Mejores amigos (MinSung)

Prólogo

Se recostó en el pupitre mientras bufaba exageradamente, si, así era a veces Jisung, más cuando se trataba de su mejor amigo: Minho.

Minho se había ido por seis meses de intercambio con su facultad y aunque hablaba todos los días con Jisung, hace tres que no lo hacía. Y eso a Jisung lo iba desesperando cada segundo, para él esos tres días se transformaban en tres semanas si quien le dejaba de hablar era Minho.

Suspiró aún más exageradamente cuando volvía a desbloquear su celular y había cero mensajes de la persona que no le escribía hace tres eternos días.

ㅡ Y ahora qué hizo Minho? ㅡ preguntó Seungmin, entrando al salón de clases, mientras lo observaba con una expresión divertida. Jisung levantó la mirada y frunció el ceño respondiendo entre dientes: ㅡ él no tiene nada que ver en esto. No me importa para nada que no me hable hace tres días. TRES DÍAS. ㅡ enfatizó con un tono de voz que era cada vez más dramático.

Seungmin no pudo evitar dar rienda suelta a su risa, viendo como el rostro de su amigo se ponía rojo y con una expresión de furia.

ㅡ ¡Ni sé para que te cuento esto. Siempre te ríes de todo! No te soporto. ㅡ soltó lo último más despacio mientras se levantaba dispuesto a irse de allí.

- Espera un poco, drama queen. Minho me escribió ayer y..

ㅡ ¡Cómo que te escribió a ti y no a mi!

Seungmin ni siquiera pudo terminar de hablar porque se vio interrumpido por Jisung, eso mismo lo hizo reír de nuevo.
ㅡ Repito, drama queen, y no me interrumpas nuevamente. Minho me escribió y me dijo que te avisara que en ㅡ miró la hora en su celular ㅡ cinco minutos atrás, te iba a estar esperando en las tribunas de la cancha de fútbol. Te lo podría haber explicado antes si no hubieses hecho tanto show y..

Otra vez lo interrumpió un abrazo rápido de Jisung, mientras se escapaba de allí a toda velocidad.

Seungmin solo suspiró y sonrió, pensando que esos dos tontos se adoraban demasiado.

Jisung corría lo más rápido que sus piernas se lo permitían, escuchó a otros de sus amigos llamarlo, pero no se podía permitir parar. Cuando llegó a la cancha su respiración era totalmente irregular y tuvo que apoyar sus manos en las rodillas tratando de recuperar el aire. Apenas levantó la mirada pudo verlo a Minho sentado un poco más lejos que él, no se había dado cuenta que Jisung estaba allí y eso le permitió al menor observarlo por algunos segundos. Sus ojos se llenaron de lágrimas repentinas ya que era mucho el tiempo que no se veían, despejó su mente porque no quería arruinar el momento con sus tontas lágrimas.

Caminó despacio hasta estar cerca suyo: ㅡ Hey ㅡ susurró tan bajito que temió no ser escuchado. Pero Minho rápidamente se levantó y le sonrió.

Realmente extrañaba esa sonrisa, pensó Jisung mientras le devolvía la misma expresión y no aguantándose mucho más, envolvió sus brazos alrededor de la cintura de su mejor amigo, apoyando su cabeza en el pecho de él mientras inhalaba el perfume propio de Minho, aquél que tanto había extrañado.

ㅡ No te vayas nunca más. No sin mi. ㅡ volvió a susurrarle con la voz un poco quebrada por el nudo en su garganta.

ㅡ Es un trato, ardilla. ㅡ le respondió Minho, con ese apodo que solo él tenía permitido, mientras lo abrazaba con más fuerza y dejaba un beso en su cabello.

Minho no era demostrativo ni cariñoso. Nunca tuvo una relación seria, pero con Jisung era distinto. Con él podía ser todo eso porque si. Porque era Jisung, su persona favorita en todo el mundo y es lo único que importaba.

Se quedaron así por intensos minutos en donde ninguno pronunció ni una sola palabra, con ellos sobraban las palabras. Sus amigos siempre les decían que su relación sobrepasaba la amistad; cada vez que ese tema salía, ellos se ponían nerviosos y se alejaban uno del otro. No querían que su relación sea foco de todos. Ellos eran los mejores amigos y había sido así desde que tenían 10  y 12 años, y Minho se mudó a tres casas de donde vivía Jisung. Ya eran 9 años de amistad y nunca ninguno habló de que su relación avanzara a otro nivel, quizás porque no se sentían así o porque no querían asumirlo.

Pero, ahora, mientras ambos se abrazaban, no sabían todos los sucesos que se acercaban. Sucesos que quizás iban a terminar esa relación para siempre.