Capítulo 3: El Esbirro

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—Erik... ¡Erik!


—Amor, por favor no te vayas... ¡Te necesito...!


—Los quiero mucho a los tres... Son mi mayor tesoro...


—Papi ¿mami en dónde está?

—Erik... solo no dejes que nada te borre esa sonrisa de tu cara. Aunque no haya propósito para sonreír... —se desvanece.

—¡Erik...! ¡ERIK!


—¡ESTAN ATACANDO EL REINO!


—¡LIA! ¡Cuidado...!


—Todos... poseerán máscaras... Ocultarán sus rostros desde ahora —se desvanece.

—¡¡ERIK!! ¡¡ERIK!! ¡¡Escúchame...!!


—¡¿Qué fue eso?!


—Nos veremos luego hijo...


—Papá no vuelve hermano ¿Nos dejó? —se desvanece.


—¡¡¡ERIK!!!


—Siento algo en mi máscara hermano. ¡Me duele!


—¿Hermano...?


—¡¡¡AAAAAAAAAAAHHHH!!!


—¡¡¡AAAAAAAAAAAHHHH!!! Hah... Huff... Hah... Huff... —grita Erik, despertándose en su cuarto y agitado— ¡Ahhh...! Parece que tuve esas pesadillas, de nuevo... Mi corazón sigue muy acelerado.


— ¡EEEEERIIIIIK! ¡ERIIIIIK!


— ¿Hmmm? ¿Lia...? ¿Qué hace gritando tan temprano? —Erik se levanta de su cama y va y abre la puerta, un poco adormecido — ¡Ooaahhhh! ¿Qué haces gritando tan temprano Li...? ¡¿Aaahhh?! ¡¿QUÉ TE PASÓ LIA...?! ¡¿POR QUÉ ESTÁS LLORANDO?!


—Eeee... Sniff... Riiik... ¡PERDONAME-E-E! Sniff... ¡SOY UNA TONTA! ¡Uuaaaahhh! —grita Lia, llorando y colgándose de los hombros de Erik— ¡TE FALLE, ERIIIK...! ¡SIEMPRE TE TRAIGO PROBLEMAS!


—¡¿Haaa?! Pero... ¿de qué hablas Lia? ¿En qué me fallaste...? No entiendo muy bien... Además, tranquilízate un poco y suénate los moc... Ya que, ya me los untaste todos en mi camisa.


—¡Lo siento!... Sniff... No pude cuidar bien de Abi ayer. Todo lo que le pasó... ¡FUÉ MI CULPA! ¡LO SIENTO MUCHO ERIIIK! ¡Uuaaahhh! —llora otra vez, sobre el pecho de Erik.


—Ya, ya Lia, tranquila no pasó nada. Además, ni tú y ni Haybes tiene la culpa. Abi me contó lo que pasó, ella se les escapó. Ustedes solo se despistaron por un momento. Igualmente, ¡Jejeje! Abi es muy inquieta cuando no estoy —dice él, tranquilizándola con un abrazo y acariciándole la cabeza—... Haybes también vino y se disculpó, fue muy sencilla su disculpa y se fue al instante; tal vez tenia vergüenza. Pero se disculpó ¡Jejejeje...! Tranquila Lia, no pasa nada.


—Si... ¡SI PASA! ¡LA CULPA NO ME DEJO NI DORMIR EN LA NOCHE...! Así que, para compensar mi falla... Sniff... ¡PÍDEME LO QUE QUIERAS, ERIK!


—Tranquila, no es necesario.


—¡SI! ¡SI ES NECESARIO! Por qué si no, la culpa no me dejara. Así que ¡Pídeme lo que quieras...! Hasta... Si lo deseas... Puedes convertirme en una adulta, Erik... —menciona ella, un poco avergonzada.


— . . . . ¿Que?


—¡Si Erik! si lo deseas ¡PUEDES TOMARME!


—¿Que? ¿No entiendo a qué te refieres, Lia?

Vol. 1 Mask: Nada es lo que parece.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora