El problema es que confundimos la idea del amor con el apego… imaginamos que si en la relación nos aferramos al otro le demostramos que lo amamos, pero en realidad eso es solo apego y causa dolor por que mientras más nos ferramos más miedo tenemos a perder y luego si perdemos por supuesto que vamos a sufrir. El apego dice; ¨Te amo, quiero que me hagas feliz ¨ Y el amor genuino dice:¨ Te amo, quiero que tú seas feliz, si eso me incluye, genial¨ si no me incluye, solo quiero tu felicidad” y esto es un sentimiento muy diferente. El apego es tomar algo con mucha fuerza, pero el amor genuino es tomar a la persona y el amor que sentimos por ella con mucha suavidad, nutriendo, permitiendo que fluyan las cosas, sin agarrar y sin forzar… Debemos entender que mientras más nos aferramos a otros más sufrimos. Es muy difícil para las personas entender esto, por qué piensan que mientras más se aferran a alguien, más demuestran que los quieren, pero no es así, entre más nos apegamos a alguien más heridos podemos terminar. Toda relación que nos haga sentir completos aferrándonos a alguien está destinada a ser complicada: las personas deberían estar juntas ya sintiéndose satisfechas consigo mismas y por lo tanto, apreciando eso en la otra persona en vez de esperar a que el otro nos de ese sentimiento de bienestar. No sentirse bien por sí solos causa muchos problemas, además de que posiblemente cuando conozcamos al 100% a la otra persona pude que nos demos cuenta que no es el príncipe azul o cenicienta que esperábamos, sino que es una persona común y corriente. Debemos enamorarnos del ser humano, de su bondad, de sus defectos, debemos amar amándonos primero a nosotros mismos, amar en libertad, sin apego, sin condiciones, amar por el simple hecho de amar… Solo entonces conoceremos la felicidad.