. Veintidós.

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-*

- dame cinco minutos. - murmuró luffy, mirando hacia adelante.

-¿eh? - musito shanks.

- solo cinco minutos. - volvió a repetir, su voz, cargada de rencor.

Y aunque shanks hubiera dicho que no, luffy se habría ido de todas formas

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Y aunque shanks hubiera dicho que no, luffy se habría ido de todas formas.

Siguiendo a luffy con cuidado recorrieron casi toda la casa hasta llegar al patio trasero.

Luffy abrió la puerta de una patada dejando ver el exterior, comenzó  a bajar las escaleras que te dejaban llegar al amarillo y opaco pasto quemado.

Shanks miró como luffy alzaba el arma.

- será mejor que dejes de correr, Dragoncito - se burló.

Los oficiales, incluido shanks, de tensaron por completo.

Dragón se detuvo, el tiempo que le duró encontrar la salida fue demasiado largo y ahora pagaba las consecuencias.

-date la vuelta, dragón - ordenó luffy. -. No tengo todo el puto día.

Dragón se dio la  vuelta para mirar a luffy a la cara viendo como sostenía un arma de fuego apuntando a su cabeza.

-¿no matarás a tu pobre padre, verdad mi querido hijo? - el tono sonó tan amable y lastimero, pero, a luffy solo lo inundó de rabia y dolor.

- no. Aunque nunca fuiste un ejemplo, eres mi padre, no podría matar a mi padre- dragón sonrió, como si de verdad quisiera a luffy, pero una vez mas luffy comenzó a hablar -. Yo no, pero él sí.

Luffy apuntó con un movimiento de cabeza hacia atrás de dragon, este dándose la vuelta miro a sabo.

Sabo lo miraba con los ojos llorosos, afligido.

- acabo de ver a ace- luffy se tenso con las palabras de su hermano rubio - dijiste que no le harías daño, lo prometiste.

-¡yo no le eh hecho nada! - se defendió dragón, con cara amable y llena de amor. - intenté salvarlo pero... Akainu, oh akainu, no me dejo.

Luffy frunció su ceño al igual que shanks que escuchaba todo, escondido.

-¿que hay de luffy? - sabo cargo el arma cuando dragón dio una paso hacia él - pensé que querías su información para arreglar las cosas con él ¡no matarlo! - dragón hizo una mueca.

- amor - llamó, con voz piadosa - ¿no me harás daño verdad? Te amo... Tu me amas... Solo tenemos que irnos, olvidar lo que pasó aquí... Vivir- sonrió -. Los dos- estiró sus brazos como si quisiera abrazarlo -. Juntos. Como siempre quisiste.

Prisioneros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora