008:Choque

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{Choque}








Cuauhtémoc despertaba al escuchar como la puerta de su habitación era abierta,con la vista algo nublada pudo distinguir a sus hermanos menores.

Calcomanias...—musitó a la vez que soltaba un bostezo,su cuerpo estaba caliente,sentía un pequeño dolor en el abdomen ni hablar de lo empapado que su pantalón y bóxer estaban,el efecto de los supresores se había agotado.

Los mellizos no sabían si estaba bien entrar a la habitación,ellos tal vez eran niños pero sabían muy bien que el tema de los nidos era bastante intimo,ya en una ocasión habían entrado al nido de una de sus hermanas mayores y el resultado fue muy malo,la omega entro en depresión,ninguno de los dos quería que esto se volviera a repetir además ya se habían enfadado de escuchar el desesperado llanto del mayor,sin embargo cuando este intento levantarse para ir en busca de sus supresores,cayendo al suelo en el intento,los niños supieron que lo indicado era entrar a ayudarlo.

—¡Temo!—ambos se acercaron a su hermano para intentar levantarlo.

Si había algo que Temo odiaba de ser omega,eso definitivamente era el celo pues aquello lo hacia ser débil,tan indefenso en pocas palabras una presa fácil para los alfas,totalmente aturdido volteo a todos lados en busca de aquel alfa de cabellos rizados,asustándose al instante por no encontrar ni un solo rastro de este,¿acaso lo había abandonado?¿qué no le había prometido no abandonarlo?entonces algunas lágrimas volvieron a salir de sus ojos a la vez que el sentimiento de abandono se hacía presente otra vez,se sentía como un estúpido por haber confiado en el alfa y estar llorando de esa manera por su culpa,odiaba sentirse de esa manera solamente por la ausencia de Aristóteles,sin dejar de llorar otra vez intento ponerse de pie para ir a buscar lo que necesitaba para su celo,volviendo a obtener la misma respuesta por parte de su cuerpo,cayo sobre sus rodillas soltando un jadeo de dolor.

—Alfa...—dijo entre sollozos,su omega quería a ese muchacho de cabellos rizados...no,no lo quería más bien lo necesitaba.

—Temo tranquilo no llores,esta en la escuela pronto volverá...no llores—la niña intentaba calmar a su hermano,necesitaba darle los supresores pero no sabia en donde lo había puesto su padre quien se encontraba trabajando en este preciso momento,volteo a ver a Julio quien seguía tratando de levantar al omega.

—Vamos Temo,por favor has un tantito de esfuerzo te recuerdo que no soy Superman como para cargarte—el niño ya hasta estaba sudando por el esfuerzo.

Luego de varios intentos más,los mellizos finalmente pudieron subir al omega a la cama,este se tranquilizo un poco en cuanto estuvo en su nido,aquel aroma a lima lo hacia sentir protegido y tranquilo,aún así ese sentimiento de abandonó no se iba de su pecho causando que las lágrimas no dejaran de brotar de sus oscuros ojos,¿en que demonios lo había convertido Aristóteles?en verdad deseaba que su jodido celo se fuera de una buena vez por todas solo para dejar de ser un cachorro llorón,por otra parte los mellizos ya habían puesto medio departamento patas arriba por buscar los supresores que tanto necesitaba Temo,todo el lugar olía a duraznos y eso en cierto punto era peligroso pues algún alfa podría llegar a olerlo e incluso intentar entrar solo para aparearse con el omega,cosa que ninguno de los pequeños quería que ocurriera sobretodo porque su padre no se encontraba en casa para protegerlos si algo así llegaba a pasar,en fin después de casi una hora de búsqueda,Julio encontró los benditos supresores en una caja escondidos en el closet del mayor,al niño le fue inevitable no maldecir entre dientes cuando los encontró pues a su hermano nunca se le ocurrió decirles donde los había puesto,al ver como Temo se ponía la inyección ambos niños solo desearon no ser un omega pues a su parecer el celo era una reverenda mierda; debido a lo fuertes que eran los supresores,el omega se dejo caer su lugar otra vez,el calor empezaba a bajar y su respiración parecía volver a la normalidad,se sentía un poco exhausto así que intento cerrar los ojos,si digo intento porque los abrió de golpe al notar una hoja en su mesita de noche,la tomo con la intención de saber que era lo que tenia escrito,apenas pudo leerla sus lágrimas aumentaron.

peach and limeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora