16.-Vamos de boda

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El despertador estaba sonando.

-Mmmdf...-protesté pegada a la almohada, desperezándome al más puro estilo Rose.

-¡Arriba marmota!-ah,mi hermano, tan encantador como siempre.

-Ya vaaaa...-impaciente hijo de mi mamá.

¿Qué decía? Ah, ehm sí, bueh, te quiero hermano.

-Va en serio lagartija, salimos hacia Londres en media hora. O te levantas o te levantas.-

¡¿Media hora!? ay mamá. Me levanto de la cama como si tuviera un resorte para ello y ocupo el baño enseguida. Me arreglo y en veinte minutos exactos me planto junto a la puerta de casa, llevando un vestido crema ceñido con motivos florales en encaje y una chaquetita plateada con tacones. El pelo me lo he dejado suelto, planchado, y me he puesto una pequeña diadema plateada de adorno, a juego con la chaquetita. Mi hermano me mira sonriente desde la puerta, me agarra la mano y me ayuda a subir al coche todoterreno de papá.

-Menos mal que te has levantado, creía que tenía que llamar a la grúa.

-Haá há, muy gracioso, pero a tí-le apunté acusadoramente con el dedo mientras él ocupaba el asiento a mi lado.- también te cuesta levantarte. ¿O tengo que recordarte aquella vez con el cubo de agua que...?

-Shhht.-mi hermano me puso un dedo sobre la boca y se sacudió como un perro mojado, estremeciéndose. Sonreí.- Aún noto el agua fría que me tiraste en pleno invierno hermanita, gracias por nada. Y que conste que solo fue esa vez porque la cama estaba calentita y- esta vez le puse yo el dedo en los labios, devolviéndole el gesto.

-Shht. No pongas excusas Zac.- Hice highfive con mi cerebro interiormente.

Con una sonrisa de incredulidad se removió en su sitio para ponerse el cinturón.

Me miró fijamente y alcanzó mi cinturón para ponérmelo.

-¿Qué haces? puedo yo sola.-le pregunté extrañada.

-Sí que puedes pero ¿entonces qué gracia tendría si no aprovechara para hacerte cosquillas?

Oh, oh... holy shit.

¿Cómo no lo había sospechado? ahora me está haciendo reír cual foca epiléptica en un manicomio.

- Nooo Zac, ¡para! jajajajajaj,  prometo ordenar tu cuarto un mes, pero aay, para jajajajajajaj ¡PARAAA!.-me cubría como podía con mis manose intentaba darle algún manotazo.

-Tentador pero no.

Por fin paró cuando mamá y papá  entraron en el coche. Ufff, menos mal no aguantaba más el dolor de tripa. No soporto las cosquillas. En serio. (Son mi punto débil, por si alguno no lo ha adivinado todavía).

Llevamos ya un buen rato de viaje pero noto que todavía me pesan algo los párpados, me pasa a veces con los viajes largos.

Aguanto despierta un rato más pero me empiezo a dormir... mejor me pongo música.

"As a butterfly" empieza a sonar en mis auriculares, y me relajo en el asiento, mirando pasar el paisaje y dejándolo poco a poco atrás.

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En efecto, la novia dio el sí quiero, a lo grande y en la Iglesia ... pero no pensé que esto estaría tan abarrotado. Sí, era una boda, por supuesto, pero hay más gente aquí que en la cafetería del instituto cuando hacen deliciosos (de hecho el adjetivo se queda corto) bocadillos de tortilla, (y eso es mucho decir). Todos los coches forman ahora una ordenada fila. Estoy con mi bulliciosa cabecita a rebosar de mis raras ideas, apoyada contra la ventana del coche, y mientras, papá habla con los del aparcamiento y busca plaza. Por lo que sabía hasta el día de hoy, Helen era una amor de persona, y se había divorciado hacía varios años. Por ello conocí a Thomas cuando se mudaron, de lo que estoy profundamente agradecida ya que él es genial,y adivina mis pensamientos antes incluso de que yo misma lo haga; me entiende mejor que nadie, y el motivo es que sabe escuchar. Había quedado con él en hacernos mutua compañía durante el largo evento e ir haciendo "Mingo" por el gentío (mingo es acoplarse por ahí e ir haciendo amigos en la fiesta sin conocerlos de nada, sí señor) siempre que no tuviéramos que ayudar a Helen en algo, claro. Debo decir que me quedé boquiabierta al ver el gran y lujoso edificio en el que se iba a celebrar el banquete y la post celebración, generalizando. El recinto era enorme, tenía amplios jardines que le hubieran encantado a mi antiguo perro, Lucky, lo extraño, pero al menos aún tengo a Cake. El caso es que estaba rodeada de arbustos moldeados en originales y detalladas formas, vistosas flores, desde simples y bonitas margaritas hasta setos con frutos y bayas que no reconozco, aves del paraíso, y en la parte del recinto cubierta por lonas incluso algún que otro rosal. Esbozo una sonrisa amarga, me hace recordar demasiado aquella rosa azul genéticamente modificada por el laboratorio botánico de Meighton, que Alack había inoportunamente metido en mi mochila celeste en un inoportuno lunes. Ahora está en mi escritorio, al lado del ordenador y se marchita, como yo. No sé por qué, pero siempre acabo harta de todo. Por suerte Elliot y Megan me apoyan sin que tenga que hablar siquiera, y Austin me ha tratado como una princesa hasta el momento. Sumida como estoy en mis pensamientos no me doy cuenta de por dónde ando, y choco contra alguien.

My favourite roseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora