Capítulo 2: Lágrimas escondidas

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—¿¡Hermano...!? ¿¡Ya te despertaste!?


Dice una niña con una venda que le cubría los ojos de su máscara, sentada a la orilla de su cama.


—¡Ya amaneció, hermano! ¡Levántate! —suspiro— Parece que se quedó dormido otra vez. ¡Cuántas veces le diré qué se acueste temprano! —dice algo irritada.


La niña se levanta y con las manos al frente de sí, intenta sostenerse de una pared y sale de su cuarto.


Al llegar a la puerta de otro cuarto, ella la abre totalmente de un golpe. En su interior, hay un joven que lleva una máscara durmiendo boca arriba sobre una cama muy desorganizada.

—HER, MA, NI, TO ¡¡¡LEVÁNTATE!!! —grita la niña, lanzando un plato. Pero...


—¡¡¡AAAAAHHHHHH!!! —grito de dolor que solo los hombres conocen— ¡Mi Entrepierna! —grita el chico agarrándosela y retorciéndose del dolor— ¡AAAHHH-UUUHH-AAHHH!


—¡Ay! ¿Hermano te pegue en tu pe...


—¡SÍ! —grita, interrumpiéndola.


—¡Ay! Disculpa, no vi a donde iba a caer el plato. Pero en mi defensa, quería pegarte en tu cabezota.


—Eso no ayuda, Abi —menciona, adolorido—... Y le estás hablando a una silla.


—¡Aaaa! Entonces ¿en dónde estás? —dice nerviosa.


—¡Ahhh...! Tranquila, ya voy —el chico se levanta de la cama.


—Gracias, hermanito. ¡Te quedaste dormido hoy! ¿no? Y ¡no fuiste cuando te llamé! ¿Te quieres quedar sin desayuno o qué? —dice regañándolo.


Calmado y adormecido acaricia la cabeza de la pequeña.


—Disculpa Abi. Me acosté muy tarde ayer ¡Oooaahhhh! Estaba escribiendo algo.


El chico agarra la mano de la niña y camina con ella hacia la cocina.


—Escribías los relatos que tanto le preguntabas a los mayores sobre lo que pasó hace 3 años ¿No? —pregunta la pequeña.


—¿Eh? ¿Cómo lo sabes?


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¡Ahhh! Bueno, empecemos las descripciones. Ese chico soy yo, Mi nombre es Erik, y la niña lanzadora de platos y castradora es mi hermana, Abi. Vivimos en el gran reino de Calidor, en una casa en la cual vivimos ella y yo solos, pues... Nuestros padres ya no están con nosotros. En el caso de mi madre, ella murió por una enfermedad cuando yo tenía 9 años y Abi 3. En verdad, nos dio muy duro su perdida.

Mi padre trataba de calmarnos con la esperanza de que pronto la volveríamos a ver. No se muy bien como eso iba a suceder, pero él decía que mientras, valoráramos esos recuerdos que tuvimos con ella y que los borráramos de nuestra mente, para guardarlos en nuestro corazón para que ella viviera allí y siempre estuviera con nosotros. Él nos crío desde ese momento a mi y a mi hermana. Fue un gran padre a mis ojos, era muy atento y comprensible, y es mi ejemplo a seguir.

En los tiempos cuando mamá estaba viva, él trabajaba en el castillo de Calidor, pero, nunca supe en qué cosa era, sin embargo, la mayoría del tiempo andaba muy ocupado. Aun así, en sus tiempos libres le encantaba salir al campo con mamá y conmigo cuando era niño a, simplemente, pasar un rato con nosotros. Disfrutaba demasiado estar con él y él conmigo. Era un hombre que se sacrificaba por los demás, siempre estuvo dispuesto a ayudar a quien fuera, y eso es algo que me esfuerzo por igualar de él. También, fue el hombre más feliz cuando nació mi hermana, esa sonrisa no se le borraba por nada. Tanto así, que la recuerdo claramente hasta los días de hoy. Aún que, a veces yo sintiera que quería más a Abi, él nunca me dejo atrás.

Vol. 1 Mask: Nada es lo que parece.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora