el resultado. Tus padres... bueno, Denny, a su manera te han dado apoyo en todo, son bastante claros para hablarte, según me cuentas. Son distintos, ¿entiendes? Mi mamá es más cerrada, más reservada, no puede decirse que sea la mujer más expresiva del mundo... ella no es de las que diría cosas como "te amo a pesar de todo"; sé que me ama, pero no porque de su boca haya salido un "te amo" con mucha frecuencia. No es de tener muchas amigas aparte de un par de vecinas, no le gusta que los demás se metan en su vida, ni que le pregunten por el pasado y por mi papá. Discute mucho con mi hermana por su actitud fiestera —Hizo una mueca al decir esa palabra— pero a veces se rinde porque mi hermana no cambia ni lo hará.

Su vista estuvo todo ese tiempo dirigida al piso pese a que hablaba conmigo; le incomodaba sacar el tema y pensé en ese momento que lo de no ser muy expresivo era heredado de su madre. Gabriel me apoyaba sin vacilaciones y a la hora de decirme lo que sentía por mí no se quedaba corto, pero no podía negar que en general, su vida familiar era un enigma.

Limerencia •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora