Quema. El agua del mar quema mi piel que se empalideció por la muerte cercana que me acecha desde las entrañas.
Todo se distorsiona, y parece ser que todo es una pintura al óleo destruida suavemente por mis lágrimas.
Volteo hacia arriba y no miro más que un revoltijo de luces jurando atraparme.
Una noche sin luna.
Una desesperación sin cura.
Mis lágrimas, aparentemente no valen nada, y mis gritos se pierden en los rugidos de las olas.
¿Pero qué sucede cuando siento que el mismo mar se escapa de mis ojos?
Cuando el cielo es un manchón negro; la jaula que me contiene son las dolorosas mentiras que yo, ingenuamente, me creo; y el mar, que aún me quema, es el lecho de muerte que me arrullará hasta que me ahogue en mi propia desgracia.
Prometí no naufragar, pero veme aquí, a punto de ahogar, enjaulada por las mentiras de mi mísero amante que me prometió no fallar.
Ahora, muerta sobre el mar, por haber creído en condenas inmerecidas. Por haber naufragado en el Atlántico.
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El Lado Oscuro del Amanecer
Poetry¿Cómo escribir poemas de amor si soy incapaz de no sentir temor?