LA PERRA NEGRA.

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A lo largo de mi infancia viví siempre en un barrio muy seguro lleno de buenas personas y niños con los cuales jugar por las tardes y por las noches sentarnos en la banqueta a contar historias de terror y cosas así, una de las más comunes era la de la perra negra, se suponía que era solo un cuento para que los niños se metieran temprano a sus casas, pero… mierda como desearía que así fuera… todo empezó en esa jodida noche, desearía que nunca haber estado ahí, salía de casa de mi novia de regreso a la mía, en el camino puedo jurar que escuche a alguien caminando tras de mí, al voltear la mirada para cerciorarme que había alguien, lo único que vi era una perra de color negro, al principio no le tome importancia pues por donde vivo hay muchos perros callejeros, por lo que seguí caminando sin darle más interés, al llegar a casa y cerrar la puerta me percaté de que en la esquina bajo la lámpara se encontraba la misma perra negra, sentada viendo directo a mi casa, en un principio pensé “será solo una casualidad”, me fui a dormir esa noche un poco intrigado pero en la mente por alguna razón tenía a esa perra negra. Al día siguen te todo normal, hasta que llego la noche… justo cuando iba de regreso a casa otra vez, pero… juro que nunca vi la perra negra cuando llegue a casa, justo bajo la lámpara, no había nada puedo jurarlo, pero al darme la vuelta para cerrar la reja de mi casa ahí estaba, sentada mirando directo a mi casa, “ok esto ya es raro” pensé, solo estaba ahí sin hacer nada, simplemente mirando a mi casa, cerré con candado la reja, y me dirigí a mi cuarto, esa noche no pude dormir, podía sentir la respiración de ese maldito animal en mi oído, al día siguiente decidí no voltear a ver la lámpara, llego la noche y joder… no había nada, me sentí aliviado por un momento, pero, hubiera preferido ver a ese animal debajo  de la lámpara otra vez, esa noche al irme a la cama, escuche cadenas en la parte trasera de la casa, me asome por la ventana ya que mi casa no tiene patio pero hay un callejón que da a la calle de al lado,  todo estaba oscuro y no se miraba bien, pero si se podía ver un enorme hocico con enormes colmillos, me quede helado del miedo, no supe que hacer, lo único que se me ocurrió fue gritar “shu¡ perro¡”, como si fuera alguna clase de hechizo de protección, jaja, obviamente eso no funciono, después de esa estupidez, solo recuerdo un par de ojos enormes y rojos, cuando desperté, aún era de madrugada, mi primera reacción fue asomarme para ver si había algo afuera, me tranquilicé puesto que no había nada, “fue solo un sueño” pensé, pero por dios juro que si no fuera porque trato de no mirar afuera por la ventana diría que ahí esta esa maldita perra negra…

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