Capítulo 6: Sunrael

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—Yo soy el monarca de las tierras de Calidor, el rey Aya Lacrisus —dice el hombre haciendo una reverencia hacia Erik y bajando su cabeza— ... O mejor conocido... —mira a Erik— como el Centinela de la máscara doble ¡jejejeje...!


Erik lo observa sorprendido y aterrado. Ya tan rápido el primer Centinela se cruza en su camino. Erik empieza a temblar, pues, su cuerpo no esta en optimas condiciones para pelear. El Centinela se va acercando poco a poco a Erik, con su mano izquierda soltando un humo. Parecía alguien muy atemorizante desde la postura en que estaba Erik.


—¡Ten! cómete esto —menciona Aya, extendiéndole en su mano izquierda un pequeño rollito de color morado con un olor un poco extraño.


—¿Heeee...? Sniff... Sniff... —Erik se acerca y huele esa cosa— ¡Buuaggg! ¡Pero... ¡qué demonios es eso! ¡Huele asqueroso!


—¡¡¡QUÉ MAL EDUCADO ERES, CONTRINCANTE!!! ¡Es de mala educación oler la comida y preguntar qué es! —grita Aya, ofendido y enojado.


—¡¡¡PUES, CLARO!!! ¡Esa cosa podría ser veneno o algo peor! —le grita Erik a Aya igual de enojado.


—¡Cómo te atreves! ¿Tanta desconfianza tienes en mi? —menciona Aya, haciendo una pose dramática de desilusión.


—¡Cómo voy a tener confianza en ti! ¡Si eres un psicópata, con problemas en la cabeza, que se ríe toda la noche de las personas que sufren, el causante de inseguridad en las vidas de los demás en el reino, dueño del castillo de Calidor el cual lo convirtió en un lugar lleno de monstruos y también eres el creador de unos retos de vida o muerte ¡Que ni se los toma enserio! Además, ¡Eres todo negro! ¡ni pareces humano!


—Contrincante... Te doy la razón en todo, pero eso último fue muy racista —expresa Aya muy serio.


—¡¿Queee?! No, no, a eso no me refería —insinúa, demasiado apenado—. Solo decía que...


—¡Pfffff...! —Aya no aguantó más la risa— ¡Jajajajajajajaja-Aaajajajajaja!


—¿Aaaa? ¡¿Qué es tan gracioso?!


—¡Jajajaja! Tranquilo contrincante. S-Solo te molestaba ¡Jajajajajaja! Y no temas, esto no te hará daño, al contrario, té ayudará sanándote y dándote tus energías otra vez. ¡Uuufff! jajaja —menciona casi llorando de la risa.


—¿Hmmm? No entiendo la razón de ¿por qué me darías eso?


—Jajajaja mi contrincante. Porque, qué gracia habría si pasaste la primera prueba, pero sales medio muerto, no podrías ni pararte en la segunda. Así que una regla, que cree hace unos meses, consiste en que: si un contrincante pasa una prueba y este resulta muy moribundo, tiene derecho a comer uno de mis rollitos, los cuales tiene disponibles un máximo de dos. Estos rollitos tienen el poder de sanar y renovar las energías de la persona que consuma solo un de estos. Y ya con energías y salud renovadas puede proceder a seguir sacándome risas en las siguientes pruebas... ¿No crees que es una gran idea, contrincante?

—Tu, solo alargas las vidas de tus rivales para que tu diversión dure mas, usando esas cosas —expresa con odio, Erik.

—¡Jummmm! Pensándolo, creo que si, tienes razón, contrincante. Eres muy inteligente —responde Aya, dándole unos pequeños golpes en la cabeza a Erik felicitándolo, como un amo felicita a su perro—.

Erik siente rabia por darle la razón tan rápido y sin dudarlo dos veces y porque lo hace sentir como un perro.

Entonces... creo que necesitas uno de mis rollitos ahora. ¿Lo tomaras o lo dejas para después?

Vol. 1 Mask: Nada es lo que parece.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora