De una adolescente torpe, dos hermanastros de bellas sonrisas, una amiga fiel, una Fresita y 1Fan enamorado.
|SINOPSIS en el interior|
***
Esta historia fue hecha con la ayuda de los lectores por medio de votaciones para la trama y continuación. La...
Hola, bellas mazorcas ♥ Y a las feas también, ¡hola!
Gracias por la espera y la paciencia, mucho lof para ustedes. Este es un capítulo especial porque tenemos dos narradoras y espero que disfruten mucho.
Deja comentarios, me encanta responderlos ☺ o al menos deja tu estrellita, significa mucho para mí ♥
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BRENDA
Dado que mis padres rara vez comparten conmigo más de unos días seguidos, se han acostumbrado a no regañarme casi nunca. Siendo hija única no tengo a nadie que me de una supuesta imagen de autoridad... excepto Franco.
Lo conocí en el jardín de niños y hemos estado en contacto desde entonces, él estuvo un par de años en otro colegio hace un tiempo pero nunca dejamos de charlar; no mejores amigos, ni siquiera cercanos, pero nos hemos visto crecer y eso nos deja como una especie de primos y ya que él es unos meses mayor y siempre me ha desafiado con lo que hago, es quien se encarga de sermonearme con mi autorización. Aunque nadie lo sepa.
En Winston apenas y cruzamos miradas. A mí no me gusta que me vean siendo amiga de un nerd y a él no le gusta que lo relacionen conmigo pues mi reputación de maldita, según él, es indeseable.
—Es que eres bien desagradable, Brenda.
Blanqueo los ojos y me reacomodo en mi sofá mientras lo escucho. Ya lleva quince minutos haciéndome el drama por las pequeñas travesuras de la vida.
—¿A ti qué más te da?
—¡Es que no lo entiendes! ¿Cuál es tu maldita necesidad de sabotear a cualquiera que se interese en ese par? Tanto que alardeas de que los quieres, pero eres una mierda.
Me encojo de hombros, como si no me importara en absoluto lo que me diga. Ya he escuchado eso demasiadas veces. Maldita. Mierda. Manipuladora. Egoísta. Los adjetivos son infinitos y hace mucho que dejaron de afectarme.
—No seas dramático.
—¿Quieres volver con Brad? —pregunta.
Suelto una sonora carcajada.
—Claro que no.
—Eso solo nos deja que querías joderles la relación a él y a Emily.
—O la otra opción: yo quería un beso y él no se negó. Dime, ¿qué poder tengo yo para doblegar su voluntad? No lo he obligado a nada.
—Y justo con él, ¿verdad? Porque no hay más gente en el mundo, no, así que tenía que ser con alguien que ya estaba empezando una relación que te excluía. Un alguien, he de agregar, que te hizo sufrir el casi inexistente corazón que tienes en el pecho.
Mi mirada se queda en el techo ya que me he recostado en el sofá. Estoy aburrida de escuchar sus palabras y a la vez me interesa saber su punto de vista (por acertadas o erróneas que sean sus declaraciones) y por eso no le he pedido que se largue de mi casa.