Capítulo 6

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"Él se va, dejando las cicatrices abiertas"

🍃🌹🍃



Mackenzie

Me encuentro en clase de matemáticas, como ya lo había dicho tengo un compañero de puesto y no es para nada agradable estar con él.

—Oye rara, préstame tu lápiz—giro los ojos al escuchar su irritante voz— es obvio que yo lo necesito más que tú —dice mí no-tan-querido-compañero, mi paciencia está al límite.

—Claro que no, lo tengo ocupado— afirmó en un tono amargo.

¿Que se cree este idiota?

—Que me lo des—dice de nuevo el chico, pero esta vez intentando agarrar mi lápiz.

Oh, vete al infierno.

Los dos forcejamos por el lápiz, definitivamente ninguno de los dos iba a ceder, estábamos haciendo mucho ruido lo que cautivó la atención de todos en el salón.

Oh no.

—Señor London y señorita Watson, me pueden explicar que hacen— la voz de la maestra llamó nuestra atención, ella se veía molesta e irritada.

—L-lo siento— respondo nerviosa—es que él quería quitarme mi lápiz.

—Eso es mentira maestra—giro mi cuello de una manera tan rápida que lo siento doler, abro mis ojos y frunzo el ceño—ella me lo quitó a mí —Dice el chico cuyo segundo nombre es mentira.

¡Oh ahora si te mataré pedazo de estiércol!

—Haber no me voy a poner a discutir, así que los dos quedan castigados—ambos suspiramos frustrados—vayan al salón de detención ¡ahora! —Termina diciendo mientras señalaba la puerta.

Oh por Dios.

¡Carajo! ¿ahora qué voy hacer?
No podré llegar a casa a tiempo para preparar la cena, ¡rayos! Ahora si definitivamente estoy muerta.

London y yo nos levantamos en silencio, arrastramos nuestros pies hacia la puerta, él no dice nada y yo tampoco, el problema es que ese aborto de morsa empezó y por su culpa Dylan me va a ahorcar.

Después de caminar unos minutos en completo silencio llegamos al salón. Me quedo helada, el órgano palpitante amenaza con salir de mi pecho, mis manos sudan y empiezan a temblar por el asombro. Mi hermano está aquí a unos pocos metros de mí, no sé qué hacer, si entrar o quedarme afuera.

Oh, pero claro que tienes que entrar, ¡no seas cobarde!

—¿qué hacen ahí parados?, entren—nos dice el profesor encargado del castigo.

Mis pies parecían clavados al piso, un poco dudosa muevo mi cuerpo del umbral, London me sigue. Apenas entro Dylan gira su torso y me mira con el ceño fruncido. ¡Demonios! mi corazón da un salto cuando su mirada conecta con la mía, me observa de una manera tan diferente a la de siempre, esta vez su mirada refleja angustia, ganas de preguntarle la razón llegaron a mí, pero no lo hago, no puedo hacerlo, él jamás permitiría que me acercara por mi cuenta.

Solo hay dos puestos disponibles, uno al lado de Dylan y otro detrás de este, me encamino para sentarme atrás, pero London se me adelanta y se sienta en el puesto al que me dirigía.

Giro los ojos muy frustrada y de mala gana me siento al lado de Dylan, coloco mi mochila al pie de mi talón, London que está atrás de mi hermano entabla conversación con él, yo solo me limito a guardar silencio y sacar un cuaderno decorado por mí y un lápiz de carboncillo, comienzo hacer unos trazos suaves en la hoja blanca, dándole una forma ovalada, borrando y puliendo, haciendo más trazos hasta dar la forma de un rostro.

Mientras No Estabas TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora