|CAPÍTULO 15|

2.8K 486 228
                                        


Si hay algo que una adolescente no puede hacer en una preparatoria como la mía, es esconder un secreto pues las voces se esparcen con más velocidad que una flatulencia en un ascensor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Si hay algo que una adolescente no puede hacer en una preparatoria como la mía, es esconder un secreto pues las voces se esparcen con más velocidad que una flatulencia en un ascensor.

Averiguamos con Ash que efectivamente Ethan se ha unido a los voluntarios para la decoración del gimnasio para San Valentín pero preferí esperar a ver si Fresita misma me lo decía. No lo hizo. No voy a decirle que lo sé porque a pesar de todo he decidido dejar que las cosas sigan su rumbo natural y eso incluye el si Cris confía en mí o no.

Supongo que por ahora no debo atormentarme por eso. El que Brad haya estado a mi lado en esto ha sido consolador porque los demás estudiantes, al no verme soltera y rechazada por Ethan, no se han centrado tanto en mí. Al parecer se me respeta más con un chico al lado que estando sola, o quizás es respeto a él y no a mí. Prefiero no saberlo.

En pro de seguir guardando las apariencias, Brad y yo hemos estado caminando por los pasillos tomados del brazo o de la mano junto a Ash y a veces, con Fresita. Teniendo eso en cuenta, también decidió hoy acompañarme a Kindly; usualmente hace su ayuda a la comunidad después de las cinco porque debe llegar a casa con Ethan pero dadas las circunstancias, prefirió ir temprano conmigo e ignorar a su hermano ateniéndose a un posible pero improbable regaño.

Rogando al cielo que Samantha no se encuentre hoy —pues su parlanchinería no combina mucho con mi humor de hoy, algo fastidiado en general—, llegamos al Orfanato.

No sé si es precisamente suerte, considerando que lo que hacemos es un voluntariado, pero es muy grata la noticia de que hoy los niños están en una recreación fuera del Orfanato que va por cuenta de la alcaldía de la ciudad, así que no debo fingir emoción absoluta intentando alegrarles un poco el día con mi falta de buen humor. Sin embargo, las horas cuentan, así que una de las trabajadoras sociales que se quedó en el solitario Orfanato —pues las demás y el director fueron con los niños— nos da dos opciones:

—Pueden volver otro día o ayudarme en alguna tarea diferente.

—Ya estamos acá —dice Brad, indicando que prefiere la segunda opción.

—¿Que necesita?

—Nada del otro mundo; hoy es día de lavandería y la ropa de cama ya ha llegado seca. Necesitamos doblarla, eso es todo.

—Me parece bien —dice mi amigo.

Y unos minutos después, estamos en un enorme dormitorio de unas veinte camas, ventanas altas y enrejadas y paredes rosadas pálidas y descascarilladas, doblando sábanas y fundas de almohada. Tenemos una pila enorme por doblar, pero tenemos como dos horas, así que no está mal.

—...sé que está cabreado —dice Brad, sacándome de la nada en la que estaba sumida. Creo que está hablando de Ethan—. Ahora contigo a mi lado está furioso; si hay algo que él odie, es que alguien me prefiera sobre él.

Un Cliché desComunal •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora