𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝙾𝚌𝚑𝚘

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Voy a ser yo la que le pida explicaciones.
Mira cuántas veces te ha decepcionado.
¿Cuándo va a aprender a ser un hombre de verdad?
Cómo ser el que te diga que eres preciosa.
Una palabra más, él nunca dijo nada,
lo único que digo es que tienes que irte (que dejarle).

Olvídate de ese chico, olvídate de ese chico,
sé que un chico malo no es lo suficientemente bueno para ti.
Estás conteniendo lágrimas en tus ojos.
El chico malo quiere pelear, pero nunca le veo pelear por ti.
Nunca se dará cuenta de lo que tiene,
hasta que lo haya perdido y te pierda para siempre.
Chica, estarás bien, olvídate de ese chico.

Chica, ¿no sabes que eres tú quien marca el ritmo?
Haré que dejes de hacer eso, defiéndete.
Él no se saldrá con la suya.

(...)

Tú encontrarás tu hombre de verdad, y te irás.

Mira lo que vales, chica,
mira lo que tienes.
Él sabe que juegas en otra liga (estás fuera de su alcance),
le guste o no. Yo sé lo que vales, chica,
sabes lo que tienes.
Sabemos que tú juegas en otra liga,
le guste o no.

—Little Mix.

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—¡Hyung! ¡Lo estas defendiendo! Por dios. Si tú lo odiabas. ¿Qué sucedió? —El mayor soltó un gruñido, frustrado por como daban vuelta a los hechos. —No, Kim, yo no odio a tu novio. Simplemente detesto la relación enfermiza que llevan. —Soltó, con su característica voz fría. A veces, solo en pocas ocasiones, el menor lograba irritarlo en sobre manera. Y definitivamente, este era uno de esos días. Estaba cansado mental y emocionalmente.

—No, Kyungsoo Hyung. Nuestra relación siempre fué buena. Sehunnie y yo, crecimos juntos, eramos compañeros en las mas extraordinarias travesuras. Nos encantaba molestar a Suho Hyung, nuestra niñera. —Relató el menor, ilusión en su mirada, clavándose profundo en el corazón del mayor. Siempre era adorable, pero cuando la nostalgia y tristeza aparecían, aumentaban lo bonito en su sencillo rostro. Masoquista que era tal vez.

—Pero todo a cambiado últimamente. Yo lo sé. Antes, sí discutíamos, ambos nos buscábamos, sin pedir disculpas, porque nunca importaba eso. Ahora; él solo me ignora, y parece ser que cuando discutimos, es la unica vez que él me presta atención. —Su ánimo cayendo rápidamente, Kyungsoo no podía seguir haciéndole de psicólogo. ¡Por dios, él tiene una vida! Ya estaba cansado. En verdad que sí. Verlo pero no tenerlo. Parecía que su tripulación lo había abandonado y se estancó a medio camino en la conquista del tesoro.

—Todo empezó desde que conoció a mi amigo Baekhyun. Uh, él se ha robado toda su atención. Y tiene sentido, él es mucho más bonito que yo. Siempre bien vestido, maquillado, muy distinto a lo que soy yo. —Susurró, está siendo la primera vez que JongIn lucía afectado por su imagen. La inseguridad del chico no debía dolerle tanto a él. Eso lo descolocó completamente. ¿Qué mierda había hecho SeHun en su última pelea, para afectarlo así?

—Ven, sígueme. —Voz gélida, estremeciendo enteramente al joven frente a él. Paciencia agotada. Lo ponía al límite el idiota ese. —¿A dónde iremos, hyung? —Un cállate siendo suficiente para que no volviera a preguntar como el buen chico obediente que es.

—Hey, Hee! Uhm, JongIn necesita, ¿Un cambio de imagen? Creo que tú sabrás que hacer. —Exclamó entrando al lugar, dejando atónito al menor, y furioso al dueño del lugar. —¡SatanSoo tenías que ser! ¡Sabes que tienes que hacer una cita! No puedes venir a exigir mi servicio. —Exclamó el hombre, un poco más mayor que ambos, pero sin duda, bastante atractivo. JongIn lo recordaba, aunque nunca habló con él, su Hyung lo hizo. Y vagamente recordaba, que ambos salieron. Después no supo que sucedió. Sus tripas se revolvieron con incomodidad al pensarlo.

—¡Lo sentimos! No volveremos a molestarlo. —Reverenció JongIn. Do solo lo veía, como si estuviera demente, el adulto mayor, solo sonrió ante el adorable gesto. —Eres un encanto, chico. Vamos, debes ser JongIn, tengo una idea de lo que te podría hacer. —Jaloneó al menor, sentandolo. Era un milagro, puesto que ese día su cita había sido cancelada y moría de aburrimiento. Mientras pudiera ayudar a Do con el chico, que le robaba el aliento y todo, se lo cobraría mucho más tarde.

—Pero... No tengo dinero para pagar esto. Uh, yo... —Un chasquido lo interrumpió. -Solo hazlo, Heenim. No debería ser un problema, ¿Cierto? —El mayor negó, sonriendo. Comenzando el tratamiento. —¿Qué te gustaría que le hiciera a tu novio JongInnie, Soosie? —Preguntó con malicia, sacando de su ensoñación al menor, Do apartando su vista del celular al escucharlo hablar.
Observó atentó lo avergonzado que lucía JongIn ante lo dicho, sonriendo de medio lado, respondió: —Muestrame lo mejor que tengas, Hee —.

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Había sido una locura, nunca en su vida había pensado que haría algo así. Su decoloración, el corte, y una mascarilla habían hecho suficiente por él. Aunque Kim estaba muy avergonzado de que su Hyung pagara todo eso. Nunca tendría forma de agradecerle todo lo que hacía por él. Siempre paciente, lo más que podía. Y JongIn no lo valoraba lo suficiente.

—Solo muéstrale a Sehun, Nini. Sí el no puede ver lo hermoso que eres, por dentro y por fuera, llámame. —Susurró, a centímetros de su rostro, retirándose después de dejarlo frente a su casa. Un sonrojado JongIn entrando a su hogar, enfrentando su dura realidad.

—¿Dónde carajos estabas, Kim JongIn? ¿Por qué no me contestabas? ¿Qué mierdas te has hecho en el cabello? Se ve horrible. —Y más preguntas y comentarios lo bombardearon. Pero todo, tenía que soportarlo. Había agobiado suficiente ya, a su Hyung. Aún no era momento de llorar. Él podía, ¿Cierto? No importaba que su corazon estuviera cada vez más maltratado. Sehun aún le quería. Sí, de lo contrario, no estarían viviendo juntos. Él aún no le había golpeado, o engañado. Solo era una fase de toda relación.

Sí, convencete de eso, Kim JongIn. Se repitió.

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❝In love with the wrong boy❞ ━━SooKai .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora