|CAPÍTULO 35|

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Maratón final 3/3 Último capítulo ♥

Vuelvo al lado de las porristas con el corazón en un puño, aunque ya con el partido ganado, no hay baile que hacer

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Vuelvo al lado de las porristas con el corazón en un puño, aunque ya con el partido ganado, no hay baile que hacer. De las graderías empiezan la mayoría de asistentes a descender a encontrarse con sus hijos y con sus compañeros, entre esa multitud, vienen Ash y Fresita.

—Te vimos hablando con Brad. —Es el saludo de Ash—. ¿Se arreglaron?

—Sí... pero como amigos.

Fresita da un paso al frente y me abraza con fuerza aun sin saber cómo salieron las cosas, supongo que mis ojos rojos y voz ronca le dan una idea de cómo nos fue. No me siento completamente triste, solo tengo esa incomodidad en el pecho luego de sentir que se pierde parte importante del corazón.

—Está bien. Ya verás que con el tiempo todo vuelve a como era antes.

—Eso espero.

Fresita me suelta y mira a mi alrededor por un par de segundos.

—¿Y el fan?

Me encojo de hombros y también miro a las graderías, ahora casi vacías.

—Quizás se arrepintió. —No me es posible ocultar la desilusión en la voz—. Me dijo que yo sabría quién era al verlo, pero no lo vi, entonces... ni modo.

—Oh, bueno, Winston ha ganado y no vamos a amargarnos el día —declara Ash—. Vamos y te cambias y luego nos vamos a celebrar que ya no estás en el equipo de Cher.

—¿Cher?

—Así la llamaremos de ahora en adelante —afirma orgullosa.

—¿Pero por qué? A mi papá le gusta Cher, eso es casi una ofensa —bromeo.

—No por la cantante maravillosa, hermosa, preciosa, diosa de otro mundo —responde en el mismo tono—. Sino por Chernobyl, ya sabes, porque es bien tóxica la loca esa.

Niego con la cabeza en medio de una carcajada.

—Estuvo todo el partido inventando eso —apunta Cris riendo también.

Cada una me toma de uno de los brazos y pretendemos andar hasta adentro para luego ir a los vestidores. Caminamos un par de metros entre la procesión de jugadores y animadoras que llevan la misma meta; voy riendo con mis amigas y entonces, en un lugar alejado de la multitud, veo a 1Fan.

El corazón se me acelera y cuando cruzamos nuestras miradas, la suya luce aterrada y su rostro está pálido, parece querer echar a correr en cualquier momento. Me detengo abruptamente, obligando a los que vienen detrás a rodearnos y mis amigas me miran con extrañeza.

—¿Qué pasa?

—Es él —afirmo, sin dejar de mirarlo.

Como sutiles profesionales, ambas giran la cabeza con la brusquedad y flexibilidad de un búho y lo enfocan también.

Un Cliché desComunal •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora