Capítulo 4

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"Recuperar mi luz que robaste sin pensar, como un criminal"

🍃🌹🍃

Mackenzie

Me encuentro dando vueltas en mi cama, no puedo conciliar el sueño, pues recuerdos llegan a mi cabeza y es muy difícil dejar de pensar en cosas tan traumáticas para mí.

Flashback

—Hermana ven vamos alcánzame — dice un niño al otro lado de la habitación, su voz era suave y tierna, por la forma en que miraba a esa pequeña niña, se podría decir que era todo para él.

—Pero no puedo tu eres muy rápido—afirmó la pequeña niña haciendo un leve puchero y cruzando sus pequeños brazos.

El pequeño se quedó mirándola fascinado.

—Yo te doy ventaja— sonrió mientras peinaba uno de sus mechones rebeldes que le caían por su frente.

—¡niños!

Escucharon la dulce voz de su madre, a lo que ellos se miraron entre sí y bajaron corriendo, el niño mayor llevándole cierta distancia y al ver que la pequeña no lo alcanzaba, este se detuvo para esperarla y dedicarle una sonrisa.

—¡mami! ¡mami! — Dicen los niños apenas la ven.

—Mi hermana ya muy pronto me va alcanzar —dice el niño.

—Claro pequeño, ella está creciendo muy rápido —dice su mamá mientras despeinaba su cabello, él se apartó de inmediato ya que no le gustaba que nadie lo sobara excepción de su hermana.

Fin Flashback

Esos recuerdos duelen, mi corazón se oprime y las ganas de llorar me invaden.

Un inmenso dolor de cabeza me hace ahogar un grito, comienzo a ver todo borroso y un líquido rojo comienza a salir de mi nariz, ¡rayos! No otra vez.
Rápido me dirijo al cajón donde hay un frasco con pequeñas cápsulas, cojo una y me la paso sintiendo como bajaba y dejaba un sabor amargo por mi garganta. Me dirijo al baño, cojo papel y comienzo a ponerlo en mi nariz, haciendo una especie de tapón.
Dios, por favor escúchame, no otra vez.

Aprieto fuertemente el mueble del lavabo, obligando a tranquilizarme.

El dije bajo mi pecho comienza a quemarme la piel, rápido lo quito y observo mi piel enrojecida bajo este.

¿Qué demonios?

—Oye mugre, despiértate hacerme el desayuno—dice Dylan al otro lado de la puerta

—Ya voy— rápido me apresuro a limpiar los rastros de sangre, dejo la cadena sobre mi cama, y me dirijo nuevamente al baño, me quito los tapones de la nariz y me enjuago con agua.

—¡Date prisa! — volvió a gritar desde el otro lado.

—solo un minuto— respondo nerviosa.

Me quito la ropa y aún con mi nariz a medio sangrar me meto a la ducha. Luego de bañarme y ver que mi nariz no sangrara más, me visto, me maquillo un poco y salgo del cuarto.

Bajo las escaleras y veo a Dylan sentado en el comedor muy concentrado en su celular, él me está dando la espalda.

Me dirijo a la cocina y comienzo hacer un desayuno rápido, consiste en pancakes con fruta, jugo de naranja y unas galletas con Nutella. Sirvo para ambos y rápido los llevo al comedor.

Me siento al lado de él y comienzo a comer, él parece feliz, deleitándose con el sabor el pancake.

Y me arrepentí por la pregunta que hice.

—Te gusta el desayuno? — ¿en serio? Mejor cierra tu boca Mack.

—Esta normal— mis ojos se clavan en él levantando una ceja— se nota que nos sabes cocinar ni un poco, pero tengo que aguantar hasta que me gradúe para poder largarme de aquí— Dice asqueado.

—¿Me vas a dejar aquí sola? — le pregunto.

Inmediatamente la tristeza llega a mí.

—No molestia, tú te vas yo me quedo en la casa—Me responde, ¿acaso no dijo que él se iba?

¿Quién lo entiende?

—Pero no tengo a donde ir y a demás yo no he acabado los estudios— solté el tenedor, ya no tenía ganas de comer.

—Mira ese no es mi problema, y tú estás trabajando, con eso te puedes mantener, así que el otro año no te quiero ver aquí, ¿Me oíste? —vuelve a decir.

—P-pero —tartamudeo al hablar.

Llorar, eso es lo que quiero hacer en este momento.

—Voy a entrar a la universidad y no quiero molestias por aquí rondando la casa cuando quiera hacer una fiesta con mis amigos, por esa razón te vas, yo ya te he tenido en esta casa mucho tiempo es momento de que te vayas para nunca volver— esto último se repetía en mi mente una y otra vez.

¿Cuándo iba a parar todo esto? Quería que sonriera y me dijera que se trataba de una broma, que en realidad me quería, pero no.

Ya no más.

Ya no soy su pequeña.

—No te imaginas como te odio, ¿sabes? Deseo que tú hubieras muerto esa noche en vez de mi madre, ¿por qué no pudiste morir tú? — escupió esto último, no soportaba sus palabras, un nudo en mi garganta que no me dejaba tragar.

Salí corriendo a mi cuarto, cuando llegué me eché a llorar.

¡Basta! No seas patética, decía la voz en mi cabeza. Me obligué a levantarme, tomé la cadena, me la coloqué, agarré mi bolso y celular, salí lo más rápido posible.

Mis lágrimas me traicionaron en el camino al colegio, por más esperanzas que tuviera él nunca me iba a perdonar y yo ya me tenía que acostumbrar a su maldito rechazo, porque eso es lo único que me queda de él.

Al llegar el pasillo del colegio me doy cuenta de que está vacío, aún es muy temprano por lo tanto me siento un poco mejor de que no haya nadie para destrozarme más de lo que estoy.

Pero pronto escuche voces a lo lejos del pasillo.

—Oh miren, la rara— Escucho la voz de un chico, esta suelta una sonora carcajada.

Me trago todo lo que siento porque sé que, aunque me defienda igual me van a molestar y será peor.

—¿No te vas a defender rata? — esa voz aguda e irritante hace acto de presencia, respiro obligándome a tranquilizar.

Justo mi persona favorita.

—Si lo hago o no, no es tu problema, ve y métete en tus asuntos— digo amargamente.

—Como te atreves a hablarme así perra.

—Aquí la única perra eres tú— escupo sin ningún temor.

Con la frente en alto, mi mandíbula tensa y puños muy cerrados paso por el lado de ella, haciendo oídos sordos a sus comentarios.

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Esperamos que les guste el capítulo, no olviden votar ❤

Nos leemos pronto ❤

Mientras No Estabas TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora