Es lo que querías ¿no? querías destruirme, pues, te felicito; porque lo has logrado.
Gracias a ti me he convertido en la "nada" que soy ahora.
Rompiste mi alma, dañaste mi ser y mi espíritu. Me humillaste y lo disfrutaste; gozabas de mi dolor...
...
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Dylan
Después de escuchar la puerta cerrarse de un portazo, suspiro cansado, paso una de mis manos por mis ojos.
¿Hasta cuándo la tendré que aguantar?
Tomo el tenedor dándole vueltas a la fruta que yace sobre la mitad del pancake.
¿Estuvo bien lo que dije? Oh, pero claro que estuvo bien, ella se lo merece.
Al fin y al cabo, es la causante de todas mis desgracias, ¿no?
Oh tal vez debería cambiar mi actit... ¿Pero qué demonios estás pensando? Claro que no cambiarás con ella, eso jamás, ella merece ser tratada así.
Me golpeo internamente por lo estúpido que me veo discutiendo conmigo mismo.
Me levanto rápido al ver la hora en mi teléfono, tomo mi bolso y sudadera de mezclilla, busco las llaves de mi auto y salgo.
Al llegar al colegio, estaciono el auto. Al bajarme veo que Alan y Adam se acercan con una sonrisa picarona.
—Hey— digo devolviendo la sonrisa.
—¿Cómo te fue con la pelirroja anoche? — pregunto Adam levantando una ceja.
—Debo decir que Cheryl está muy buena— afirmó Alan.
Suelto una carcajada.
—Vamos chicos! Me fue excelente, es demasiado buena en la cama— y era verdad Cheryl tenía sus encantos, pero lo que me llama la atención en ella es el sexo salvaje.
—¿no la piensas compartir? —preguntó Alan, yo alcé una ceja—vamos! Todo el mundo sabe que Cheryl es una zorra—tampoco se equivocaba en lo que decía, Cheryl era la popular y más conocida entre los hombres por acostarse con medio colegio.
—Te la puedes coger cuando quieras hermano, pero eso sí, usa condón, no vas a querer contraer sida—dije mientras comenzaba a caminar con aires de grandeza hacia el instituto.
—¿crees que tenga sida? —esta vez preguntó su hermano.
—¿por qué no la tendría?, le encanta el sexo sin condón — los gemelos se miraron entre sí — en fin, la conclusión es, que si se meten con ella usen preservativo—finalicé.
—Bueno, mejor dejemos de hablar sobre tu juguetito sexual —dice Adam.
Alan me miró y suelto una carcajada por el comentario de su hermano, estos chicos me alegran los días.
Seguimos caminando por el amplio pasillo que está rodeado de personas, cada una de ellas se quedan mirándonos, los hombres con envidia y las mujeres con deseo.
